martes, 15 de febrero de 2022

 El Imperio de Maximiliano del cual Sayula

fue el Cuarto Cantón imperial en Jalisco

Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa/ Cronista de Sayula

Maximiliano tuvo tres etapas distintas en su gobierno. En la primera practicó una política conciliadora con el papa Pío IX, con la intención de firmar un concordato que le permitiera ejercer el patronato sobre la Iglesia. Napoleón III recomendó a Maximiliano que no se comprometiera con el papado. En un segundo momento aplicó una política liberal que le permitió conquistar el apoyo de los moderados, quienes tomaron parte activa en su gobierno. Dentro de su gabinete destacan Manuel Siliceo y José Fernando Ramírez. Los liberales puros permanecieron alejados. Ante el abandono de Napoleón III, quien antes de lo convenido en los Tratados de Miramar retiró las fuerzas militares que sostenían el Imperio mexicano, obligó a Maximiliano a claudicar de su política liberal y solicitar abiertamente el apoyo de la Iglesia y de los conservadores. 


Maximiliano había concebido su imperio como una monarquía constitucional. No obstante, ante la imposibilidad de realizar un congreso, con el estatuto provisional del imperio estableció una monarquía absoluta. Un amplio espectro de leyes intentó dar forma y soporte al imperio desde el punto de vista administrativo, económico y social.

Con la legislación maximiliana, México pudo afirmar con orgullo que fue el primer país del mundo que dio a luz una ley protectora del trabajo y de los jornaleros, así como un principio de código de la previsión social.  

Intentó impulsar la modernización del derecho mexicano que en muchos aspectos se encontraba sustentada en la legislación novohispana. En el Segundo Imperio, Teodosio Lares elaboró un código civil y un código de comercio. Dentro del repertorio normativo destacan las leyes de contenido social como la Ley de liberación del peonaje y la Ley sobre el fundo legal de los pueblos, que junto con la creación de la Junta Protectora de las Clases Menesterosas y las casas de beneficencia y de maternidad formaron parte de la política de liberalismo social que caracterizó el periodo.

 "En México, el nuevo trono se consolida, el país se pacifica, sus inmensos recursos se desarrollan; feliz efecto del valor de nuestros soldados, del buen sentido de la población mexicana, de la inteligencia y de la energía del soberano. Así, todas nuestras expediciones tocan a su fin.”

Napoleón III, 1865.

Las monarquías europeas dieron su reconocimiento al Segundo Imperio en México. Estados Unidos fijó una política de neutralidad, la mayoría de las potencias de su época establecieron relaciones diplomáticas con el Imperio. Ningún Estado americano, con excepción de Guatemala y Brasil, le otorgó su reconocimiento, e incluso éstos no establecieron una representación oficial. Para finales de 1864, México contaba con el mayor número de legaciones en el extranjero de su historia, firmando tratados con Prusia y Turquía, entre otros. 

 "La propuesta intervención en México por Inglaterra, Francia y España es, en mi opinión, una de las más monstruosas empresas jamás registradas en los anales de la historia internacional. Es una maquinación que lleva evidentemente la marca de Palmerston. [...] Es probable que, entre las muchas maromas que para divertir al público francés haya ideado Luis Bonaparte, obligado siempre a permanecer en la línea de fuego, figure una expedición a México. Es seguro que España, cuya cabeza nunca demasiado fuerte se ha trastornado algo por sus recientes éxitos baratos en Marruecos y Santo Domingo, sueñe con una restauración en México."

Karl Marx, 1861.

 "Si bien México no ofrece el interés histórico que representaba Egipto […] hay seguramente secretos a descubrir: una civilización extraña, que la ciencia deberá hacer revivir, las razas de las cuales se nos escapa su origen, las lenguas desconocidas, las inscripciones misteriosas y los monumentos grandiosos […] Una exploración verdaderamente científica abrirá ciertamente a esta industria un futuro inesperado."

