martes, 19 de abril de 2011


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Por Arturo Fernández Ramírez

El tabaquismo en las mujeres

A la par que la mujer gana espacios en nuestra sociedad, tal y como lo ha hecho en lo político, en lo laboral, en lo educativo y en muchas otras actividades y campos que anteriormente se consideraban exclusivos para los varones; así mismo, también gana espacios en costumbres que se resultan dañinas para la salud y que muchas veces llegan a ser enfermedades públicas.
Es así como en los últimos años en los grandes problemas sociales como el alcoholismo, tabaquismo, drogadicción, pandillerismo, entre otros, la mujer también gana terreno y cada día se hace más común que ellas pasen a formar parte de las estadísticas que reflejan el incremento en los índices de las adicciones.
De manera concreta sobre el tabaquismo, consultando la obra "Tabaco y Mujeres" de la Secretaría de Educación Jalisco que a través del Consejo Estatal Contra las Adicciones y los Centros de Integración Juvenil, A. C. fue editada en 2006 y su última reimpresión data de febrero de 2010, tenemos que de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, en los países industrializados aproximadamente el 22% de las mujeres fuma, mientras que en los países en vías de desarrollo solo cerca del 9% de las mujeres fuma. En México el 16.1% de las mujeres fuma pero de la población urbana.
Tratando de encontrar una explicación a los anteriores datos, podemos inferir que el tabaco a diferencia quizá del alcohol o droga, no se encuentra estigmatizado para la mujer, por el contrario, se considera como una de las prácticas que socialmente ha tenido una permisividad por estar relacionada con el estatus social.
Y una razón similar ha hecho que la edad de inicio en el consumo de tabaco se reduzca más, ya que las adolescentes o jóvenes fuman como parte de un rito de aceptación de sus pares o para sentir que están a la moda.
De la Encuesta Nacional de Adicciones 2008 se desprende que en la población entre 12 y 65 años de edad, cerca de 27 millones habían probado un cigarrillo alguna vez en su vida, de las cuales 48% son hombres y 23.4 mujeres. Y la edad de inicio de la población adolescente fue de 13.7 años, mientras que para la población adulta fue de 17.4 años. Lo dicho: cada día son más los adolescentes que se inician en el consumo del tabaco.
En principio puede considerarse como una decisión personal y privada el fumar o no hacerlo, por lo que en apariencia debería respetarse tal decisión.
Sin embargo, el hecho de que se generalice en un gran número de personas una adicción y que esta además provoque daños en las mismas personas, se convierte en un asunto público, se convierte en un problema de salud pública frente al cual se debe actuar por parte del Estado.
Y en el caso del tabaquismo, los daños a la salud no solo se reducen al propio adicto, ya que en el caso de mujeres embarazadas, la salud de su producto en gestación también se ve seriamente afectada.
Aunque siendo honestos, las adicciones siempre afectan a todas las personas que están cerca del adicto, ya que los daños no solo debemos verlos desde el punto de vista físico, sino también la parte psicológica es de suma importancia.
En esta tesitura, con mayor razón las adicciones deben ser vistas como un verdadero problema social.
Retomando el tabaquismo, resulta lamentable que las mujeres quieran ganar también un espacio tradicional de los varones pero que a todas luces es negativo.
Que las mujeres destaque en la política, en el deporte, en el ámbito laboral, en el educativo y en todo lo que se propongan sobresalir, pero no en lo negativo, no en las adicciones, no en los problemas sociales, no en el tabaquismo. O Usted qué opina amable lector. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com


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