domingo, 1 de noviembre de 2015

LA POLITICA DESDE GAYOLA
Por Rodrigo Sánchez Sosa

Antes de empezar esta entrega debemos de aclarar nuevamente respecto de la oficina de comunicación social de la presidencia municipal de Sayula Jalisco. En la pasada edición decíamos que, la dirección de la misma estaba a cargo del Licenciado José Isabeles Martínez, lo cual no es totalmente acertado, ya que se nos informó que tal dependencia, carece de un nombramiento oficial, y que el citado profesionista egresado del Tec de Monterrey, se encuentra a cargo de tal dirección provisionalmente, al menos hasta que su nombramiento se de en tiempo y forma, no sabiéndose  si se le ratificará en el puesto o si la misma dependencia, que carece hasta de oficina, continuará ejerciendo sus funciones o estas serán delegadas a otras dependencias como ha acontecido ya en anteriores administraciones del PRD .
     Los distintos semanarios locales, que siguiendo sus propios interese, han dado cuenta de la nota sobre Isabeles Martínez, no escatimaron en criticas, señalamientos y hasta peyorativos. En lo personal, se me hace un abuso por parte de los mencionados medios, ya que la principal "razón" que esgrimen para descalificar al actual encargado de comunicación social del ayuntamiento,  es que éste haya hecho una áspera critica al actual presidente municipal durante las campañas, cuando Jorge Campos, presidente municipal de Sayula, fuera el candidato del PRD a alcalde de esta demarcación.
    Yo no veo la contradicción en ello, sino más bien una forma burda de descalificar. Porque, mire usted, cualquier ciudadano que es requerido para ejercer un puesto público, por una autoridad democráticamente electa, no debería por principio estar restringido para ello, y conforme a la ley no está impedido por motivos como el anterior a ejercer un cargo público; pues, el que el mismo, haya estado de acuerdo o no con el entonces candidato, su partido o planilla, hoy autoridad que  le llama para trabajar a favor de su comunidad, no lo limita en sus funciones, ni se crea por ello un conflicto de intereses, si entendemos que es llamado a trabajar para el pueblo de Sayula y no para el presidente municipal en turno; es decir, el presidente municipal está éticamente obligado a hacer equipo con los mejores hombres y mujeres del municipio sin importar sus posturas políticas o partidistas, para bien de la comunidad que lo ha elegido.
     Sin embargo, esto no pasa, y habrá quien diga que se debe ser realista al respecto, que los grupos de interés que logran ganar la elección en cualquier nivel de gobierno, siempre optarán por lo contrario, siendo precisamente esta la norma. Y que entonces, se debe juzgar en tal tenor y no en idealidades fuera de la realidad. Sin embargo, el que los mexicanos veamos esto así, tiene que ver con el autoritarismo que hemos experimentado como única forma de ejercer el poder y no con una "realidad". Más bien lo nocivo, lo errado, lo anormal es esta visión bizarra de un régimen dictatorial y corrupto que nos ha gobernado tanto tiempo, y cuyas formas se reproducen en todos los niveles de la sociedad; pero que, en el caso del periodismo, se vuelven particularmente dañinas.
     Esta forma subliminal de corromper lo público que tiene el sistema, nos tiene en la actual situación como país. Porque no es nada nuevo, ni el caso particular que comentamos, ni la confrontación de las visiones tradicionales con las posturas críticas. No, el problema ya se había ventilado desde hace mucho tiempo en el municipio, al menos en lo que un servidor tiene como editorialista de los medios locales, para ser más preciso, desde que en Sayula gobernó la primera administración perredista.
      Por ese entonces tal dilema confrontó al gremio local de comunicadores, y créame, las posturas y limitantes de éste no se han movido ni superado en un ápice de aquél tiempo a la fecha, algo lamentable para todos. Sucedió pues en aquél tiempo, particularmente por el cambio de régimen en el municipio, luego de experimentar la ruptura con el PRI, que Sayula apostó por el PAN a mediados de los noventas, decidió, luego, por el contexto de desilusión con el blanquiazul, votar a finales de los noventas, por el PRD y su candidato, un ex militar de conocida familia de la localidad  con cierta simpatía popular por su labor altruista al frente de un consultorio homeópata en esos años. Samuel Rivas Peña, ganó la presidencia de Sayula en 1997 y comenzó su legendaria serie de "reelecciones" y su leyenda como un presidente municipal con una particular visión del autoritarismo a la mexicana.
