domingo, 1 de noviembre de 2015

LA MANO DEL METATE
Por Hugo Rodríguez Vázquez

Patricia no le siguió la corriente
No había necesidad, pero el presidentito de unos cuantos, Enrique-Cido, de todos modos se dio su vueltita por Colima el sábado 24, para recoger alguna pequeña prenda dejada en la rápida fuga del huracán Patricia. Así de indigente se ve el presidentito que reza porque vengan desastres de todo género para aparecer  en foco en todos los noticieros, en actitud de magnánimo patriarca, luminoso en medio de los damnificados, prometiendo mil cosas que no cumplirá, improvisando decálogos mágicos que luego tira a la basura.
Y si no pregunten en Acapulco y Anexas si recibieron lo prometido las víctimas de los transas inmobiliarios que en complicidad con políticos de toda la partidocracia urbanizan terrenos inviables que luego se convierten en lagunas. Apenas hace dos meses que en aquellos lares se quejaron de no haber recibido nada de lo que prometió el presidentito en su oportunista recorrido por el Estado de Guerrero, tras el paso de la pareja ciclónica Ingrid y Manuel en 2013, o en Los Cabos, Baja California Sur tras el paso de Odile en 1914, donde actuó de manera idéntica.
Recuerden también en aquella ocasión  en 2014 en que una pipa de gas explotó afuera de un hospital en la ciudad de México, donde había muchos bebés recién nacidos, a luego luego hicieron acto de presencia el monarquita y su acompañante femenina de Televisa, desbordando falsa ternura hacia los bebés sobrevivientes. Dan lástima.
Ante la magnitud de la huracana Patricia, el patriarca de Los Pinos invitó al pueblo de México a orar fervorosamente para evitar el desastre, y tal vez estuvo a punto de preparar y enarbolar un decálogo más  efectivo que el de Moisés, con rezos prodigiosos e infalibles para controlar los desmanes de la madre Naturaleza, aunque en su interior él rezaba por lo contrario: por un desastre sin par, por una ocasión excepcional para demostrar que es el salvador que todos esperábamos, es de lo que pide su agüita, sin embargo, a despecho de sus expectativas, Patricia no le cumplió, por lo tanto, los menesterosos políticos del régimen, limosneros de ocasiones para remendar su desgarrada popularidad, tendrán que rezar por nuevas ocasiones para intentar llenar el ya insalvable abismo que cavaron entre ellos y el pueblo de México.
Con anticipación, se distribuyó estratégicamente a todo un ejército de funcionarios de alto nivel, inclusive secretarios de estado, como el lastimoso Ruiz Esparza, titular de Comunicaciones y Transportes. En comedidas entrevistas de los medios adictos al régimen, dichos funcionarios no desperdiciaron oportunidad para enaltecer a su jefe, recalcando que cumplían órdenes del presidente de la República, quien, desde que Patricia insinuó sus poderes, nomás no podía conciliar el suelo, así de preocupado como estaba por  la seguridad de su pueblo.
Ante la fallida ocasión, en vista del desdén de Patricia, quien nomás entró a territorio mexicano escuchó decir que cada año en este país los corruptos gobernantes extraen del erario, para sus necesitadas familias, la pequeña cantidad de 790 mil millones de pesos, es decir, el 20 por ciento del presupuesto, entre muchas otras gracias que nos conceden, no quiso saber nada, se desvió de Puerto Vallarta hacia montañas despobladas y después de algunos escarceos se desvaneció.
Ahora el monarquita sexenal, ante tamaña frustración, afirma sin rubor que el desvío hacia zonas despobladas y las otras veleidades de Patricia no son ningún misterio: todo se debe al efecto de los círculos de oración, es decir, un poder superior,  que él convocó oportunamente, y ahora insta al pueblo mexicano a rezar cada vez con más devoción, a ayunar resignadamente y sin protestas, no sólo para evitar desastres naturales, sino para transformar este país por esa vía  en un idílico edén donde la oración traerá la unidad, la concordia, el bienestar tanto anhelado, la aceptación y el reconocimiento a su magnánimo liderazgo, a su sabia guía, lo cual, por lo demás,  nos pondrá en la actitud correcta ante la próxima visita de su santidad el papa Francisco, de quien no dudamos, como persona moralmente íntegra que es, que tampoco querrá seguirle la corriente al iluminado Enrique-Cido, quien sólo, como todos en México sabemos, es el cabecilla visible de la siniestra mafia que a diario se confabula a más y mejor para seguir extrayendo impunemente esos 790 mil millones de pesos que ha denunciado la COPARMEX sin correr el mínimo riesgo de tener que rendir cuentas.
Pero aquí no terminan las preocupaciones para el rezandero Enrique-Cido. El gran desastre que le quita el sueño viene a paso lento pero seguro recorriendo cada rincón del país desde hace tiempo. Él le llama "populismo", pero nosotros le conocemos con el nombre de "MORENA". Lo ve como una negra y rasante nube que viene con poder incontrastable conquistando la voluntad de las mayorías mexicanas.
En vista de que sus secuaces Osorio Chongo y Videgaray ya perdieron la carrera para la sucesión monárquica de 2018 por sus actos de corrupción y su ineficacia, ahora el piadoso monarquita ha encumbrado al príncipe Aurelio Nuño Mayer como secretario de educación, para darle escenarios y ambientes propicios que desde hoy le faciliten el camino para sustituir al monarca actual en un ambiente de promisión para la banda el poder, ya que con ese príncipe Enrique-Cido tendrá seguras las espaldas y la posibilidad de continuar comprando casas blancas y emprendiendo otras aventuras inmobiliarias y empresariales igual de lucrativas. Lo malo para él es que en este tema las oraciones no serán tan efectivas como él asegura que lo fueron para debilitar a Patricia. Él lo sabe, por eso siente a todas horas ese pertinaz frío en su espalda.

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