viernes, 6 de agosto de 2010

  La Carreta y los bueyes.....

Por Rodrigo Sánchez Sosa

El Carretero

Queridos lectores bienvenidos, gracias por su atención, déjeme expresar algo con lo que ya no puedo lidiar más: El Libro "los centenarios", que aquí aparece en abonos, por una decisión muy personal y valida del director de este semanario, ya me llenó el hígado guijarros. Cuando Benjamín Díaz comenzó con su participación, en una idea inédita: publicar un libro (asesóralo por piedad Oscar Villalvazo) a cuenta gotas en un semanario (…), no le tomé mayor importancia, siendo viejo conocido el autor, no quise confrontar una neurosis narcisista irreductible por sus altos vuelos y terquedad, de nuevo. Leí algunas entregas del trabajo referentes a la independencia. Nada nuevo: una lucha épica, digna de una opera, llena de de criollos semidioses, cual Aquiles u Odiseo, y una indiada gris y cobarde. Aquellos encomenderos, educados y cultos, peleaban valientemente contra la tiranía de la corona española para liberar a su patria adoptiva de la madre patria a la que refería su estatus y fortuna. ¡Qué bárbaro, que congruente el asunto! Los indios eran relleno, ¿qué podían hacer, tan ignorantes y salvajes aún? Personajes criollos de la región de aquel tiempo, engalanaban el escrito, llenando de luz heroica las líneas de "los Centenarios": "Don fulanito de tal, educado en tal o cual prestigioso colegio extranjero, prospero dueño de la hacienda fulana, perteneciente a la noble familia fulana, organizo su gente y opuso gloriosa resistencia al ejercito realista en la batalla fulana, no ganó pero que susto les pegó..." nada novedoso para su especie. Lo esperado del club al que pertenece el autor, y que se puede leer al mismo tiempo, con más recato y sin tanta presunción en el semanario Tzaulán, firmado por Federico Munguía C.  
"Los centenarios" y los mitos del poder en Sayula…
Para fraseando a otro igual: Enrique Krauze, diré al respecto de esta perspectiva mítica: La Independencia (mexicana), en todo caso, parece no haber sido tan popular como se piensa…Pero, tenía más bien curiosidad por leer lo que tendría que escribir el citado sobre la revolución mexicana, su plumita de vomitar. No porque yo lo diga, sino porque él ha hecho pública su animadversión por esta etapa histórica y sus consecuencias, aunque haya sido parte de la burocracia que ello generó. Pues bien, que finalmente llegó el día en que, después de leer tanto resentimiento y provocación, decidí aclarar algunas cosas a tal persona, no con el afán de censurar, se le reconoce el derecho de escribir lo que le plazca, ni a modo personal porque esto es de interés público, ya que forma parte del carácter social de quienes detentan el poder económico y político en Sayula, y las decisiones que nos afectan a todos son tomadas, especialmente hoy, desde esta visión de la historia. Que no es poco si pensamos que en ello fincan la valides de sus imposiciones, y me refiero al ayuntamiento actual, sus aliados y opositores, que ven en ello verdades irrefutables: "El patrón es el patrón" (y retoricas)… No cabe duda que vivimos tiempos de adversidad en el país, las posturas radicales se enfrentan y excluyen, es parte de la violencia que vivimos. Ante la generalización de este fenómeno, todo se trastoca: el militar atropella, el político engaña, el sacerdote manipula, el médico lucra, el bogado estafa, el maestro confunde y el escritor tergiversa, diría José Steinsleger: "Ocupémonos del lenguaje oblicuo y sesgado de quienes pretenden informar con ideas cargadas de intención ideológica. Naturalmente, lo grave no sería la ideología equis o zeta, pues todos conllevamos la propia, sino cuestionar sin demostrar nada, esquivar el fondo de los problemas, hacer afirmaciones contundentes y poner moños a comentarios maquillados de "sabiduría" (La Jornada 28/7/10. Pág. 22)… La intención del libro de Benjamín Díaz, es la de informar interpretando la historia. Mi juicio se desprende de que éste no aplica una metodología rigurosa como la que aplica el historiador e investigador a su obra, no hay píes de página que apoyen sus dichos, ni sustenta en diversos autores, incluso antagónicos (no conoce a Lorenzo Meyer, por ejemplo…), sus puntos de vista; la bibliografía que ofrece son autores a modo, la mayoría, y meras fuentes de datos en los casos distintos. Pareciendo más bien un ejercicio muy particular de la crónica como genero, y hasta la ficción histórica. Algo de lo que no se advierte al lector desde un principio. A pesar de lo anterior, y asesorados por Steinsleger, debemos señalar la mala intención tras la opinión que interpreta hechos y datos de ambas etapas históricas, pero en especial la de la revolución mexicana: "Un opinante no necesariamente miente (cosa fácil de desenmascarar), pero si puede ocultar y diluir su "opinión" con un leguaje que la teoría de la comunicación llama "matriz de opinión" (intención). La opinión formal exige fundamentos. La "matriz de opinión" no los necesita. Ejemplo: Hablando de Emiliano Zapata, Benjamín "alaba" su elegancia en el vestir: "vestía siempre elegante atuendo de charro negro casimir con magnifica botonadura de plata y gran sombrero galoneado, quizás en recuerdo de la moda implantada en la zona, luego de la guerra de reforma por el famoso jefe de los legendarios y temidos "Plateados", Salomé Plasencia." Matriz de opinión: "…en recuerdo de la moda implantada en la zona…por el famoso jefe de los legendarios "plateados"…" Ignacio M. Altamirano describe a "los plateados" a los que refiere como: "Bandidos de la época (finales del siglo XIX), que llevaban chaqueta de paño oscuro bordados de plata (de ahí lo de plateados), calzones con doble hilera de chapetones de plata…como nuestros charros, los más charros de hoy…era una ostentación insolente, cínica y sin gusto" ( El Zarco, Ignacio M Altamirano, ed. Porrúa, Mex. 1986) la intención oculta, de Benjamín, es la de calificar a Zapata como bandido ostentoso y sin gusto, ignorante y criminal. A lo largo de esa entrega, lo hace velada y sínicamente, para desmitificar según él, al héroe revolucionario, pero sin más sustento que su opinión (no lo necesita). Haciendo ver A Zapata como sanguinario, ignorante, traicionero a la causa, loco y a su movimiento una estupidez que arrebato tierras a sus legales dueños para dárselas a indios oportunistas con títulos de propiedad caducos. El lector atento, pero desinformado, dará un paso atrás y dirá "¿qué carajos es esto?" A Benjamín no le interesan las pruebas, sino que la matriz de opinión quede instalada, para que cierta ideología del poder tradicional en el municipio quede fundamentada. Como personaje ilustrado que es, recurrirá a una cita del conocido intelectual orgánico Krause para rematar: "Zapata no era ni jornalero ni pobre" y complemente Benjamín siempre protagónico: ni hay comprobación fehaciente de que hablara náhuatl. Finalmente se desata burlándose del mito, la leyenda, el símbolo que es Zapata para América Latina. Muy sus pistolas, pero eso no comprueba nada y sí, por lo menos, hace incomprensible su escrito, ¿es conmemorativocriticodesmitificador? Diría José Agustín ¿o que carajos? Digo yo…ahí se ven.
 



 

1 comentario:

  1. Well...., pudes hacerlo mejor? como le dijo Mel Gibson a una maestra de la UCLA en Santa Barbara CA (relacinado con la pelicula Apocalipto)has tu propia version.!!Ahi te vez!!

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