     Pronto su visión vertical del ejercicio del poder dejó fuera de la jugada a la tradicional forma (priista) de repartirse el botín electoral;  el PRD municipal, la planilla que contendió en esa ocasión al lado de Rivas Peña, se topó con un determinismo férreo en el carácter del nuevo presidente municipal. En la presidencia Municipal de Sayula, el presidente era la última instancia en las decisiones de TODAS las dependencias. Las acusaciones de corrupción que muchos detractores denunciaron del alcalde, no tuvieron más que un sustento en chismes, mientras, la cara de la administración pública cambió y Sayula lo reflejó, las cosas se hacían al particular criterio de su presidente, lo cual no era necesariamente negativo, al contrario; pero, el hecho de que sólo una persona determinara el qué hacer en el municipio con toda la buena voluntad que implicara (lo que lo diferenciaba del PRI), tenia sus desventajas: esta persona era humano y se equivocaba, y se equivocó, no una ,varias veces, pero comparado con las formas priistas, esto fue un salto cuántico en la política del municipio.
     Las criticas en los semanarios locales, me incluyó, al actuar del señor Rivas, fueron severas y hasta virulentas, sin faltar las infundadas y abiertamente ofensivas. De aquí que se pusiera en la palestra de lo público, no sé si por primavera vez, la cuestión: ¿Estamos los sayulenses preparados para la democracia y sus implicaciones o nos sentimos más seguros con el paternalismo autoritario? Las "reelecciones" de Rivas, responderían en parte la pregunta, más aún si se observa que la siguiente administración la ganó el PRI en la persona de José María García heredero del clan García Barragán, familia cuyo poder incluso nacional se sustentaba en el más puro estilo autoritario y anti democrático de la vieja escuela de la política mexicana; además,  no se puede dejar de mencionar la cercanía de Rivas Peña con esta familia, y la del mismo municipio de Sayula, siendo éste uno de los cotos feudales de los García Barragán.
     El periodismo, entonces como ahora, en su mayoría, no estaba a la altura del reto, del dilema que se presentaba, y todas las polémicas del gremio no hicieron más que reproducir la querella entre el viejo estilo paternalista feudal y el "nuevo", a favor de obvios intereses particulares o de grupos cerrados. Hoy a 15 años de distancia, las cosas siguen igual. Debemos señalar que en el periodismo local han surgido pocas plumas jóvenes, con otra visión de lo público, una de ellas, en su particular punto de vista es la de José Isables Martínez; por ahí se podrá mencionar a otras personas que han incursionado en el periodismo de opinión recientemente, pero sin un perfil especifico para ello, sin generalizar, desde improvisados hasta profesionistas aficionados al periodismo. Cito lo anterior para apuntalar mi opinión de que las cosas no han cambiado en el periodismo local, dado que las opiniones más influyentes siguen siendo las mismas, así como las visiones. De allí entonces, que contradictoriamente, sea el periodismo de opinión  el que pida las viejas formas de gobernar y critique la pluralidad al interior de una administración municipal, concretamente en el caso Isabeles. Lo cierto es que, éste ayuntamiento perredista, de ninguna forma, a pesar del caso,  revoluciona la administración pública local en el sentido mencionado: NO están las mejores personas del municipio al frente de las dependencias municipales. Están, los recomendados, aquellos con los que se adquirió un compromiso durante las campañas, los que se las han arreglado para que el municipio dependa de su administración de tal o cual dependencia, y trascienden los trienios al frente de las mismas a pesar de su ineptitud, incapacidad o peor aún, su corrupto actuar al frente de esa oficina, perpetuándose en el puesto impunemente. La prensa local en su mayoría, tiende al interés particular usando a la opinión publica para tal propósito, escandalizando o moviendo al morbo, pero sin invitar a la reflexión o al análisis de lo que como comunidad nos acontece. Samos racionales: nuestros males inician y terminen en un mal ejercicio del quehacer público, incluido el periodismo, donde  improvisados, infiltrados y neófitos se sustentan como peritos. Veamos las cartas credenciales de quienes opinan en los medios, y nos sorprenderá cuan parecidas son a las que ostentan quienes son servidores públicos; así, no se puede pedir más de lo que hoy tenemos como comunidad: el potencial económico, turístico y social de Sayula es pasado por alto por esta gente, porque no ven más allá de sus narices.  Que bueno que muchos, más profesionistas, como  en el caso de Isabeles, sean invitados a trabajar en el ayuntamiento, que su capacidad y profesionalismo rescate a esta ciudad de antiguas glorias de su mediocridad; que bueno sería que más plumas de gente que pasó por la universidad y es universitaria, vinieran a refrescar un periodismo modorro, conservador y amateur  como el nuestro, cuanto bien nos haría a todos. Cuanto bien nos haría que ya nos olvidásemos  de las viejas formas priistas, de lo mediocre e improvisado; que la crítica libre, sustentada y racional, no fuera motivo de escarnio, señalamientos, estigma, intimidaciones o amenazas, que nos permitamos vivir los sayulenses la democracia y sus implicaciones, que incluyen la diversidad y el pensamiento racional, pero, sobre todo, la autocrítica honesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario