miércoles, 27 de junio de 2018

Especial para Horizontes...
La división territorial de región donde
 se ubicaba Tzaulan y su conquista
Reportaje de Investigación de  Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula 

El presente texto es un fragmento de una investigación del Centro de estudios mexicanos y centroamericanos, francés (Centre d´études mexicaines et centraméricaines.  https://books.openedition.org/cemca/1435?lang=es ), que cita documentos de estudios históricos de la región de principios del siglo pasado (1903 -1917), las correcciones son mías:
"La parte meridional de Chimalhuacan (región indígena del Occidente de la Nueva España), que comprendía solamente los tres tactuanazgos de Autlan, Tzapotlan y Tzaulan, se extendía de norte a sur, entre el reino de Jalisco y el de Colima. Al este, estaba limitado por Michoacán y al oeste por el océano Pacífico. Esta comarca, que después de la conquista de Francisco Cortés de Buenaventura formó temporalmente parte de la "Provincia de Avalos" (realmente en ese tiempo fueron "Los Pueblos de Ávalos", la provincia se fundaría hasta 1556), estaba muy poblada, y sus indígenas, relativamente muy avanzados, recibieron bien a los primeros conquistadores; les proporcionaron los contingentes y las provisiones necesarias para sus expediciones.

El tactuanazgo de Autlan, el más septentrional, se extendía sobre lo que es el cantón de Autlan en la división política actual, hasta el norte del valle de Ame-ca. La capital de Autlan ocupaba el mismo lugar que la moderna ciudad de "Autlan de la Grana"; dicho tactuanazgo comprendía cierto número de centros importantes, tales como Cocolan (Cocula) y Ameca (historiadores contemporáneos, sitúan a Cocula y Ameca dentro del tlatonazgo o tactuanazgo de Tzaulan).
El tactuanazgo de Tzaulan (Sayula), que seguía del anterior hacia el sur, comprendía el territorio del actual cantón de Sayula. La ciudad moderna de Sayula, construida en el borde del lago del mismo nombre, tomó el lugar de la antigua capital. Entre los centros notables que este tactuanazgo ofrecía en la época de la conquista, se encontraba Acatlan, construido en el norte del lago, a escasa distancia del pueblo actual de Santa Ana Acatlan y Tzacoalco. La importancia de este último se debía a un famoso teocalli y a unas salinas que constituían la gran riqueza de la región. Esas salinas, situadas en torno a un lago y explotadas hasta hoy, habían sido desde tiempos remotos un permanente motivo de guerra entre las potencias vecinas que luchaban por poseerlas. El lago de Sayula también ofrecía salinas; pero sus aguas, menos saladas que las del lago de Tzacoalco, daban un producto menos rico. En las riberas de ambos lagos se encuentran objetos de cerámica, vasijas o recipientes de barro de cierta dimensión, poco profundos, de forma elíptica, que servían probablemente para purificar la sal.
Finalmente, estaban Tzapotlan (Zapotlan), el tactuanazgo más meridional no sólo de la comarca, sino también de toda la confederación chimalhuacana. Como los dos precedentes, respondía exactamente, por su extensión, a la división política actual. Después de la instalación del conquistador Nuño de Guzmán, la capital fue llamada momentáneamente Ciudad Guzmán, y persiste hasta nuestros días (este es un dato erróneo, hoy se sabe que Nuño de Guzmán nunca estuvo en Zapotlan, y lo de Ciudad Guzmán es por Gordiano Guzmán héroe de la independencia de México). Los principales centros de ese tactuanazgo eran Zapotitlan, Tamazolan (Tamazula) y Tochpan (Tuxpan). Este último pueblo es el único, en todo el antiguo Chimalhuacan, en haber conservado hasta hoy el uso de la lengua náhuatl. La comarca donde estaban las tres ciudades de Tzacoalco, Sayula y Tzapotlan, formaba un largo valle rodeado por una cordillera (La playa de Sayula). Las depresiones de ese valle formaban depósitos lacustres donde se vaciaban los torrentes en la estación de lluvias. A la llegada de los españoles, esta parte meridional de Chimalhuacan era tributaria del rey de Colima, que había instalado tropas y administradores en las ciudades principales para mantener sometidos a los indígenas y percibir los impuestos. La dominación de Colima se había establecido en la parte meridional de Chimalhuacan después de las guerras contra Michoacán, cuyos habitantes siempre habían querido poseer las famosas salinas de Tzacoalco. La primera vez, los estados de Chimalhuacan salieron victoriosos; pero, luego de unas disensiones internas, los estados confederados acabaron por separarse. Los tarascos de Michoacán creyeron entonces que había llegado el momento propicio para extender su influencia y convertirse en dueños de todo Chimalhuacan. Desde los primeros alistamientos, venció el ejército de Michoacán; después de su derrota, los jefes chimalhuacanos estuvieron a punto de someterse, cuando el rey de Colima llegó a socorrer a los vencidos y logró establecer de nuevo la unión entre los tactuanazgos; reunió a los jefes y formó varios cuerpos armados que dispuso para la resistencia (Historiadores recientes ponen en duda hoy esta guerra, que algunos llaman de la sal).
