martes, 1 de noviembre de 2022

 Calaveras de Horizontes

Las dos comadres estando

comentando los sucesos,

una que sigue llorando

y otra en los puros huesos.



¿Comadre pues que te pasa?

¿es perene ese dolor?

ese llanto que te arrasa

hasta provoca pavor.


¡ay! ¡Que me duelen mis hijos!

no se me acaba el amor.

Ya los busqué en los alijos

y arrabales sin temor.


A ver si me dices tú,

que tantos siglos arrastras

en lo oscuro y en la luz,

en las clases y las castas


¿dónde pudiera encontrarlos?

es cosa que a ti te consta,

a ti te tocó cargarlos

de la vida hasta la poza.


Desde reyes a plebeyos,

desde santos a tiranos.

¿miraste alguno d´ éllos

que llevaras en tus manos?


Tus sollozos dolorosos

los siento acá en el alma,

elevo algunos responsos

para que consigas calma.


No, jamás los encontré

y muy bien que me fijaba,

porque nunca los cargué

ni miré en la atalaya.


¿Cómo son tus hijos? Dime,

y volveré a revisar

en la lista que me aprime

en el mundo terrenal.

(Moisés Zepeda)

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