martes, 15 de diciembre de 2020

 Lo que revelan las tumbas de tiro de  los  antiguos habitantes de nuestra región

Reportaje de Investigación de  Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula 

“Los estudiosos de las religiones mesoamericanas se niegan a reconocer que en el Occidente de México existió una religión equiparable a la mesoamericana por no exhibir esta los atributos que muestran las deidades de esta gran área de cultura. Sin embargo, habrá que pensar que las sociedades que habitaron el Occidente mantuvieron un desarrollo muy distinto a las mesoamericanas. Durante el periodo de la tradición de tumbas de tiro, su complejidad llegó al nivel de cacicazgo con estratos sociales definidos y, por lo tanto, debieron de tener una religión bien establecida. Con base en lo anterior, a manera de hipótesis,  las representaciones de hombres y animales provenientes de las tumbas de tiro pueden contener un simbolismo relacionado con la cosmovisión de los pueblos prehispánicos que habitaron el Occidente de México. Es difícil esta comprobar, ya que son piezas adquiridas a través del saqueo, a excepción de las tumbas de tiro selladas descubiertas en la cultura Bolaños, situadas en el norte de


Jalisco, y la tumba de Huitzilapa ubicada en el centro de Jalisco . Sin embargo, el contexto mortuorio en que se encontraron y los elementos simbólicos que exhiben sugieren un contenido relacionado con la concepción de una cosmovisión distinta a la mesoamericana pero, a su vez, compartida en algunos aspectos. Lo anterior lleva a pensar en la existencia de contactos entre ambas áreas culturales, sin poder establecer la intensidad y el tipo de dichos contactos por falta de investigaciones y estudios analíticos. Las representaciones plásticas de hombres y animales dentro de esta tradición  conservan su apariencia mundana sin que ello signifique el carecer de una simbología divina. Considerando que depende del tipo de cosmovisión que tenían; por ejemplo, se expresan los atributos de los chamanes o sacerdotes y guerreros celestiales, todos carentes de sexo expuesto y algunos pueden presentar un cuerno en la frente. El cuerno es insignia de poder sobrenatural y la ausencia de genitales expresa la penitencia de abstención sexual anterior al desarrollo de una ceremonia religiosa.También se tienen representaciones masculinas que denotan a primera vista algunas actividades mundanas; sin embargo, aún podemos señalar en ellas su relación con actividades religiosas. Por ejemplo, a los cargadores de varios materiales (agua, alimentos, objetos marinos), personajes con atavíos de alta jerarquía, es decir, jefes, músicos tocando diversos instrumentos, hombres bebiendo algún tipo de líquido, algunos con sexo expuesto, otros más sin ello, entre otros; podríamos interpretarlos como los portadores divinos de elementos indispensables para trascender el paso de la vida hacia la muerte del individuo hasta llegar a su destino final. Si fuera correcta esta suposición, estaríamos ante seres no mundanos que ejercen tareas fuera del ámbito terrenal, que desempeñan la serie de acciones de tipo religioso contenidas en el ritual mortuorio y no son simplemente acompañantes de los muertos. En cuanto a las representaciones femeninas, todas muestran sus rasgos sexuales. Lo anterior podría interpretarse como la diosa madre dadora de vida, la fecundidad y la continuadora de la especie entre otras acepciones. Otro rasgo significativo se encuentra en los adornos corporales que exhiben hombres y mujeres; incluyen collares, tocados, vestimentas con una variedad de motivos que pudieran entrañar una simbología religiosa desconocida para nosotros. Ello conduce a pensar en la presencia de representaciones divinas con atributos propios y diferentes a las deidades mesoamericanas. Por otro lado, se tiene la forma de las tumbas de tiro que reproducen la vida y la muerte de un individuo durante su paso por este mundo. La cámara simula el útero donde se aloja y desarrolla el niño y el tiro constituye el canal por donde sale al mundo (vagina). A su muerte, requiere regresar a la madre Tierra en forma similar a la forma en que llegó a este mundo. Esta concepción refleja la existencia de una religión bien desarrollada que denota la existencia de dioses y, a su vez, la cosmovisión de estos pueblos. En la cultura Bolaños se descubrió, en una de las tumbas selladas, un cuenco con la representación en su interior de un personaje dentro de un traje muy especial con la cara en color negro, posiblemente se trate de "ayudantes" del sacerdote o chamán, quienes no han alcanzado el nivel deseado pero que forman parte de la ceremonia mortuoria antecesora al depósito del individuo dentro de la tumba de tiro. En esos casos, su papel sería el de hacer frente a posibles adversidades negativas que surgieran durante el proceso del ritual fúnebre.  