En el sur, las tropas se colocaron bajo la dirección de los jefes de Autlan, Tzaulan, Cocolan, Tochpan, Tzapotitlan, Cotzatlan, Tamazolan, Chapalac y Tzapotlan. Todos esos jefes, con los combatientes que habían agrupado, se reunieron en Tzacoalco para combatir bajo la protección de la divinidad local, Ixtlasateotl. El desenlace de la guerra favoreció a los confederados. Los tarascos, que habían sido rodeados en los alrededores de Tzacoalco, tuvieron que entregarse. Se atribuyó la victoria a la intervención de Ixtlasateotl, que los vencedores proclamaron protector de las salinas, edificándole un teocalli. Tanguaxan Bimbicha, rey de Michoacán, derrotado en las demás partes de Michoacán, tuvo que abandonar sus proyectos de conquista, y Chimalhuacan recobró su independencia. Pero el rey de Colima, para prevenir desórdenes peligrosos, se apoderó por la fuerza de los tres tactuanazgos, que hizo tributarios de su dominio.
Esta situación, esta usurpación, facilitaron considerablemente la conquista española al comienzo, pues los habitantes del Chimalhuacan meridional, dominados por Colima, vieron en los españoles a unos aliados contra el yugo de los opresores.
Conquista española de Chimalhuacan y su itinerario:
La conquista de Chimalhuacan no fue el fruto de una sola empresa. Interrumpida en dos ocasiones debido a las circunstancias, tuvo que ser objeto de tres expediciones para lograr el sometimiento completo y definitivo de la región.
La primera expedición fue ordenada por Hernán Cortés, a quien la existencia de Chimalhuacan había sido revelada por la embajada que Tanguaxan, rey de Michoacán, le envió después de la destrucción de México. Además de someterse al conquistador, este soberano le ofrecía los recursos necesarios para emprender la conquista de una región contra la cual él mismo luchaba a menudo. Hernán Cortés, quien soñaba con llegar hasta las riberas de los mares del sur, donde esperaba conquistar países mucho más ricos que los que acababa de someter, le confió la expedición a Juan Alvarez Chico y a Alonso de Avalos en 1522. Esos dos conquistadores, después de haberse organizado en Tzinzuntzan, capital de Michoacán, decidieron iniciar su empresa con la conquista del reino de Colima que se encontraba al sur de Chimalhuacan. Al principio, Alvarez Chico no fue muy afortunado, ya que cuando penetraba con sus tropas en el reino de Colima, fue sorprendido por los indios en una profunda barranca y fue completamente derrotado. Más aún, sólo se salvó al huir oportunamente hacia Michoacán. Alonso de Ávalos, más hábil que su compañero, penetró en los tactuanazgos de Tzapotlan y de Tzaulan, tributarios de Colima. Ahí, se alió con los indígenas, convenciéndolos de que había llegado para ayudarlos a reconquistar su independencia. Se fortaleció en ese lugar y esperó ayuda y refuerzos (recientes estudios indican que Tzaulan ya había sido conquistado por el hermano de Alonso de Ávalos, Hernando Saabedra de Ávalos en 1522.). Cuando Hernán Cortés se enteró del desastre de Álvarez Chico, envió de inmediato a Gonzalo Sandoval con una tropa escogida, para auxiliar a Alonso de Ávalos, quien no había perdido tiempo y logró formar un ejército con sus aliados. Tan pronto hubo llegado Gonzalo Sandoval, los aliados invadieron el reino de Colima. El rey de Colima fue a su encuentro, pero después de un combate encarnizado fue derrotado y se refugió en las montañas del tactuanazgo de Autlan. Así, los españoles y sus aliados seguían siendo dueños de Colima. Aprovechando la pacificación, Gonzalo Sandoval realizó una expedición a lo largo de las costas para reconocer toda la región, pero al no hallar las riquezas que esperaba, volvió a México en 1523. Después de esto, el rey de Colima reunió nuevas tropas y junto con Capaya, tactuan de Autlan, entró en su capital. Los españoles y sus aliados se retiraron de nuevo en los tactuanazgos de Tzapotlan y de Tzaulan, donde se fortificaron para esperar más ayuda. Entonces, Hernán Cortés mandó a Cristóbal de Olid que se encargaba de recaudar los subsidios, y a su propio sobrino, Francisco Cortés de Buenaventura, acompañado por los dos misioneros Juan de Padilla y Miguel de Bolonia (este dato es erróneo, pues estos misioneros llegaron a la Nueva España hasta 1525 y esto que relatan sucedía en 1523; Miguel de Bolonia estaría en Sayula hasta 1530), con la orden de empezar a fundar una colonia. Cristóbal de Olid atacó y venció a los indígenas de Colima; después de someterlos volvió a México donde Hernán Cortés le encargó una expedición a Honduras.
Francisco Cortés de Buenaventura tuvo entonces que organizar la nueva colonia, mientras que Alonso de Ávalos, acompañado por dos misioneros, visitaba a todas las poblaciones vecinas, como las de los tactuanazgos de Tzapotlan, de Tzaulan y de Chapalac. En todas partes, fue muy bien recibido por los tactuani; pero al juzgar que sus tropas y sus recursos no eran suficientes para aventurarse en el reconocimiento de nuevas regiones, volvió a Tzapotlan, donde lo llamaron de nuevo desde México." 
Por Tierras Occidentales: entre sierras y barrancas. Léon Diguet (1859-1926).

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