martes, 31 de octubre de 2023

 EDITORIAL: Pedigüeños o la ambición en el tuétano

Leído en Lecumberri cárcel de negra historia: "en este maldito lugar donde mora la tristeza, no se castiga el delito se castiga la pobreza." 

Y pareciera sentencia perpetua, por diferentes razones la vara de la justicia siempre ha sido más cruel con aquellos que tienen menos o nada; pero ¿a cuántos jueces conoce usted que vivan pobres? Y si el rango es más alto, mayor será el capital y bienes poseídos por los impartidores de mazazos para hacer valer la ley.

Los magistrados mexicanos ganan sólo en percepciones legales más que cualquiera otro colega con las mismas responsabilidades en el mundo; pongo una tablita que nos permite visualizar.

 


Nuestro país es el que otorga el salario más alto del mundo, ni los países europeos que tiene posiblemente la mejor justicia perciben esos ingresos, sume usted los que no están contemplados como gastos de alimentos, ayudas para reparaciones de casas, ni los automóviles de super lujo dotados cada dos años, los cubiertos comprados cada año, las compras de lentes para ver mejor los expedientes, los posibles "moches" ni otros 13 rubros que equivalen a lo que gasta un solo país centroamericano en todo un año pagando todos los servicios que otorga.

No es verdad que los famosos fideicomisos sean para beneficio de todos los trabajadores, la complicidad casi delincuencial del charro sindical miente y él lo sabe, pero defiende porque también de manera indirecta es beneficiario del despilfarro económico de los togados.

      Preguntando a las secretarias de juzgados qué trámite deben hacer para cambiar la graduación de sus lentes y riendo cual si fuese broma contestó: ¡ni siquiera nos dan un peso!, cada quién compra los suyos y muchos de los trabajadores que usted ve aquí, no son trabajadores, son meritorios y algunas veces les dan ayudas, pero en la mayoría no, ni para el camión.

¡Esa es nuestra justicia¡ así viven los que escalan los peldaños del poder judicial: haciendo méritos, siendo explotados. Eso explica porque cuando alguno logra un puesto le queda bien claro que llegó al lugar donde podrá obtener todo lo que le vetaron. Pero también puede resultar que llegue un "recomendado" o familiar de un magistrado y el meritorio se quede haciendo más méritos porque el lugar ya se ocupó.

      De acuerdo con el censo del INEGI, los trabajadores del Poder Judicial son 53 mil 160; pero los beneficiarios de los fideicomisos a reintegrar a hacienda son sólo 1830 personas que corresponde al 3.4% y que son los de mayores ingresos.

      En verdad es una injusticia el continuar con un poder que dictamina juicios en función de sus intereses y no al que corresponde la verdad.

De nosotros depende, tendremos la oportunidad de cambiar la administración de ese poder en el año 2024, pero se requiere que se vote por personas que no compren votos, que sean justas, éticas y temple, porque las amenazas y los cañonazos son de grueso calibre.


Moises Zepeda Gomez./ Para Horizontes


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