martes, 1 de noviembre de 2022

                     La violencia familiar

Por Arturo Fernández Ramírez

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), publicada el 18 de octubre de 2022. De enero a septiembre de 2022, se estima que en 8.9 % de los hogares en zonas urbanas existió algún tipo de violencia en el entorno familiar. En 27.4 % de las ocasiones, las y los involucrados eran menores de edad. El 8.1 % de las personas de 18 años y más fue violentada. En mujeres, este porcentaje fue de 9.5 %; en hombres, de 6.3 %. El 5.2 % ha ofendido o humillado algún miembro de su hogar. En damas, fue el 6.6 %; en caballeros el 3.7 %. El 54.2 % reportó que la o el principal agresor fue alguna persona sin parentesco especificado, seguido del esposo, esposa o pareja sentimental, con 17.8 %. Es necesario trabajar para evitar que en el lugar que debe ser el más seguro, sea donde se padezca más. Y que quienes por naturaleza y obligación moral son los primeros obligados a brindar protección, se conviertan en los principales agresores.


     Los tipos de violencia que registró la anterior encuesta, incluyó ofensas o humillaciones, por ejemplo, insultos que le hicieron sentir menos o le hicieron sentir mal. Fueron corridos (as) de su casa o amenazado con correrlo (a). Agresiones físicas, como pellizcos, jalones del cabello, empujes, jaloneos, bofetadas, patadas, golpes con el puño o con algún objeto. Ataques con cuchillo, navaja o arma de fuego. Manoseo, toques al cuerpo, besos, acercamiento o encimarse sin su consentimiento. Abusos sexuales, desde el intento hasta haber obligado a tener relaciones por la fuerza o con amenazas.

     Aunque también hay hombres que sufren violencia familiar, los sectores más vulnerables son las mujeres y las y los menores de edad, por lo que es necesario tomar cartas en el asunto. El hogar debe ser el lugar más seguro, mientras que los integrantes de la familia, los principales protectores. Resulta incongruente y contradictorio que ahí sea donde nazca la violencia.

    Si bien ese muestreo se realiza en las principales ciudades de la República Mexicana (75 para ser exactos, aplicándose en 27,000 viviendas). Sus resultados reflejan lo que, en mayor o menor medida, sucede en el resto de las poblaciones. Debemos reconocer que, lamentablemente, en todos los lugares hay hogares en los que sus miembros sufren violencia familiar.

     Es necesario trabajar para evitar que en el lugar que debe ser el más seguro, sea donde se padezca más la violencia. Y que quienes por naturaleza y obligación moral son los primeros obligados a brindar protección, se conviertan en los principales agresores. Ojalá todas y todos pongamos nuestro granito de arena para que así sea. 

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