viernes, 21 de octubre de 2016

LA MANO DEL METATE
Por Hugo Rodríguez Vázquez

Las fiestas de mi barrio
Les voy a contar como eran las fiestas de mi barrio y creo en la mayoría de los barrios en Sayula en aquellos años cuando era niño, para los que ya peinamos canas y quizá para otros más jóvenes, digamos que en los años sesenta por citar un ejemplo, nos parece un bello recuerdo. Tomemos como tal mi barrio de San Lucas. Era vicario del templo el inolvidable Padre Juanito, como todos sabemos, todo un personaje que en Sayula supo hacer época. Fue el creador de la organización de los Refugianos, del Club Leónidas de futbol, entre otros logros, razón por lo cual de forma natural tenía muchos seguidores y ello se reflejaba pues en las fiestas del barrio de San Lucas. En el novenario había cosas muy diferentes, las kermeses eran inolvidables, verdaderas fiestas de barrio, las jovencitas de familias vecinas se vestían con colorido atuendo y "vendían" lo mismo claveles o cigarrillos a los varones que hasta por la pura sonrisa de la jovencita colaboraban con algún dinero. Recuerdo a las "policías" que aprehendían a una pareja y la llevaban ante el juez para un romántico casorio que desde luego costaba una cooperación. Se instalaba una terraza cantina cuyos dividendos, algunos, se destinaban también a las mejoras del templo. La cantina se nutría de visitantes que, habría qué valorar en la actualidad, sería mejor que regresara esa tradición porque hoy en día sin que lo pueda evitar Reglamentos las tienditas de los alrededores se convierten durante los festejos en auténticas cantinas clandestinas que reemplazan a la que se ponía antes a una lado del templo con la diferencia de que éstas no aportan nada para el templo y violan además la ley. Recuerdo también que por muchos años se ponía una Lotería, de esas gritadas, que obsequiaba utensilios que igualmente el Padre Juanito conseguía con antelación como aportaciones al templo. Las serenatas durante el novenario, eran desde luego muy diferentes, asistían grupos musicales desde la Banda de música local hasta otros grupos como los Chiles Rellenos y en cierta ocasión hasta la Orquesta de Zacoalco recuerdo muy vívido por cierto para quien esto escribe puesto quien fue el que la trajo fue mi padre Raymundo Rodríguez. Decía muy diferentes las serenatas las de entonces, porque comparadas a las de hoy nada qué ver, empezando por los sonidos horrendos y estridentes que ponen hoy, propio para sordos o los operadores de los mismos están sordos porque con un volumen tan elevado así parece, como ellos no oyen piensan que todos estamos igual. Por cierto utilizando equipos chafas, la estridencia no se nota cuando los equipos son de primera, y qué razón tiene para la gente ir a rezar al templo si los sonidos estridentes no los dejan, es un verdadero contrasentido. En fin, muy diferentes como se ve, los novenarios de antes a los de hoy en las fiestas de mi barrio.

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