miércoles, 10 de junio de 2015

                                          La política desde Gayola.
                                      Por: Rodrigo Sánchez Sosa. 
Tal como las encuestas no "patito", pronosticaron, en Sayula ganó el PRD, que es un decir, porque como ya se va haciendo costumbre, ganó "el mono". Jorge Campos logró lo que en política se podría decir es un hoyo en uno, un gol de medio campo, una canasta de tres con faul y cuenta, un home run con bases llenas. Campos o en este caso su equipo, lograron hacer alianza con distintas fuerzas políticas del municipio  para enfrentar al partidote, su voto duro y todas sus mañas. No fue fácil cuando hablé con ellos, con la gente del PRD, se veían inseguros, porque nunca se sabe lo que el mago  de los fraudes, el PRI pueda sacar de entre su manga, el temor ere Usmajac. Y no podía sino estar de acuerdo. Sin embargo y para bien de la democracia, esta vez, las cosas favorecieron al PRD, gracias al "mono",  pero más a las personas que aquí  dijeron, como en otras partes del país NO al PRI. Creo que todos debemos sentirnos orgullosos en Sayula, no por el resultado sino por que hicimos que nuestra opinión fuera válida, a través del voto. Debemos decir que a nivel nacional, aunque el PRI rebasó por 10 puntos porcentuales a su  más cercano competidor en la elección de legisladores el PAN, y obtuvo triunfos inesperados, en Guerrero y Milpa alta en el DF, no fue lo que esperaban. Siguen con la mayoría de diputados federales; pero, el reto de lo que enfrentará el país en los próximos meses, es posible que termine por cambiar definitivamente las cosas en el sistema político mexicano, los votos nulos y el abstencionismo ganó la elección, la partido más grande de hecho es éste. Se calcula una participación de entre el 41 y 48% del padrón de acuerdo al INE, como se puede ver a la mayoría le sigue generando dudas el sistema político mexicano. Otros que ganaron fueron los que hicieron negocio con las elecciones.
El festín que representa para los depredadores y los oportunistas, las elecciones en México, rinde hasta sus últimas migajas. Es ya una forma de vida para muchos, la forma se volvió fondo, y ya nadie, fuera del discurso hueco de las elecciones, recuerda para qué carajos sirve votar y ser votado. Pero queda claro para muchos, desde los grandes dueños de los partido-negocios, hasta los más humildes de comparsas de avanzada, animadores, payasos, músicos, coordinadores, edecanes, mapaches y chayoteros de la prensa, que tiempos de lecciones son temporada alta para agenciarse otra entrada de dinerito y chance hasta una chamba en el gobierno por tres o seis años. Así que desde la muchachas que echan porras, suenan matracas e inflan globitos de colores dependiendo el partido, para ganarse 100 pesitos extras, hasta el diputado o presidente municipal que se llevará una buena lanota y los contactos para seguir en el negocio, están enterados que esto es puro circo y no les preocupa ni un poquito, es cuestión para unos de negocio, para otros de sobrevivir. No se puede, y esto queda muy claro, jugar al negocio con las reglas del mercado, yal mismo tiempo hacer política. La política es una vocación de servicio desinteresado, los negocios implican la habilidad de obtener el máximo de ganancia por el mínimo de inversión, y son por ello un acto de despojo, un robo legalizado. Sólo en la ignorancia y en un contexto corrupto se puede dar esta paradoja. Habrá quien pueda refutar que jamás se ha dado la política de este modo, que la misma es un proceso, no una finalidad idealizada. Sin embargo, se confundirá, pues la política implica necesariamente la búsqueda del poder, del poder social que permita implementar una visión de lo considerado como más conveniente para las mayorías desde la perspectiva de un grupo de estas mismas. En cuyo caso, el fin sigue siendo la totalidad de la sociedad; en el caso contrario, en el cual se confunde el dinero, la ganancia, con el poder político, la finalidad ya no es la sociedad, el hombre, sino la utilidad; en esta lógica se deduce que, no hacen falta sociedades, pueblos, países organizados, sino sociedades, pueblos, países ricos, a cualquier costo. Y eso tiene consecuencias graves.
  De acuerdo a la OMS, en el año 2025, el 25% de la población mundial tendrá problemas de depresión, y la mayor parte de personas afectadas estarán viviendo en los países más desarrollados ¿Qué nos dice esto? Que los hábitos de consumo han afectado de forma cualitativa la vida del hombre en el planeta, y no me refiero al entorno ecológico, que es muy obvio ya, afectan el sentido de la vida del ser humano, su ser y razón de ser. En este principio del siglo XXI el consumo irracional, se ha instaurado como elemento supremo de la existencia.  Pasamos en el siglo XX, de satisfacer necesidades primarias en la economía, regulada por la oferta y la demanda, a la satisfacción de deseos, no de necesidades, gracias a la mercadotecnia.La oferta en la economía entonces, trasciende la demanda, construye su propia demanda, generando necesidades secundarias, es decir el consumismo. Para que funcione, las necesidades primarias deben de ser desplazadaspor factores ajenos a las necesidades del hombre, como el estatus social, la moda o el vacío existencial.
Si en algún momento de la historia se pensó que la felicidad venía con la satisfacción de las necesidades primarias del hombre (casa, comida, vestido, abrigo.); ahora, habrá que satisfacer necesidades creadas por la mercadotecnia artificialmente para alcanzar la felicidad, lo cual es ya en sí un sinsentido. La satisfacción de estas necesidades creadas por el consumismo, no reditúa ninguna satisfacción existencial, la vida del hombre se siente vacía a pesar de la opulencia, y entonces se cierra el círculo vicioso, el hombre vuelve a consumir compulsivamente para llenar ese vacío que sólo se acrecienta más, dando origen a la depresión como pandemia global. Los candidatos, partidos políticos y sus ofertas, entran en esta lógica de mercadotecnia y consumo, se nos venden como productos que no necesitamos, y por ello ningún valor reditúa a nuestras vidas, ni sociedades.
 Las elecciones siguientes, nos vuelven a vender otro producto que promete no solo ser mejor que el anterior, sino remediar todos los males que nos causó el previo; cerrando el circulo vicioso del sistema y hundiendo a la sociedad en una depresión cuyo síntoma principal es la apatía. En este sin sentido del ser como tener, las personas, los ciudadanos votantes, terminamos como comparsas, sacándole el mayor "provecho" a las elecciones, el personal: vendiendo el voto, prestándonos para el acarreo, el fraude, el falso testimonio, el servilismo y hasta el delito.

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