Semanario Horizontes

 ¿Qué son los estereotipos negativos en la vejez?

Lic. y M.C. en Gerontología Juan Ramón Almejo Vargas almejovargas5@gmail.com

En este apartado primeramente se definirá la palabra estereotipo que se va a entender como esas ideas o creencias que fija la imagen atribuida a un grupo, normalmente compartido o consensuado, se transmite y se aprende naturalmente desde que nacemos y socializamos en la familia, en el grupo de amigos, en el colegio etcétera (Casal, 2005). Entonces en el contexto de la vejez los estereotipos negativos serán esas ideas o creencias erróneas que tenemos las personas hacia esta etapa de la vida. En el ámbito de la vejez, las personas han estado rodeadas de creencias y estereotipos negativos relacionados con las pérdidas, discapacidad funcional, enfermedades y problemas cognitivos, que muchas veces no tienen que ver con la realidad y esta forma de creencias o estereotipos crean en la sociedad una imagen negativa de esta etapa de la vida (vejez). Hay que tener en cuenta que las personas mayores son muy diferentes y se envejece de manera diferente, por la manera en que influyen los aspectos personales, sociales y culturales. La imagen social negativa de la vejez afecta no solo a las actitudes de los demás hacia las personas mayores, sino también a la propia autopercepción que tienen los mayores de sí mismos.

    Algunos de los estereotipos más comunes que se escuchan en la sociedad son los siguientes: todos los mayores son iguales, tienen dependencia funcional y son frágiles, están solos y aislados, tienen problemas de memoria, son rígidos y no se adaptan a los cambios, no deben seguir trabajando, no pueden aprender cosas nuevas, no tienen relaciones sexuales, al ver esto, vemos que nosotros mismos hemos creado esa imagen negativa de la vejez. Debemos tener en cuenta que no debemos generalizar, todos somos diferentes y en la vejez es igual, todos envejecemos de diferente manera, tenemos diferentes historias de vida, pasamos por diferentes procesos en el curso de vida. En relación con la dependencia, la fragilidad, enfermedad y memoria, en la vejez se producen declives que se pueden prevenir y trabajar en ellos para no llegar a un deterioro. Es importante durante la vida tener relaciones interpersonales y redes sociales de apoyo, que son de suma importancia en la vejez, el adulto mayor al igual que un joven puede aprender cosas nuevas y adaptarse a estos cambios, porque somos seres adaptativos, en el ámbito de la sexualidad el adulto mayor sigue viviendo su sexualidad, la edad no es impedimento (Pardo, 2016).

    La aceptación de estas imágenes erróneas de la vejez puede generar la falta de inquietud y el deseo por mantener un envejecimiento activo y saludable, y favorecer la aparición de dependencia, discapacidad, depresión, reducción del sentimiento de autoeficacia, disminución del rendimiento o incluso aumentar el riesgo de mortalidad. También existen estereotipos positivos, aunque se dan en menor grado, también hay estereotipos que están asociados al envejecimiento y que se aceptan como reales e intrínsecos al mismo, la sabiduría es uno de los estereotipos más afianzados y asociados a las personas mayores. Poco a poco van eliminándose estas falsas concepciones que han perjudicado la imagen de la vejez, el  envejecimiento y de las propias personas mayores y se va consiguiendo una imagen ajustada a la realidad (Carbajo, 2009).

      Debemos eliminar los estereotipos fuertemente arraigados durante décadas que han llegado a producir recelo, miedo y desvalorización sobre esta etapa y proceso de la vida humana. Para ser capaces de eliminar estos estereotipos debemos intentar formarnos un conocimiento ajustado y real de las personas mayores de nuestra sociedad, y tener en cuenta que se trata de un grupo heterogéneo, es decir, que no todas las personas mayores poseen las mismas características. También, los estereotipos y mitos sobre la vejez podrían desaparecer si se conceptualiza el envejecer como el aprendizaje de nuevas funciones sociales y se presta mayor atención a otras cosas del envejecimiento como el valor cultural del individuo y su familia.

Parece que la imagen de las personas mayores va evolucionando con el paso de los años y tiende a ser cada vez más realista y ajustada, todavía queda un gran camino por recorrer hasta llegar a una sociedad sin diferencias por razón de la edad, es decir, a una sociedad ideal en la que las personas puedan dedicarse a cualquier actividad en cualquier momento su vida (Carbajo, 2009).