viernes, 12 de junio de 2015

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Por Arturo Fernàndez Ramìrez
¿GANÓ EL ABSTENCIONISMO?


De acuerdo a la página oficial del INE, la participación ciudadana a nivel nacional del pasado 7 de junio fue apenas del 47.005%, de la lista nominal compuesta por 77'913,406 ciudadanos con credencial para votar.
Lo anterior significa que más de la mitad de los ciudadanos que podían votar, simplemente no lo hicieron.
En el caso concreto de Sayula, la Lista Nominal con corte al 15 de abril de 2015 fue de 25,228 votantes, de los cuales, únicamente fueron a emitir su voto 14,106, lo que representa más del 50% de quienes teniendo credencial para votar, acudieron a las urnas.
Pudiéramos decir, entonces, que Sayula logró en porcentaje, una votación mayor a la que se emitió a nivel nacional.
Sin embargo, debe destacarse que en comparación con las elecciones de 2012, disminuyó la participación ciudadana, ya que hace tres años salieron a votar 16,318, es decir, cerca de 2 mil personas más que ahora.
Por un lado pudiera decirse que esto es normal porque hoy vivimos una elección intermedia en la que no se eligió ni a gobernador, presidente de la república ni senadores, que de alguna forma hace que aumente la participación de los ciudadanos en la emisión del sufragio.
Pero contra ese argumento o justificación, habría que tomar en cuenta dos cosas, primero, que el número de votantes en comparación con hace 3 años, aumentó, por lo que lo lógico era que si no aumentaba la afluencia de votantes, al menos se mantuviera la misma cifra. Y en segundo lugar, a comparación de hace tres años en cuanto al número de candidatos, ahora fueron 9, esto es, se incrementó de manera significativa el número de contendientes, lo que, también en una lógica, debía reflejarse en una mayor votación al haber más opciones para los ciudadanos y más candidatos tratando de convencer al electorado.
No obstante lo anterior, la realidad es que aunque Sayula rebasó el 50% de votantes, también registró un abstencionismo que debe ser tomado en cuenta por los actores políticos para ver qué es lo que está pasando con la apatía de los ciudadanos que no pudieron ser convencidos por ninguno de los 9 candidatos en contienda.
Entonces, más allá de lo infructuoso que resulta abstenerse de votar, tal y como en ediciones anteriores lo llegamos a comentar, creo que los actores políticos de nuestro sistema, deben reflexionar con seriedad este alto grado de abstencionismo.
Insisto, aunque en términos prácticos o de financiamiento público a los partidos políticos, no les afecta el abstencionismo, incluso, ni siquiera el acudir a las urnas y anular el voto, con todo y ello, el alto porcentaje de abstencionistas es un indicador que no puede ignorarse. Ojalá que pudiera hacerse un análisis profundo para que se ataquen las causas de la apatía ciudadana y que ya no gane el abstencionismo, sino la democracia y la participación ciudadana que con su voto puede y debe cambiar el rumbo de nuestra sociedad. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com

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