lunes, 24 de septiembre de 2018

Política y Adolescencia. 
Por Rodrigo Sànchez Sosa

Ahora que el problema del adolescente que se engancha con el mundo criminal de las drogas, su trasiego y consumo, es una prioridad en el municipio, nos enfrentamos al adolescente como funcionario público municipal. La juventud extrema del equipo de del presidente electo de este municipio, tiene a muchos nervioso ¿Podrán con el paquete los muchachos? 
La capacidad y preparación para el caso es imprescindible, pero, la psicología, la sociología y el psicoanálisis, dirían que puede que la inmadurez emocional de los muy jóvenes, pueda incidir directamente en su responsabilidad y los resultados de sus comisiones.
El periodo de madurez emocional o psíquica del ser humano, llamada adolescencia es un fenómeno no solo social, sino bilógico y comienza en la pubertad y se prolonga en algunos casos hasta más allá de los 25 años de edad.
Habría que ser muy precoz para enfrentar responsabilidades tan pesadas en un periodo como este. Las implicaciones de la edad, patologías mentales benignas que presente el periodo adolescente, tienen el potencial de incidir directamente en la conducta y capacidad para responder a los problemas de responsabilidades de alto compromiso. Las más comunes en este tiempo son: la apatía sobreexcitación y depresión.
No hay forma de saber de manera anticipada la respuesta al estrés que demandarán los a cargos públicos en un municipio como el nuestro, a estos jóvenes. Pero si de hacer conscientes a ellos y la ciudadanía de lo que conlleva este hecho inédito en la historia política del municipio. Hasta ahora toda va bien, pero una vez en el poder los jaloneos van a distar mucho de lo que estos jóvenes conocieron en el político estudiantil, y definitivamente eso marcará al municipio a corto plazo.
A continuación comparto un perfil adolescente desde la perspectiva de un psicoanalista, que explica a lo que el adolescente  enfrenta existencialmente en dicho periodo, y la razón por lo que es la apatía, sobreexcitación y la depresión, las constantes contemporáneas en las patologías a desarrollar por los adolescentes de hoy:
"Un adolescente, que manifiesta una fuerte apatía en clase, desconectado desde hace un tiempo del saber escolar y que a su vez "vive la vida intensamente" preocupa fuertemente a sus padres que atemorizados ante sus reacciones "violentas" consultan cuando "ya no pueden más", ya no encuentran el modo de que sus palabras y sus normas ejerzan un límite efectivo en él. En estos últimos meses "se ha crecido" e intenta imponerse físicamente, según su madre, cada vez que siente amenazada su "libertad".
El chico explica a su terapeuta: que las personas y sus demandas se le vuelven insoportables pero con las que verdaderamente "no puede hacer" es con aquéllas que muestran un marcado interés por su persona: principalmente una chica que está enamorada de él y sus padres desbordados por la angustia. Los maltrata, les grita y exhibe ante ellos una fuerza desbordante para marcar su territorio. La sorpresa se produce cuando se da cuenta  que se trata del deseo del Otro sobre él.  Ese interés marca sin duda su cuerpo, le produce sensaciones que se traducen en algo "que siente en el estómago, algo negro que no sabe cómo sacarse de encima". Se trata de un indecible y frente a eso él muestra que es su cuerpo real el que se pronuncia. En su lucha por diferenciarse y acercarse a un "deseo auténtico", propio, los dichos que transmite son del estilo del "hago lo que quiero con mi cuerpo y nadie me lo va a cuestionar".
Sin embargo, el trabajo con su analista le permite interponer momentos de detención en los que puede confesar que la imagen que le devuelven los otros de sí mismo "le da pena". No le gusta esa imagen que el otro le devuelve. En cierta medida se pregunta si realmente desea eso que dice querer y que expresa con sus conductas. ¿Cómo hacer parar  esa respuesta violenta que expresa una parte de su impulso sin sentido?

Entre apatía y sobreexcitación ubicamos a algunos de los adolescentes de hoy. ¿Cómo no dejarse enceguecer por estas presentaciones? Modos del ser que como focos siempre encendidos nos dificultan ver lo que queda entre las sombras.  En todo caso tenemos que preguntarnos por la particular relación que los adolescentes tienen con su cuerpo. En cierta medida, así articulados, adolescencias y cuerpos aparecen como analizadores del devenir social. Apatías y depresiones; sobreexcitación e hiperconsumos. Tenemos ante nosotros la noción de experiencia, del cuerpo y de aceleración del tiempo, que impone el medio social y cultural. Frente a ello inquietud y desazón convocan al sujeto a tener que responder.
Apatía y sobreexcitación son respuestas que produce el cuerpo en momentos en que los adolescentes se confrontan con la dificultad de saber cómo hacer para encontrar un lugar en la vida. Ahora bien, ¿se trata de respuestas que aparecen sin pensar o más bien se trata de que el sujeto piensa desde el cuerpo? Pensar desde el cuerpo implica que no todo puede reducirse al lenguaje y que es desde el cuerpo que el sujeto resiste a la estandarización. El cuerpo empuja, se impone, se presenta con carácter de apremio. Es un forzar constante, pero eso no basta para producir un saber sobre lo que allí está en juego. Eso no quiere decir nada. Para construir un saber se requiere de la articulación. Es allí donde la presencia del Otro en tanto que lugar se convierte en fundamental para que los adolescentes pueden nombrar esos pensamientos que viven sin cesar. Es necesario encontrar la forma de cómo llevarles a hacer la apuesta por ese Otro. Creo que un lugar de apertura para ello es, justamente, reconocer en la apatía y en la sobreexcitación ese valor de respuesta: es allí dónde podremos ayudarles a preguntarse a qué realidad están respondiendo.  De hacerlos conscientes de la realidad que viven y los condiciona."  ("Pensar desde el cuerpo", Susana Brignoni.  Adp.)

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