Por Mariana Preciado
El pasado 17 de octubre se conmemoro en su sesenta y seis aniversario el Derecho del Voto de la Mujer en México, donde nos hace reflexionar y valorar la importancia del mismo.
Ya que el derecho al voto, fue producto de una lucha intensa y de diversos movimientos sociales a través del mundo para que cada país reconociera la igualdad y la ciudadanía de las mujeres, en el caso de nuestro país, fue negado el derecho a votar hasta el 17 de octubre de 1953, donde por Reforma Constitucional en el periodo del Presidente Adolfo Ruiz Cortines, se otorgó ese tan anhelado derecho.
Hablar del derecho a votar y ser votada de la mujer, no sólo implica las diversas luchas sociales y acontecimientos importantes que lograron estipular en la Constitución Política Federal ese derecho, sino también analizar y reflexionar si como ciudadanos y ciudadanas mexicanas hemos realizado lo correcto.
El reconocimiento a ese derecho genera una condición de igualdad en la participación política, la oportunidad de elegir sobre su vida y la posibilidad de ocupar un cargo en la representación pública, ahora bien, el Estado a través de diversas reformas en materia electoral se ha encaminado a garantizar una paridad de género, tal es el caso que en el pasado periodo electoral 2018, las candidaturas debieron ser en un 50% integradas por mujeres.
Obteniendo como resultado que el Congreso Federal estuviera integrado por su mayoría de mujeres, representando un gran avance para la democracia pero sobretodo dando paso a la plena participación política de la mujer.
Sin embargo, no todo ha sido color de rosa, puesto que escenarios como el que se vivió en Septiembre del presente año en Chiapas conocido como el -Caso Manuelitas-, denotan la violencia política que continua viviendo la mujer, puesto que más de 50 cincuenta mujeres electas para Diputaciones y regidurías en ese estado renunciaron a esos cargos, otorgándose los cargos públicos a hombres debido a las diversas renuncias por las mujeres, donde pese a que argumenten las mujeres electas que su renuncia ha sido por voluntad propia, se sospecha e incluso el Instituto Electoral refiere que posiblemente fueron manipuladas esas renuncias, tratándose de una simulación de la -Paridad de Género-.
Ahora bien, al recordar el 66 aniversario sería conveniente reflexionar si como ciudadanas y ciudadanos Sayulenses estamos preparados para tener una participación política activa, puesto que de nada serviría ese largo camino de movimientos y luchas sociales, si nosotros mismos propiciamos un ambiente de exclusión y discriminación, puesto que pese a que en distintos lugares de Jalisco y del país las mujeres ya ocupan algunos puestos políticos de importancia como presidencias municipales, sindicaturas, entre otros cargos, en nuestro municipio aún no hemos visto un puesto público de esa relevancia ocupado por una mujer.
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