Napoleón III

 La intervención napoleónica fue acompañada de la Comisión Científica dirigida por Michel Chevalier. Bajo el amparo del Imperio se llevaron a cabo numerosos proyectos de carácter científico en los que tuvieron participación destacados estudiosos mexicanos como Manuel Orozco y Berra, José Salazar Illarregui, Francisco Pimentel, Joaquín García Icazbalceta, Antonio García Cubas, José Fernando Ramírez, entre otros. El conjunto de sus investigaciones dio frutos en materias muy diversas entre las que destacan: lingüística, botánica, etnografía, geografía, arqueología y mineralogía. Por iniciativa de Maximiliano fue creada la Academia Imperial de Ciencias y Literatura; sin embargo, la ya existente Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística fue el órgano que concentró el mayor número de los esfuerzos científicos. Apoyarse en la investigación científica fue una estrategia del Imperio como forma de allegarse información que permitiera dictar las medidas de gobierno más adecuadas al momento y obtener recursos. Un ejemplo de lo anterior fue la ley elaborada por Orozco y Berra que dividió el territorio nacional en 50 departamentos. 

 "Si vosotros tenéis grandes artistas no es gracia, porque hay estímulo […]. Aquí, sin emulación, guiados sólo por el amor al arte, con corazón y sentimiento joven, robusto y enérgico, caminando en la senda de la escuela clásica, tengo a mi Rebull, Ramírez, Obregón, Pina, Urruchi, como pintores; a Sojo, Calvo y Noreña como escultores, e ingenieros muy capaces de llevar a cabo obras de la mayor importancia."

Maximiliano de Habsburgo

Como parte de su discurso legitimador, el Segundo Imperio llevó a cabo un amplio programa de apoyo a las artes que tenía como objetivo fundamental hacer público el esplendor de la monarquía materializada en la traza de amplias avenidas, la erección de monumentos, la construcción de bellos y magníficos edificios públicos, pretendiendo demostrar que el nuevo orden político correspondía a la historia y a las necesidades de México. Parte central del proyecto fue una institución ya existente que fue rebautizada como la Academia Imperial de San Carlos. En ella se impulsó la construcción de una historia nacional, a través de retratos y paisajes que hacían hincapié en la fundación del México prehispánico y la emancipación de España.

 La imagen de los emperadores, Maximiliano y Carlota, reproducidos por medios fotográficos o litográficos fue distribuida ampliamente. Durante el Imperio los alumnos de la Academia, recibieron importantes estímulos para su carrera futura. Los pintores Pelegrín Clavé, Santiago Rebull, los paisajistas José María Velasco y Luis Coto o el escultor Miguel Noreña fueron algunos de los beneficiados.

 "De la remota playa Te mira con tristeza La estúpida nobleza Del mocho y del traidor. En lo hondo de su pecho Ya sienten su derrota. Adiós, mamá Carlota; Adiós, mi tierno amor."

Vicente Riva Palacio, 1866

La infatigable resistencia republicana evitó la consolidación del gobierno imperial. El constante amago de las guerrillas obligó a las fuerzas intervencionistas francesas a pagar un alto costo material y humano. La imposibilidad de establecer un sistema financiero eficiente llevó al agotamiento de los recursos del Imperio. Las presiones internacionales contribuyeron de forma significativa, pero no determinante. L

 Después de más de cuatro años de combatir contra los enemigos de nuestra soberanía, las fuerzas de la República acorralan a Maximiliano de Habsburgo y sus aliados en la ciudad de Querétaro. La estrategia militar de Mariano Escobedo consistió en cercar, atacar e impedir la salida de los sitiados y hostilizar al enemigo con el propósito de desgastarlo. Tras 72 días y ante la falta de municiones, víveres, dinero y refuerzos, cayó el Imperio. El emperador, sus generales, oficiales y soldados fueron hechos prisioneros. Maximiliano y sus generales Miguel Miramón y Tomás Mejía fueron sometidos a un proceso que se desarrolló del 13 al 15 de junio en el teatro Iturbide de Querétaro, en donde se les sentenció a pena de muerte. El 19 de junio fueron fusilados en el Cerro de las Campanas.

 (Instituto Nacional de Estudios  Históricos de las Revoluciones de México)  




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