miércoles, 2 de marzo de 2011


La tierra de los fantasmas

Punta Pérula: La realidad frente al lente
Lizeth Sevilla
Conocí a Ignacio en la presentación de las esculturas de un amigo en común. Ese día, Nacho -como todos le decían- tomaba fotos en cada esquina de aquél local en el que coincidíamos los nostálgicos refugiados en eso que llamamos arte.
En un momento de quietud, cruzamos algunas palabras, dijo que era de Guadalajara y que era fotógrafo; después se escabulló del lugar.
Tiempo después, quizá unos meses, lo volví a encontrar, ahora, como director de una revista de fotografía llamada La Membrana. A primera instancia, el material que había llegado a mis manos, con respecto a la revista, me había dejado muda por la calidad que le daban a cada fotografía y cómo cuidaban la personalidad de cada fotógrafo, que en esas hojas de papel cuché coincidían.
Después, como toda causalidad, paulatinamente fui comprendiendo la labor ávida de un fotógrafo como él. Comprometido con la realidad, con esfuerzos diarios por impregnarse de ella cada que tomara un trozo con su cámara, y lo llevara a una sala en la que otros ojos, con asombro, preguntas y creatividad pudieran disfrutar.
En algún instante de ese corto tiempo que tenemos de encontrarnos en este movimiento de hacer valer los significados que percibimos en esta tierra, Nacho compartió conmigo uno de sus proyectos en un pueblo de la costa de Jalisco: Punta Pérula; por un momento, el asunto me pareció interesante, sabía que como otras tierras de Jalisco, Punta Pérula no sólo estaba siendo despojada de sus raíces, extinguiéndole al pueblo todo amor que quedara de sus historias en esa costa a cambio de unas monedas que los dejarían más pobres, sin historia, sin misterios, sin esas imágenes de un mar rebosante de pescadores, de una playa en la que se aferraran los caracoles y las personas. Sin embargo, cuando llegaron algunas fotografías a mis manos, sobre esta gente que tiene nostalgia en el cuerpo, por una tierra que se llena de cimientos, que desaparece por mandato del capitalismo y demás asuntos que competen a esta absurda modernidad, entendí el compromiso de un fotógrafo de carne y hueso, mundano. En una de las tantas pláticas cibernéticas que sostuvimos, escribió: "Hago la fotografía porque sé que es un medio que sirve para comunicar por medio de imágenes parte de la realidad que se vive en nuestro país y en el mundo. Con estas imágenes no pretendo más que evidenciar de lo que me toca ser testigo, lo demás queda a la interpretación de cada uno de los que puedan ver estas imágenes".
Por fortuna, después de plantear diversas visitas, una tarde lo decidió tajante; traer sus fotografías a esta tierra de artistas y demás slogan, significaba no sólo compartir esas visiones de un Punta Pérula que tiene la magia en la gente, en esta gente que se niega a cerrar los ojos, como ocurre en otras latitudes; sino, compartir con los que estamos acá, gestando nuestros propios movimientos.
Ignacio López, presentará de la Serie Punta Pérula, algunos de sus contactos y coincidiremos todos, los mundanos, los artistas, los jaraneros, los pulqueros, los melindrosos, los de huarache y bota en esa famosa mezcalería del centro de Zapotlán, cuando nos sorprenda el primer hálito de la noche y entonces, probablemente, se discutan algunos misterios y se gesten otros. Y claro, esperamos la compañía de los que nos leen en cada uno de los números.
La cita es este Sábado, 5 de Marzo a las 8pm en la Mezcalera Mátame Poco a Poquito, ubicada en el portal Hidalgo, planta baja, interior 5. Zapotlán el Grande.

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