jueves, 18 de marzo de 2010


  La Carreta y los bueyes..

Por Rodrigo Sánchez Sosa

El Carretero…

Hola a todos los lectores de este espacio virtual. Agradeciendo tanto su atención como sus comentarios personales a este servidor, como el del señor Martín y su esposa que nos hacen el favor de leernos desde hace un tiempo, comenzamos esta entrega semanal de la Carreta y los Bueyes: Pareciera, desde nuestra perspectiva como pueblo, que no nos queda otra que adaptarnos a las injusticias, represarías y abusos de los poderosos en este país. Que la vida cotidiana marcada por la violencia y la corrupción, solo se pudiese evitar si uno no se mete en problemas con estas formas reprobables de convivencia. Que si se tiene la desgracia de ser víctima inocente de este sistema podrido, mejor es aguantar, callar y hacerse a un lado, total, uno solo no podrá cambiar nada y arriesga demasiado al resistirse. Las personas honestas y buenas en este país viven con la angustia diaria de enfrentar esta realidad, esperanzados que no sea el día de hoy en que les toque enfrentar la inseguridad, la corrupción o los abusos "legales" del crimen organizado que desde el gobierno nos tiene secuestrados. En días pasados, Felipe Calderón, declaraba públicamente que quien más viola los derechos humanos en este país es el crimen organizado. Cuando los expertos trataron de corregirlo, al enterarlo de que legalmente, por definición, solo el gobierno puede violar los derechos humanos en un país, dado que, en todo caso la ley debe de normar su observancia entre particulares; sin pretenderlo, su ignorancia lo llevó a definir al poder publico que representa con respecto a su responsabilidad frente a nuestros derechos elementales. Si el crimen, organizado, es capas, pese a ser solo una fracción pequeña de la sociedad, de apoderarse del gobierno y los recursos de un país; la ciudadanía que es la mayoría, ¿qué podría hacer organizada? Los criminales deberían de vivir con angustia en este país, no la gente noble y buena que lo habita…
Mal de muchos consuelo de…
Si el crimen organizado está instalado en el poder, sus valores deben también ser los que rigen en nuestra sociedad, ya que, si esto fuera una organización ciudadana estaría regida por valores democráticos de legalidad, justicia e igualdad. Que no es el caso. Déjeme ponerme como ejemplo; no es que quiera auto alabarme, pero la gente que a tratado conmigo sabe que trato de ser honesto. Pueden acusarme de todo, menos de tranza, corrupto o abusivo. Algo que no es fácil, pues lejos de verse esto, en muchos casos, como un valor, se toma como ingenuidad, cosa que comprueba mi tesis inicial. Lo que relatare a continuación, omitirá los nombres de los involucrados por razones obvias, pero son experiencias reales de un servidor en Sayula, en su cotidianidad: heredé de mi padre un negocio, pronto me di cuenta que la honestidad en todo lo relacionado a la actividad, clientes, impuestos, proveedores y empleados, era vista como ingenuidad, que el verdadero negocio era sacar provecho injusto de ello (ya se imaginará el lector), por supuesto que si uno no lo hace, la contra parte lo hará sin miramientos ¿así es la vida? ¿así son los negocios? ¿la ley del más fuerte?...sé lo que está pensado el lector: ¡que ingenuo!...pero reflexionemos, esto es lo que tiene al país tal cual está. Me chocaron en una calle del municipio, un menor de edad, el daño a mi carro fue de más de dos mil pesos. A pesar de no tener la culpa, terminé pagando la mitad del daño. Todo por ser amable y confiar en la contra parte que abusó, como abusaron los lamineros con un trabajo caro y mal hecho. Mi computadora se descompuso, un virus, el técnico me hizo comprar el disco duro nuevo e incluso debía según él, comprar una nueva tarjeta de sonido, que estaba dañada, mi presupuesto se terminó me contente con pagar el disco duro que me vendió en dólares caros más su comisión, sin