lunes, 24 de septiembre de 2018

De nuestro àlbum de los recuerdos



De nuestro àlbum de los recuerdos



*Recordando al sayulense Epigmenio Vargas
*Por qué no se construyó una torre de cono como la de GDL
*Error histórico  haber cambiado la fachada de la parroquia



Recordando a don Epigmenio Vargas que este 7 de septiembre a las 00:42, se cumplió un aniversario luctuoso más, muriendo con él también el arte que lo ha llevado a ser considerarlo uno de los alfareros más grandes que ha dado nuestro país.
Sí. Ingratamente y para estigma de los que vivian entonces, hace 114 años que murió el Insigne alfarero sayulense Epigmenio Vargas, solo, enfermo, pobre y enterrado en una fosa común. El creador de una cerámica sin igual como no ha habido otra semejante y pocos saben que la hermosa losa que cubre las famosas torres de la Catedral de Guadalajara, simple y sencillamente es “losa de Vargas”, para orgullo de los alfareros sayulenses. Aquí el contenido de su acta de defunción:
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“Número 294:- doscientos noventa y cuatro. En la Ciudad de Sayula, a 8 de Septiembre de 1904, Mil novecientos cuatro a las 10 de la mañana ante mí, Adolfo E. Romero, Jefe Político y encargado del Registro Civil de esta Municipalidad compareció el ciudadano Manuel Ontiveros, casado de 54 cincuenta y cuatro años de edad, comerciante, dando aviso que ayer, a las 2 dos y treinta de la mañana, en la casa número 62 sesenta y dos de la calle de “Vallarta” de esta Ciudad, falleció a consecuencia de asfixia producida por una denopatía traqueobrónquica, según certificación médica, a la edad aproximada de 85 ochenta y cinco años el Señor Epigmenio Vargas, originario y vecino de aquí, católico, soltero, alfarero, 5ta división de la nomenclatura de profesiones, hijo legítimo de Florencio Vargas y de María Luz Madrigal. La inhumación será hoy en el Cementerio del Tepeyac, en fosa común por la insolvencia. Fueron testigos de este acto los ciudadanos Bernabé Bobadilla, de 54 cincuenta y cuatro años, tocinero y Eucebio Munguía, comerciante, de 34 treinta y cuatro años de edad; ambos casados y de aquí. Leída les fue la presente manifestaron su conformidad. Firmando los que supieron.- E.R. Romero, Eusebio E. Munguía.-Manuel Ontiveros” (firman) “
Bien cabe en este recuerdo, preguntarnos el por qué, cuando se construyó la torre de la Parroquia en 1959-60 siendo cura Miguel González Ibarra, no se hizo en forma cónica como estaba antes de ser demolida tras el temblor de 1911 misma que databa del siglo XVIII muy parecida a las torres de la Catedral de Guadalajara, incluso diseñada por el mismo arquitecto que diseñó las de la catedral tapatía...?. Preguntando  al Cronista Rodrigo Sánchez Sosa sobre el particular señala que, en efecto, fue un gran error no haber reconstruido la torre como era originalmente su diseño, por un afán pretencioso y fuera de ´época. Agregó que no sólo la torre perdió su antiguo diseño, también el atrio original, su barda perimetral fue sustituida por un enrejado fatal en un afán modernizador de mediados del siglo pasado que llevó a iniciar también la privatización de la Plaza del Comercio. Fue ese espiritu de supuesta modernidad que incluyó la construcción del mercado Díaz Negrete primero y luego el adefesio que tenemos hoy en día. Se ejecutó la sustitución del frente de la Parroquia con lujos fuera de lugar en cantera rosa, tan mal planeado todo que las placas históricas en cantera frente a la cruz atrial que quitaron del frente de la Parroquia para ponerlas donde están, son erróneas históricamente. Y es que el cura González Ibarra, quien pocos años después partió de Sayula para hacerse cargo del obispado de Autlán, era por decir lo menos, un sacerdote atípico, dejando aquí lo mismo amigos que gente que no lo quería. Se comenta que fue él quien mandó pulir la cruz de 1578, “para quitarle lo manchado”, argumentó. Cuéntase también que al observar lo anterior, el incansable maestro, doctor, historiador y luchador social, J. Jesús Figueroa Torres, amenazó con demandar ante el INAH tal depredación a una arquitectura histórica.

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