Nuevamente desmanes en el entierro del mal Humor.
Por: Rodrigo Sánchez Sosa.
Pese a que el ayuntamiento advirtió sobre lo que en otros años se había tolerado, con respecto a los abusos de quienes salen a las calles de la cabecera municipal a festejar el entierro del mal humor al inicio de las festividades de carnaval. Este año nuevamente se dieron actos de violencia injustificadas contra automóviles y personas ajenas a la celebración tradicional citada. Es tradición que este día las personas sobre todo jóvenes y niños, salgan a las calles a enfrascarse en una guerra con globos llenos de agua o a cubetazos empapar al contrario. De un tiempo a la fecha, camionetas y autos con personas armadas con globos y cubetas patrullan las calles enfrentado a quienes ya los esperan desde las azoteas de sus en casa o las esquinas de sus calles para empaparse mutuamente. Hasta aquí parece una diversión inofensiva, pero se torna peligrosa cuando las camionetas pasan a alta velocidad o quienes están en las azoteas con la euforia de la confrontación no miden el peligro. También se dan abusos contra personas que no tienen nada que ver en los festejos y son empapadas por los participantes en los festejos, lo cual lleva a confrontaciones violentas. Lo mismo los autos ajenos al hecho que le son arrojados globos llenos de agua, si estos llevan los cristales abajo, el interior del mismo y sus ocupantes resultan empapados sin deberla ni temerla. Incluso se han reportado otros años hechos de vandalismo. Este año los abusos fueron a peatones y autos a los que se les empapó, sin que autoridad alguna tomara cartas en el asunto. Particularmente en la esquina de la calles Independencia y Matamoros, denuncian lectores, se estaba mojando indiscriminadamente a las personas, algunas de ellas se enojaron y arrojaron piedras y ladrillos desde la calle a la azotea de donde los mojaron. Uno de esos proyectiles estuvo a punto de romper el cristal de una camioneta que en ese momento se encontraba estacionada fuera de abarrotes independencia. Lo mismo la clientela de ese negocio vio restringida la entrada ante la amenaza de ser empapados. Aunque no pasó a mayores, los vecinos se quejaron de la invasión de sus azoteas. Algo que habla mal de esta tradición, sobre todo frente al turismo.
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