Por Arturo Fernández Ramírez
La semana pasada abordamos la Reforma Política que recién se acababa de firmar por Calderón.
Dicha Reforma ya fue publicada en el Diario Oficial de la Federación y de acuerdo al artículo primero transitorio, entró en vigor el día siguiente al de su publicación.
Y en los artículos segundo y tercero se establece que tanto el Congreso de la Unión como los Congresos de los Estados y la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, deberán expedir la legislación y realizar las adecuaciones necesarias a su legislación secundaria para hacer cumplir lo dispuesto en el citado Decreto, a más tardar en un año contando a partir de la entrada en vigor del mismo.
Luego entonces, en un plazo máximo de un año, los ordenamientos jurídicos electorales, tanto federal como estatal, habrán de ser modificados para ir acorde a esta Reforma Política, la cual, entre otras innovaciones, contempla las candidaturas independientes.
El artículo 34 de nuestra Constitución en lo conducente establece: "Artículo 35. Son derechos del ciudadano:
I. (...)
II. Poder ser votado para todos los cargos de elección popular, teniendo las calidades que establezca la ley. El derecho de solicitar el registro de candidatos ante la autoridad electoral corresponde a los partidos políticos así como a los ciudadanos que soliciten su registro de manera independiente y cumplan con los requisitos, condiciones y términos que determine la legislación;…"
Decíamos la semana pasada que esta reforma si bien pretende representar un avance en la democracia, también tiene sus bemoles.
Debemos reconocer que desde hace algunos años los partidos políticos dejaron de ser auténticos representantes de nuestra sociedad al grado que en muchos casos únicamente eran utilizados por quienes tenían la ambición al poder.
El partido y su ideología quedaron atrás, de ahí que era común ver políticos brincar de un partido a otro sin el menor pudor, incluso sin importar que un instituto político representara una ideología diametralmente opuesta a la del partido anterior.
Pareciera que las grandes luchas que hace décadas se libraban por imponer una ideología de derecha o de izquierda, simplemente quedaron atrás, si acaso persisten en la mera retórica de los altos políticos pero no cuando llegan a gobernar. Con sus honrosas excepciones por supuesto.
Entonces, las candidaturas independientes de entrada debilitan todavía mas el sistema de partidos, ya que ponen fin al monopolio político que detentaban a través del registro de candidatos.
Ahora que ya es posible registrar una candidatura sin la necesidad de que sea avalada por los partidos, estos indudablemente que se debilitarán todavía más.
Si vemos las cosas desde el punto de vista en el que los partidos dejaron de cumplir su función y solo actúan con muchos vicios que atentan contra la democracia, es aquí en donde las candidaturas independientes sí vendrán a fortalecer la democracia.
Pero si por el contrario, analizamos las cosas desde el punto de vista en el que los partidos son un filtro de todo candidato, los partidos políticos son fiscalizados en cuanto al origen de sus recursos, entre otras cuestiones y aun así se han dado casos graves de candidatos con antecedentes dudosos y con financiamiento también ambiguo; es indudable que el riesgo aumentará con las candidaturas independientes, ya que todo ciudadano podrá por sí mismo registrarse como candidato. Podrían también aumentar los cacicazgos.
Con todo y lo anterior, consideramos que es positiva la reforma que analizamos, es bueno que se permita a los ciudadanos ser votados sin la necesidad de militar en un partido político, ya que los riesgos que mencionamos pueden ser previstos en la legislación secundaria. Ojala que realmente así se haga y por lo pronto preparémonos para la siguiente elección en la que seguramente tendremos muchos candidatos sin partido. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com
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