Se gesta un nuevo sistema de corrupción oficial; este iniciara a partir del mes de octubre del año en curso, se designó al estado más corrupto para probar su eficacia, todo mundo se puede imaginar como en la actualidad los impartidores de justicia seguirán vendiendo sus decisiones al mejor postor delincuencial, ya que con los cacaraqueados juicios orales. Hay que poner un poco de atención, porque de todos es conocido que los juicios por escrito son el manjar de los impartidores de justicia aun en virtud de que papelito habla, y lo hacen a su manera, sin embargo oralmente existe el viejo refrán que las palabras se las lleva el viento, imagínese usted estimado lector en que mierda están convirtiendo la justicia, con esta modernidad hasta las grabaciones las acomodan como a cada quien le conviene o se le ocurre corregir. ¿Qué será de nuestra justicia en este país que cuenta con el primer lugar en corrupción?
Es un acto de sorpresa y de lamentar al darnos cuenta de la promulgación del Código Nacional de Procedimientos Penales, hecho por el Presidente de la Republica Peña Nieto, en el cual dejo varias cosas importantes que no tomo en cuenta. Por ejemplo; sostiene que este Código, es un instrumento jurídico que pondrá al día el sistema de justicia, no obstante anticipo que este Código por sí solo no será suficiente, por esa razón presentara una iniciativa de Ley de mecanismos alternos que coadyuven a este código,lo anterior nos sorprende, porque no es verdad que ponga al día el sistema de justicia en México, aun incluidos los mecanismos alternativos antes mencionados, ya que por supuesto que los errores, o deficiencias, recaen en los impartidores de justicia que se venden al mejor postor, porque en forma contraria este nuevo sistema oral nos hace pensar que vamos a retroceder a los tiempos del DICTADOR DON PORFIRIO DIAZ, EN DONDE SE VIVIO POR MUCHOS AÑOS LA MALDITA DICTADURA, que tanto perjudico a nuestro país. Sin embargo Enrique Peña Nieto, parece ser una réplica de este, en virtud de queestáactuando de la misma manera, no le hace caso a su pueblo se le olvido que constitucionalmente es el pueblo el que tiene en cada momento el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.
Es lamentable que se siga confundiendo la prevención de los delitos con su represión. No es congruente que el nuevo Código contribuya a que "las instituciones del Estado mexicano concentren sus recursos y capacidades en la investigación que lleve a la detención de los delincuentes que más lastiman a nuestra sociedad, disminuyendo así mismo la saturación en las cárceles, reduciendo costos y tiempo en la tramitación de los juicios". Lo anterior no se hace por mandato de ley que se identifica con una especie de panacea universal, creyendo que obrará milagros. No se gobierna con la ley, se gobierna aplicándola, que es otra cosa. ¿Quién puede pensar que un código, el que sea, el más perfecto redactado por el mismo Justiniano, propicie por sí solo juicios cortos y ágiles que generen mayor eficacia y eficiencia procesal en beneficio de las víctimas del delito? La ley puede ordenar y mandar lo que quiera, pero lo importante es que se la acate, lo cual depende de los hombres y de las circunstancias. Al respecto ¿cómo es posible que se diga que con el flamante Código se respetarán el debido proceso y la presunción de inocencia? ¿Se ignora acaso que ésta tiene su apoyo y fundamento en el artículo 20 de la Constitución, siendo que la propia Carta Magna, a partir de la reforma que se le hizo en 2008 en materia de justicia penal y seguridad pública, mantiene el arraigo y la prisión preventiva que se aplican dando al traste con aquella presunción y violando el principio consagrado en el artículo 14, el cual prescribe que nadie podrá ser privado de la libertad sino mediante juicio? Lo paradójico, absurdo y hasta contradictorio es que el artículo 12 del nuevo Código recoge el principio de juicio previo y debido proceso a que se refiere el citado artículo 14 constitucional, lo que desde luego no se respeta; así mismo que el articulo 13 consagra la presunción de inocencia, que tampoco se respeta; que el 155 prescribe equivocadamente que la prisión preventiva es una medida cautelar cuando en realidad es simple y llanamente una privación de la libertad; que el 168 contiene el arraigo y que el 249 y el 250 conservan la extinción de dominio que se lleva a cabo "aun cuando no se haya dictado la sentencia que determine la responsabilidad penal". ¡O sea, sin sentencia! ¡Cúmulo impresionante, del anterior, de desatinos!
El nuevo Código, en realidad, orquesta, estructura, y articula, los principios de la reforma constitucional de 2008, en la que aparece un constante y permanente desconocimiento de la norma suprema constitucional, de su espíritu riquísimo en tradición histórica. En fin, suenan extrañas y desconciertan las siguientes palabras presidenciales: "Estamos frente a un ordenamiento jurídico que tiene como factores Centrales la protección de la víctima, el respeto a sus derechos, la presunción de inocencia, la reparación del daño y el respeto al debido proceso". Olvidan que la protección de la víctima en un Estado de Derecho, no se debe dar ignorando los derechos del acusado o imputado.
Por último, sus defensores dicen que el Código Nacional de Procedimientos Penales va a acelerar la aplicación del "nuevo modelo penal acusatorio", lográndose una justicia más rápida y equitativa. ¿Cuál nuevo modelo penal acusatorio? El ejecutivo y sus consejeros pasan por alto la Historia de México ya que puede ser muy de seguro que nunca se han entretenido en leerla o siempre la reprobaron, porque el Código Federal de Procedimientos Penales de 1934, inspirado en principios que contiene la Constitución de 1917, la original no la adulterada, mutilada, y maltratada. Pero recordemos, y mencionemos el sistema inquisitivo del "PORFIRIATO" al acusatorio e incluso oral en muchos aspectos que allí están a la vista. ¿Por qué querer tapar el sol con un dedo? Cuando el país está lleno de corrupción oficial, lo que se requiere es ir sanando este cáncer.
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