jueves, 9 de septiembre de 2010



  La Carreta y los bueyes...

Por Rodrigo Sánchez Sosa

El Carretero….

Queridos lectores, sean bienvenidos. Tengo muchos pendientes con aquellos lectores asiduos que me contactan vía Internet, como Don Benjas y el Señor Isabeles. Por ahora no podré responder a sus atentos comentarios, pues tengo algo de interés común que me veo en la necesidad de difundir prioritariamente. Pero de cualquier forma les agradezco a todos sus comentarios. Gracias amigos lectores…
Rivas Bar & Grill…
Como un compromiso con el lector de este reportero, el fin de semana pasado, se dio a la tarea de comprobar por si mismo la experiencia de vivir la ya popularmente bautizada "Cantina de Rivas". Todo comenzó cuando se me mostró un oficio girado por la presidencia municipal, por lo sellos, donde se respondía de una petición de extensión de horario. La cual le fue negada al que la giró a cabildos, argumentando que ponía en riesgo la seguridad. Decidí salir como cualquiera, el fin de semana, a las 8:30 del sábado pasado. Visite, claro, los antros del primer cuadro de la cabecera municipal. El primero fue el bar "Palestina" ubicado a una cuadra de la presidencia municipal. Al entrar se me advirtió que iban a cerrar por lo que solo se podría servir una más. Faltando 15 a las nueve el bar se cerro, como fue advertido. En el lugar solo había dos clientes, personas adultas, no note ningún escándalo o riesgo a mi seguridad. Las personas que ahí estábamos no nos negamos a salir cuando se nos avisó que cerraba el bar. Caminando llegue al portal y entre al primer negocio de este rubro del lado norte del portal frente al jardín principal, "El Bambú". El ambiente era radicalmente opuesto al "palestina", la iluminación un poco más tenue, pero nada que dejara sombras que impidieran la visión. En una petalla grande se veía el juego de la selección mexicana que perdía un gol por cero, los parroquianos eran jóvenes veinteañeros incluso una pareja con un bebe en una carriola; parejas de novios y amigos que veían el juego de futbol. No encontré ninguna señal de agresión o peligro para nadie de los ahí presentes. Pasó el tiempo y ambiente seguí igual, la pareja del bebe ya se había retirado, el ambiente era más futbolero. Por ningún lado vi elementos que se pudiesen argumentar contra el lugar como sitio de riesgo o peligro. Salí del Bambú y fui al siguiente negocio, el de Don Salvador Larios. El lugar estaba prácticamente solo, dos parroquianos veían en la tele el box en silencio. Permanecí allí por espacio de 15 o 20 minutos. Tampoco observé ningún riesgo a la seguridad. Salí de allí y entré al "Animas Bar", el ambiente cambio, el lugar estaba casi lleno, la mayoría jóvenes. Mesa de billar, futbolito y mesa de ping pong. Música juvenil a mediano volumen y el juego de la selección en TV. Tampoco observé escándalo, ni riesgos potenciales la seguridad de los clientes. Se anunció que se cerraba el negocio, llegó reglamentos, la policía, todos para afuera. Entramos a la "cantina de Rivas", eran la once de la noche, dos horas y media que salí de la casa, como muchos. En la cantina de Rivas todo comienza en la plaza de armas de la cabecera municipal, la primera copa, remanente de los antros de donde uno es echado, se toma religiosamente sobre el adoquín del jardín principal. Luego se tiene que ir por la siguiente a la barra de la cantina de Rivas, un negocio de abarrotes (que entiendo que no tiene culpa de esto, si sus permisos están en regla) al poniente de la cabecera municipal. Al llegar allí había varios autos estacionados esperando servicio, para lo cual había que hacer cola. Verdaderamente la cola para conseguir una cerveza en el local era como de las tortillas, tardamos como 15 minutos para ser atendidos por la ventana de barrotes, el amigo que me invitó al tour en la "Cantina de Rivas", ya se la sabía y traía embases de cerveza para no pagar importe. Luego de obtener la cerveza, había que escoger el lugar donde nos apostaríamos en la Cantina de Rivas. Los amigos decidieron que el mejor lugar era una colonia al norte de la cabecera municipal, donde la policía rara vez va. Fuimos al lugar donde nos pusimos a tomar en la vía pública sobre el cofre de tres autos, alrededor de 10 personas. Sin ser molestado, estuvimos ahí como 3 horas, más de las que invertí visitando los negocios en el centro, luego a las 2 de la madrugada, pasó la patrulla que sin revisarnos ni insultarnos, cosa de no creerse, nos invitó a retirarnos. Pero la parranda aún no terminaba, yo ya quería salir de la cantina de Rivas, pero tenía que terminar la odisea como cualquiera de los parroquianos asiduos a esta. Los amigos decidieron ir a una cochera de un compañero por el santuario. Hasta allá nos dirigimos, nos sin antes abastecernos de cerveza, para entonces ya escaseaba. Llegamos a la cochera citada, un lote bardeado con un portón al frente. Entramos y seguimos platicando, ningún problema, ni escándalo. De repente, fuera, en la calle, se escucha que varias personas corren, luego disparos de armas de fuego, todos nos pusimos nerviosos, algunos dejamos los carros en la calle, y allí se realizaba un combaten entre bandas rivales dela periferia del municipio, no nos atrevíamos a salir, alguien llamó a la policía por su celular, dijeron que irían, pero jamás llegaron, bajo nuestro propio riesgo salimos a la calle cuando los balazos cesaron. Los más veteranos en esto de la cantina de Rivas, decidieron seguir la parranda. Los demás regresamos a casa, sabiendo que nos la habíamos jugado en este antro de marras que el señor presidente municipal creo gracias a su moral mocha, con apoyo de los regidores que seguramente se van a CD Guzmán a parrandear sin exponerse a lo que la mayoría de jóvenes en Sayula se exponen semana a semana en un municipio cuyo fuerte nos precisamente la seguridad pública. Dada esta experiencia personal en la "cantina de Rivas", puedo ver en su real dimensión lo absurdo del reglamento de horario restringido, y el potencial peligro para la mayoría de jóvenes que tiene que enfrentar este y otros riesgos luego de que son cerrados los lugares que se supone existen por está, una delas razones, sensatas, que permiten el control de la seguridad de las personas que libremente deciden tomarse un copa los fines de semana, conforme a su derecho constitucional. En estas fiestas patrias habrá, sino pasa otra cosa, bastante gente en la calle tomando después delas once de la noche con todo el potencial peligro que representa. Habrá que responsabilizar tanto a Rivas como a su cabildo de cualquier incidente en estas fiestas por su absurda regla de horarios restringidos. Si puede, evite a sus hijos mayores de edad salir este 15 de septiembre por la noche, yo francamente no recomiendo "La Cantina de Rivas"… ahí se ven, porque aquí asustan…

No hay comentarios:

Publicar un comentario