jueves, 19 de abril de 2012


ANESTESIA  Emocional
Por el psicólogo Arturo Fregoso Flores

¡Acérquese! Aquí andamos otra vez en este espacio que es alimento para el ánimo del escritor.
Hoy es turno de un tema muy platicado, porque su inicio se da en la infancia, la niñez o la adolescencia y a los padres o profesores les trae varios dolores de cabeza; me refiero al TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD. ¿Lo ha escuchado? ES MÁS CONOCIDO COMO HIPERACTIVIDAD POR USTEDES.
La característica esencial del trastorno por déficit de atención con hiperactividad claramente es la desatención y/o hiperactividad-impulsividad, y es más frecuente y grave que el observado habitualmente en personas de un nivel de desarrollo similar y normal.
Algunos síntomas pueden aparecer antes de los 7 años de edad. Sin embargo, muchas personas son diagnosticadas habiendo estado presentes los síntomas durante varios años. Algún problema relacionado con los síntomas debe producirse en dos situaciones por lo menos (por ejemplo: en casa y en la escuela o en el trabajo). Debe haber pruebas contundentes de interferencia en la actividad social, académica o laboral propia del nivel de desarrollo.
El trabajo suele ser sucio y descuidado y realizado sin reflexión, a menudo parecen tener la mente en otro lugar, como si no escucharan, pueden iniciar una tarea, pasar a otra; entonces dedicarse a una tercera y no llegan a completar ninguna de ellas. A menudo no siguen instrucciones ni órdenes, encargos u otros deberes. Las tareas que exigen un esfuerzo mental sostenido son experimentadas como desagradables y sensiblemente aversivas. Las personas que sufren este trastorno se distraen con facilidad ante estímulos irrelevantes e interrumpen frecuentemente las tareas que están realizando para atender a ruidos o hechos triviales que usualmente son ignorados sin problemas por los demás (por ejemplo: el ruido de un automóvil, una conversación lejana). Suelen ser olvidadizos en lo que concierne a actividades cotidianas. (Por ejemplo: olvidan citas, u olvidan llevarse el lonche a la escuela en el caso de los estudiantes a nivel básico). En situaciones sociales, los déficits de atención pueden expresarse por cambios frecuentes en la conversación, no escuchar a los demás, no atender las conversaciones y no seguir los detalles o normas de juegos o actividades. La hiperactividad puede manifestarse por estar inquieto o retorciéndose en el asiento permaneciendo sentado cuando se espera que lo haga así), por un exceso de correr o saltar en situaciones en que resulta inadecuado hacerlo, experimentando dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades de ocio aparentando estar a menudo en marcha o como si tuviera un motor, o hablando excesivamente. Fabrican objetos, dan palmadas y mueven sus pies o piernas excesivamente. A menudo se levantan de la mesa durante las comidas, mientras miran la televisión o durante la realización de tareas escolares. Hablan en exceso y producen demasiado ruido durante actividades tranquilas. En los adolescentes y adultos, los síntomas de hiperactividad adoptan la forma de sentimientos de inquietud y dificultades para dedicarse a actividades sedentarias, tranquilas. La impulsividad se manifiesta por impaciencia, dificultad para aplazar respuestas, dar respuestas precipitadas antes de que las preguntas hayan sido completadas, dificultad para esperar un turno, interrumpir o interferir frecuentemente a otros hasta el punto de provocar problemas en situaciones sociales, académicas o laborales. Las personas sometidas a este trastorno típicamente hacen comentarios fuera de lugar, no atienden las normas que se les dan, inician conversaciones en momentos inadecuados, interrumpen a los demás excesivamente, se inmiscuyen en los asuntos de los demás, se apropian objetos de otros, tocan cosas que no debieran, hacen payasadas. La impulsividad puede dar lugar a accidentes (por ejemplo: golpearse con objetos, golpear a otras personas, agarrar una cazuela caliente).
RECOMENDACIONES
Los signos del trastorno pueden ser mínimos o nulos cuando la persona en cuestión se halla bajo un control muy estricto, en una situación nueva o dedicada a actividades especialmente interesantes, en una situación de relación personal de uno a uno o mientras experimenta gratificaciones frecuentes por el comportamiento adecuado. Cuando de alguna orden a su hijo hágalo de forma clara y simple, debe mantener el contacto visual. Antes de tomar medidas cerciórese que su hijo ha entendido bien las órdenes. Haga que las repita. Procure no dar varias órdenes simultáneamente. Mantenga las cosas y un estilo de vida lo más ordenado posible. Indirectamente enséñele a organizar su vida. Si tuviera que aplicar un castigo, no hay que evidenciarlo, la comunicación será mejor entre padres e hijos. No castigue físicamente como algo habitual, normalmente agravan el problema y favorecen la baja autoestima. "OJO" por los beneficios de reforzar positivamente conductas deseables es que se obtiene la autoestima, esto no quiere decir que solo se apliquen reforzadores positivos, también hay que ser estrictos  para reforzar negativamente cuando la conducta no es la deseable y así lograr un equilibrio. No olvide que cuando existe una situación de apego normal los hijos desean imitarle, y les gusta ser apoyados, comprendidos y queridos. Por tanto, responden mejor al reconocimiento y apoyo afectivo por parte de los padres y de los profesores que a las continuas llamadas "al orden".  No sobreproteja a su hijo, debe aprender de la experiencia. Hágale ver que su conducta tiene una consecuencia para bien o para mal.
Agradezco el favor de su atención y sigo recibiendo sus opiniones en mi correo electrónico arturo_fregoso@hotmail.com. 
Recuerden algo… Si la única herramienta que tienen es un martillo, piensen que cada problema que surge es un clavo. ¡Atrévanse a soñar!, confíen en ustedes y ¡hagan que las cosas sucedan!

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