jueves, 28 de abril de 2011

La Voz de los Lectores

Estimado Señor Hugo Rodríguez, basándome en los derechos que poseemos los extranjeros y teniendo en cuenta todo el tema migratorio en México, me interesaría mucho que se diera a conocer una opinión personal en algún rincón de su periódico, sobre los estudiantes extranjeros que quieren estudiar en México, creo que resulta una opinión interesante.

¿Qué los estudiantes extranjeros no pueden trabajar?
Para poder estudiar en México siendo extranjero, se debe realizar un largo trámite burocrático el cual consiste en obtener una visa de estudiante en calidad de forma migratoria, el trámite se realiza cada año y no tiene costo alguno. Pero existe una traba, si un estudiante extranjero quisiera también trabajar, no se puede obtener tal derecho; no es ciudadano mexicano, entonces, se tiene un derecho o el otro.
No existe una forma migratoria la cual dé permiso para estudiar y trabajar a la vez, práctica que aparentemente parece inconcebible en los Estados Unidos Mexicanos, aunque se trate de una práctica habitual en otros países (e incluso en México).
Muchas veces es necesario tener un trabajo al mismo tiempo que se quiere finalizar los estudios universitarios, debido al alto costo que implica estudiar una carrera profesional, y muchas veces esos costos se ven incrementados por colegiaturas y gastos administrativos muy elevados. Por otra parte, es hasta necesario para la formación profesional, crear un buen curriculum ante la creciente competencia colectiva, y la adquisición de contactos laborales para el futuro que se quiera incubar.
El ser extranjero en México, no debe resultar un problema para los mexicanos, sino se debería de ver como una oportunidad de desarrollo con perspectivas diferentes. Muchos extranjeros se forman en México profesionalmente porque lo ven como una oportunidad de crecimiento. No se les debería de cerrar las puertas laborales.
Saluda Atentamente
-- Leandro Gabriel Martinez Maríncola
Av General Ramón Corona 2514 Col. Nuevo México

Zapopan, Jalisco Teléfono 38186700 Tel Cel: (044) 3337273300 (preferido)


“Manos llenas de sangre”
El que presumía ser el candidato de las «manos limpias» hoy las tiene sucias y llenas de sangre por la muerte violenta de decenas de miles de personas, de las cuales varias centenas son niños, mujeres y hombres inocentes, por “daños colaterales”, dice, de su guerra insensata, inmoral e ilegal. El comandante en jefe de las fuerzas armadas decidió, con el consentimiento del gobierno estadunidense y en clara capitulación ante intereses extranjeros, promover la guerra directamente con las fuerzas armadas, contraviniendo los ordenamientos de la Carta Magna. El saldo de esta guerra a las bandas criminales es el incremento de la violencia y la pérdida del control en amplias zonas del territorio, no sólo geográfico, sino también económico, financiero, político y social. En síntesis, el gobierno panista va perdiendo la guerra, a pesar de estar incendiando y sembrando violencia por todo el país. Y es que también más de alguna banda goza de protección y es apoyada desde el propio Estado mexicano.
Ahora se pretende, con la Ley sobre Seguridad Nacional, legalizar el uso de las fuerzas armadas para cualquier conflicto social o político y proporcionarles impunidad y discrecionalidad. Representa un intento de golpe al Estado de derecho, en clara violación a la Constitución. Y de todo esto el principal responsable es Calderón. Al crimen se le combate desde dentro del Estado y en sus ganancias y patrimonio. El Ejército debe regresar a los cuarteles. Nunca es demasiado tarde para exigir la inmediata renuncia del Presidente que ha faltado a su promesa de respetar y hacper respetar la Constitución y que cubre de sangre, dolor y muerte a la nación. Mario Saucedo Pérez.


Si tiene dignidad que renuncie Calderón
El asesinato de siete personas en Cuernavaca, entre ellos el hijo del escritor Javier Sicilia, columnista de Proceso, ha multiplicado la indignación de quienes ven día tras día el avance del terror social. Según diversas versiones publicadas en medios de Morelos, los homicidas habrían dejado cartulinas advirtiendo que los crímenes se cometían para castigar que se hubieran hecho denuncias “anónimas” ante el Ejército contra presuntos narcotraficantes. Una lectora de esta columna, cuyo nombre se omite, escribió un texto en el que habla de “gran tristeza e indignación, porque otra vez en esta guerra absurda matan a nuestros jóvenes. Como madre que soy, sé que no hay dolor más grande que perder a un hijo, y no hay palabras que alcancen para mitigarlo. Algunos de los muertos eran conocidos de mis hijos de la escuela, de las patinetas, de la Universidad, es decir, se conocían de muchos años. Yo lloro por mis hijos, por todos nuestros jóvenes y por este país que no les ofrece nada. Pero no basta con llorar y seguir callando, por el miedo y la zozobra de que puede tocarnos. De esta guerra y sus terribles consecuencias sólo hay un culpable que tiene nombre y es Felipe Calderón, tendríamos que exigirle que renuncie, que si todavía tiene dignidad se vaya y reconozca que robarse la presidencia ha tenido un precio que los mexicanos, aun los que creyeron en él, no tenemos por qué pagar. Un gobierno que miente, que simula, que reprime, que nos tiene sumidos en una gran crisis ecónomica, de inseguridad y hasta existencial. Ojalá que la gente tomara conciencia; porque el cambio sólo puede surgir de la sociedad organizada, con principios, una sociedad que privilegie el humanismo ante la materialidad, la vida ante la muerte, la felicidad ante la resignación y la apatía. Es necesario no perder la memoria ni la capacidad de asombro, no debemos acostumbrarnos a lo que está pasando, tenemos que pararlo por nuestros niños, por nuestros jóvenes y por tantos buenos hombres y mujeres que se la juegan por nosotros”...


NO a la beatificación de Juan Pablo II
“Estoy de acuerdo en que Juan Pablo II no debía ser beatificado, por su relación con Marcial Maciel, está comprobado de que fue informado en su momento de las tropelías del infame pederasta que tanto daño hizo a los niños y nada hizo por impedirlo, al igual que aquí hizo lo propio Norberto Rivera, por el contrario lo protegió (a Marcial Maciel) hasta el final Pero añadiría que pecó seriamente de omiso cuando estaban en su apogeo las dictaduras en el Cono Sur. No dijo nada contra los dictadores que asesinaban a sus respectivos pueblos. En Chile, como bien se sabe, fue la Iglesia local la que elevó la voz, en contraste con el alto clero que guardó criminal silencio y complicidad con el genocida Pinochet y en Argentina es por todos conocido que la Iglesia apoyó a la dictadura; incluso hay ahora un sacerdote encarcelado por su apoyo a la tortura”...Así que, ahora Juan Pablo elevado a los altares como un santo, qué hipocrecía de quienes lo promueven así, pues de qué lado están...Elena Millán

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