Por Arturo Fernández Ramírez
Retomando nuevamente este Tema de Interés de la llamada Reforma Energética que impulsa el gobierno federal, considero importante puntualizar algunos aspectos.
Es indudable que PEMEX requiere una gran modernización en cuanto a su estructura para que nuestro país pueda explotar el petróleo en sus diversas fases y no solo continuar extrayendo y vendiendo petróleo crudo para que otros países lo procesen y después vendérselo a México, obviamente mucho más caro.
Dicho en otras palabras, México siendo una nación rica en petróleo, se dedica principalmente a extraerlo pero por falta de modernización tecnológica, no puede procesarlo para convertirlo en los diferentes derivados como gasolinas o aceites.
Desde hace décadas se han dedicado a explotar PEMEX pero sin reinvertirle dinero alguno para ampliar, mejorar o modernizar su estructura e infraestructura anquilosada.
No obstante lo anterior, PEMEX ha sostenido la economía nacional prácticamente en las últimas cuatro décadas.
Tan es así, que actualmente representa el 40% del Producto Interno Bruto de nuestro país.
Para entenderlo mejor, de todo lo que se gasta en sostener el aparato burocrático a nivel nacional, estatal y municipal, así como de todo lo que se invierte en los servicios públicos (educación, salud y todos los demás) y en todas las obras públicas que se realizan en los mismos tres niveles de gobierno, el 40% se obtiene de PEMEX.
Lo anterior demuestra de manera irrefutable que aún en las condiciones precarias en que han colocado a esta paraestatal, aun así es rentable, redituable y benéfica para los mexicanos.
Y obviamente, en caso de privatizar a PEMEX, todas esas utilidades, ganancias y beneficios irían a parar, exactamente, adivinó estimado lector, a las manos privadas y particulares que inviertan en esta empresa petrolera.
Sería algo similar a TELMEX en donde si bien es cierto se ha modernizado a partir de su privatización en el sexenio salinista, no menos deja de ser cierto que los mexicanos pagamos uno de los servicios telefónicos más caros del mundo.
Y si se habla que los inversionistas privados pagarían impuestos, esto es una mentira, porque también como se ha demostrado, los grandes corporativos jurídicos a nivel nacional se asesoran de la mejor manera para eludir el pago de impuestos.
Hacen una especie de asociación o incluso crean varias empresas en las que unas las ponen en quiebra para "inyectarles" dinero de las que sí reportan utilidades, de tal manera que estas utilidades sobre las cuales deberían pagar impuestos, las disminuyen o las "desaparecen" al canalizarlas a otras empresas que están en "quiebra".
Y así es como logran eludir el pago de impuestos. Por eso la recaudación fiscal cautiva es la de los trabajadores que menos ganan. Por es totalmente perjudicial para México que PEMEX se privatice.
Además, otro aspecto que fortalecería a PEMEX y a todo nuestro país, sería el que se combatiera a fondo la corrupción que existe en esta empresa.
Se afirma que así como PEMEX ha sido el principal sostén de la economía nacional, así mismo ha sido la principal fuente de corrupción en las últimas décadas.
Desde robos del propio hidrocarburo hasta el desvío millonario de dinero a campañas políticas. Y así, con una obsoleta infraestructura, con una nula reinversión de sus propias utilidades y padeciendo un cruel saqueo de sus propios recursos, PEMEX sostiene nuestra economía.
Muchos quieren justificar la privatización en la existencia de esta corrupción que permea a todo PEMEX, pero creo que en lugar de privatizar mejor se debería sancionar y castigar a los culpables.
En fin, son muchas aristas que deben ser abordadas en este Tema de Interés para convencernos de que PEMEX aunque necesita de manera urgente una modernización, no es conveniente privatizarlo. En posteriores ediciones trataremos de ampliar nuestra perspectiva. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com
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