miércoles, 23 de agosto de 2023

 EDITORIAL: Si, si tiene proyecto la oposición:  el de usufructuar de nuevo el poder para poder robar

Facundo Cabral en una de sus tantas estrofas cantadas de la pieza "pobrecito mi patrón" decía: "sólo las cosas baratas se compran con el dinero…  más que el oro es la pobreza, lo más caro es la existencia"


Recordemos que Europa venía de la época de los monarcas y los reinados donde esas personas eran leyes y gobiernos. La revolución francesa cambió todo, las costumbres, las leyes, las formas de gobierno y los modos de la economía, es cuando da inicio el liberalismo con "el dejar hacer, dejar pasar"; debido a la libertad exigida por los revolucionarios, los ricos debían dejar a los trabajadores que hiciesen solos los trabajos sin presión ni tabulaciones, ya que éllos sabían hacer las labores. Los comerciantes de la época tomaron esto como permitir que la oferta y la demanda regule el precio de las mercancías; esa ola fue la que impulsó al comercio en el mundo del que muchos se aprovecharon.

El deseo del hombre por atesorar bienes y dinero fue estudiado por un hombre llamado Karl Marx en una basta obra, entre éstas, escribió El Capital, muy leído y estudiado por los mejores filósofos, ecónomos y pensadores de todos los tiempos desde 1867. Hace un análisis para una economía diferente para el mundo, donde demuestra de qué manera se genera la riqueza y cómo se la apropian los poderosos y los explotadores.

Para mejor expresar la idea, tomemos el pensamiento de uno de los siete sabios actuales, el doctor Enrique Dussel (mexicano por nacionalización) quien declara que los bienes naturales tienen dignidad y no precio.

¿Qué les pone precio a las cosas? El trabajo del humano invertido en la extracción y transformación. Una idea muy parca y sencilla es: la naturaleza tiene la riqueza; ejemplo: un árbol. Entonces la planta por sí sola no tiene un precio, el importe lo adquiere cuando es cortado, luego aumenta su valía cuando se hace tablas y más todavía cuando se transforma en una utilería como una silla, mesa o repisa. ¿Pero quién obtiene el usufructo de ese trabajo? Al vender el artículo se convierte en dinero u otro bien.

Vayamos ahora a la forma de cómo se apropia alguien del esfuerzo dado por el transformador del bien. Si un trabajador hace una silla en una hora y recibe un jornal de 300 pesos, pero hace 7 sillas en el turno y cada asiento deja una utilidad de 300 pesos (ya descontados los gastos, con una silla paga su jornal); quiere decir que resta un beneficio de 300 por 6 horas igual a 1800 pesos ¿quién recibe ese dinero? El dueño del taller. Pero si tiene 10 trabajadores, entonces multiplique por 10 los beneficios. El mayor beneficiado fue el patrón.

Igual pasa en cualquier nación, hay riqueza, y en nuestro país hay demasiada, pero está de forma natural en petróleo, madera, oro, plata, litio, agua, flora y fauna. Es tan basta que después de más de 500 años de explotación irracional, continúa conservando reservas. Pero ¿quién se ha quedado por tantos años con el dinero generado por la transformación de tanta riqueza?

Según dato del gobierno está concesionado el 11% del suelo mexicano para la minería que corresponde a 200 mil kilómetros cuadrados; según la CONEFOR, la deforestación sin considerar los incendios llegó entre 1976 a 2010 a 3 millones 929 mil hectáreas que es cerca de un 18% de nuestros bosques; el petróleo, para que tomemos una ligera idea sólo entre Fox y Calderón se recibieron cerca de 500 mil millones de dólares de excedentes petroleros, sin considerar los ingresos por precios presupuestados; sin contar cómo se ha vendido el agua, los generadores de electricidad, las fuentes de energía renovables y más. Pregunto ¿dónde está ese dinero, si para rescatar carreteras y bancos nos endeudaron y seguimos pagando, la salud, si no se construyeron hospitales en 10 años?

Hagamos una semejanza: en algunas familias priva la costumbre que el ingreso general ya sea aportado por el padre, madre e hijos, es una obligación de todos, pero al mismo tiempo tienen el derecho a utilizar esa economía para satisfacer las necesidades de todos.

Y en la misma forma debería ser para los bienes nacionales, las utilidades del petróleo, las minas, las aguas, los bosques, la flora, la fauna y los impuestos deben ser para satisfacer las necesidades de todos y urgentemente, de quién más lo necesite. Para salud, alimento, seguridad, educación, vivienda, retiro digno, contingencias y hasta recreación.

  Foto tomada del diario La Jornada

Es en este punto donde se llega a la divergencia política: por un lado, la administración de la 4T que pregona la solución de los problemas desde los más pobres hacia los más favorecidos y que la administración de los bienes no caiga en el despilfarro y sea autosustentable; mientras la oposición propone volver hacia la libre venta de bosques, petróleo, minas, tierras, agua, salud y bienes públicos. Hasta ahí, sólo se mira un desencuentro administrativo e ideológico, paro el verdadero desencuentro es que los opositores como Xóchitl Gálvez, Santiago Creel. Alejandro Moreno, Beatriz Paredes, Marko Cortés, algunos curas, obispos y ministros de otras religiones, la prensa de radio, televisión e impresa quieren con ansias volver a ser poseedores de los bienes nacionales para que la utilidad sea sólo de éllos como durante 200 años lo tuvieron y fue siempre, haciéndonos creer que era lo mejor para el país. Cómo decir: te pego porque te quiero.

Pero sí tienen un proyecto de nación y es: volver a poseer y usufructuar el poder, los bienes y la administración para provecho de muy pocos.

Moises Zepeda Gómez./ Para Horizontes


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