incluir sus honorarios. A los pocos días un amigo me arregló mi tarjeta de sonido, no estaba dañada, era una tranza. Mi carro se descompuso, fui a un mecánico que me pidió 300 pesos adelantados para refacciones que nunca compró, por supuesto el carro nunca lo arregló, jamás devolvió el dinero. Así podría enumerar tranzas de albañiles, carpinteros, fontaneros, etc...Que me han tocado, usted dirá que es mi culpa no de ellos, y me dará la razón en cuanto a que con esta forma de pensar y actuar no se puede tener otro país que este. Igual, ¿qué autoridad moral tenemos para juzgar al gobierno cuando no somos tampoco honestos entre nosotros? Me dirá que la ley está para normar esto, y yo le diré que no vale la pena acudir a un sistema de justicia igual de corrupto. Si queremos otro país, otro gobierno, comencemos por ser otros entre nosotros, lo poco que logramos injustamente no compensa el daño que se le hace al país, y al final siempre habrá otro dispuesto a arrebatarnos las migajas que logramos reunir en este río revuelto….
Las implicaciones de la violencia…
El tema recurrente en México es sin duda la violencia, las más de 15 mil personas masacradas en el país en los últimos años, nos ponen como una de las naciones más violentas del mundo. El narco, se dice oficialmente. Será el narco culpable único, sabemos que no. Una revisión del tema apuntará a la corrupción política y corporativa, productoras de ignorancia, pobreza y desesperanza. El hecho de que en Sayula los niveles de violencia no hayan afectado significativamente las vidas de los ciudadanos, puede que nos lleve a subestimar el problema. Aquí no pasa nada o muy poco. La realidad en gran parte del territorio nacional es otra. Recordemos durante la contingencia de la epidemia de H1N1 en México, Jalisco, se ocultaba, esta libre de contagios, decía el gobernó del estado, y veíamos como los contagios crecían en los estados vecinos y nuestras autoridades insistían en que aquí no pasaba nada; hasta que pasó. La alerta sanitaria en el estado cerró escuelas y comercios, las quejas y la angustia comenzaron. La economía se vio afectada por el cierre de lugares públicos, los comerciantes se quejaban, las calles se quedaron solas, si la situación se hubiera prolongado nos hubiéramos visto en un estado de sitio. Igual al que viven en Cd Juárez y Tamaulipas, por mencionar los casos extremos. Con este ejemplo podemos entender un poco lo que allá pasa. Lo difícil es saber de qué se trata la violencia. La gente en Juárez dice que la llegada del ejército aumentó la violencia hasta un mil por ciento. Los enfrentamientos en Tamaulipas dicen son entre policías federales y estatales. El gobierno dice que no pasa nada, el narco pide en narco mantas a la ciudadanía que hagan su vida normal que ellos no atacan a civiles. Los ejecutados en Michoacán por el crimen organizado ostentan mensajes que dicen: "esto les pasa a los secuestradores en Michoacán". ¡Los narcos haciendo justicia y los policías comportándose como gánsteres! Esto se parece al inicio de la revolución mexicana de 1910: los proscritos, bandoleros y robavacas, haciendo justicia en las haciendas y los federales porfiristas asesinando injustamente al pueblo que se revelaba ante los abusos de los patrones y el mismo gobierno. Sino, recordemos la narco manta de Michoacán aparecida en medios nacionales invitando al pueblo de México a formar "la familia mexicana" contra el gobierno, en días pasados. Posiblemente estemos ante un fenómeno que nadie quiere admitir: la cuerda se reventó por el lado más delgado, sin romanticismo y a lo nango. Que San Rivas nos proteja…ahí se ven.
PD "Si pudiera borrarme, esos viejos recuerdo, que como viles cuervos, arrancan ya mis ojos, dejando mis despojos, entre historias hirientes, igual de indiferentes… al amor y a la agente…" Rodrigo Gonzales, "Distante instante". 

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