Por Arturo Fernández Ramírez
Al concluir las llamadas fiestas Guadalupe-Reyes, viene también la conocida cuesta de enero, en la que de alguna manera volvemos a nuestra realidad económica, agravada con el pago de todos los impuestos que debemos cubrir, desde el predial, agua, refrendo vehicular, IVA y en general todas las contribuciones contempladas en las leyes de ingresos de los tres niveles de gobierno, aunado al incremento de todos los productos y servicios.
Si no tuvimos la precaución de administrarnos adecuadamente en las fiestas decembrinas y, por el contrario, nos excedimos en los gastos, acabando con el aguinaldo y adquiriendo incluso deudas, la cuesta de enero será como una verdadera cruda después de una buena borrachera.
Y es que, no obstante que los salarios mínimos aumentaron en esta ocasión un porcentaje mayor al considerado por la inflación y que era el referente para su incremento cada año, (en la zona fronteriza el incremento salarial fue del 100%) siguen siendo insuficientes para que se cumpla el mandato constitucional de cubrir las necesidades de una familia.
En efecto, en el artículo 123 de nuestra Carta Magna se establece con toda claridad que "Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos".
Resulta claro que con $102.68 (o $176.72 en la frontera norte de México) que será el salario mínimo en 2019, no es posible cumplir con el anterior mandato constitucional, no se pueden cubrir las necesidades de una sola persona, mucho menos para un jefe de familia.
Entonces, la situación sigue siendo la misma de cada año: bajos salarios contra artículos, productos y servicios caros que dan como resultado una baja calidad de vida para la mayoría de los mexicanos.
Ni la desindexación del salario que hace 2 años se llevó a cabo ni el cambio del gobierno federal que ahora en diciembre pasado tuvo lugar, lograron que en este 2019 se cumpliera con el mandato constitucional del artículo 123 establecido a favor de la clase trabajadora.
Ciertamente no se pueden dar cambios de la noche a la mañana, no se puede abatir el rezago en la pérdida del poder adquisitivo salarial que durante décadas se acumuló, pero sí es importante que se establezcan metas en el corto y mediano plazo para que pronto los salarios mínimos cumplan su cometido constitucional.
Por lo pronto y mientras eso sucede, tendremos que enfrentar en este 2019 la tradicional cuesta de enero, esperando que realmente sea nomás en este mes y no se prolongue durante el resto del año. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com https://semanariohorizontes.com
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