Entre el grupo étnico de los huicholes existe una imagen del sol donde se incluyen las representaciones de un hombre y una mujer en negativo muy semejantes a la del personaje de la tumba de tiro. Este hecho se interpreta como una reminiscencia religiosa del grupo étnico que habita hoy día en la región de Bolaños. Por otra parte, la presencia del peyote es fundamental entre los huicholes; lo consideran un elemento sagrado dentro de su cosmovisión. Podríamos estar ante un rasgo que sobrevive de sus predecesores. Habrá que notar que la religión de este grupo étnico carece de dioses con atributos mesoamericanos pero refleja una desarrollada complejidad, que además de sus deidades adoran diversos animales tales como el venado, el águila, el puma y que conservan el mito del tlacuache como el animal que les llevó el fuego, mito presente en la religión mesoamericana. Otra figurilla hueca proveniente de las tumbas de tiro descubiertas en Bolaños fue la de un hombre sentado que sostiene en la mano derecha un cigarro que lleva a su boca en actitud de fumar . El personaje carece de sexo expuesto, está ricamente ataviado, lleva un traje que le cubre el cuerpo, una especie de botas; en los brazos exhibe brazaletes, en la cabeza muestra un tocado, rasgo que aparece en forma esporádica en otras figurillas huecas; en las orejas tiene agujeros como para ensartar las orejeras y en la cara muestra ojos cerrados con pestañas insinuadas, cejas marcadas con cabellos; cruza una ancha banda roja en el lado izquierdo que va desde la frente hasta la barbilla pasando por la nariz; sobre el pómulo derecho está pintada un ave con alas desplegadas y cola abierta en dos. Pareja con atavíos de alta jerarquía.Formas de tumbas de tiro. cara y cuerpo; incluyen collares, agujeros para orejeras y una de ellas exhibe una especie de botas. Los motivos abarcan principalmente la cara que, en ocasiones, la cubren casi por completo, pero se tienen algunas en que los motivos se extienden al cuerpo; se trata de una serie de símbolos desconocidos para nosotros pero que deben mantener un significado específico vinculado a la religión. En estos casos, la posible vestimenta y la decoración facial no incluyen las glándulas mamarias que siempre están al desnudo. La desnudez total en otras figurillas también tiene que entrañar una simbología religiosa que, en el contexto mortuorio, pudiera interpretarse como la llegada al mundo de un individuo a través de la madre. En la tradición de tumbas de tiro es muy frecuente la presencia de desnudos femeninos, por ello tienen que sostener una simbología religiosa relacionada con la muerte y, a su vez, con el hecho de trascender a la vida. Esta representación plástica constituye sin duda un sacerdote por varias razones: carece de sexo; fuma un cigarro de tabaco, considerado alucinógeno en el mundo prehispánico, con acceso restringido a los sacerdotes; la vestimenta contiene símbolos desconocidos para nosotros; lleva tocado, atributo reservado a los sacerdotes dentro de esta cultura y el ave en la mejilla representa a un animal sagrado. Uno de los entierros humanos directos descubiertos en Pochotitan tenía el esqueleto de un pato como ofrenda. Entre muchos indígenas del mundo prehispánico, y aquí incluyo los de todo el continente americano, el ave (águila, colibrí, cuervo y otras) fue considerada como animal sagrado por representar, posiblemente, la libertad de volar al cielo, entre muchos otros factores. En la ofrenda de las tumbas de tiro en Bolaños dominan las figurillas femeninas; algunas presentan una desnudez total, otras adornos corporales. Existen también representaciones plásticas que exhiben defectos físicos. Los mexicas creían que los individuos con algún defecto físico eran "señalados por los dioses"  y se relacionaban con fenómenos naturales como los eclipses y las tormentas. Los cronistas españoles mencionan que, en ocasiones, eran enterrados con el gobernante. Entre las figurillas huecas pertenecientes a esta tradición se tienen con malformaciones; entre ellas jorobados, con ojos salientes, bocas deformadas o mutiladas, entre otras. Su presencia en la ofrenda de las tumbas de tiro simbolizan a individuos "sagrados" cuya misión sería la de proteger al individuo muerto contra los poderes malignos y, por lo tanto, serían seres sobrenaturales que actuaban dentro de la cosmovisión de estos pueblos. Otras representaciones plásticas son las figurillas esqueléticas. Estas representaciones son deidades que simbolizan la creación y la fertilidad tal como las concibieron los mexicas, bajo la creencia de que los huesos "son el asiento de la vida". Por último, el empleo de los colores blanco, rojo y negro debe tener también un significado sagrado. Todas las figurillas, y aquí se incluyen las representaciones de hombres y animales, exhiben uno o  más en la representación del sol en la artesanía huichol  de estos colores. El rojo es el más común; durante la elaboración de la pieza se añade una capa de color rojo y posteriormente se pule. Hay representaciones que utilizan el rojo y el negro tales como las piezas de la cultura Bolaños donde se utilizó la técnica del negativo para obtener el color negro. La pieza se rodea con bandas anchas de color rojo; hay ejemplos que muestran cenefas con determinados símbolos de color rojo o una combinación de ambos colores. Otras figurillas utilizan los tres colores en una misma representación. Pero, ¿cuál puede ser el significado específico de estos colores? El rojo pudiera emular a un ser vivo ya que al morir pierde este color, el negro puede significar la oscuridad que representa la muerte y el blanco puede ser la representación del agua como elemento vital para la vida. Lo anterior significa un elemento más ligado a la cosmovisión de estos pueblos. Habrá que aclarar que la cosmovisión debió de observar determinados cambios de acuerdo a la cronología y a la región de que se trata; sin embargo, hay ciertos elementos que se conservaron durante todo el periodo que duró esta tradición, por lo que considero que existió una cosmovisión con elementos básicos y cambios regionales a través del tiempo."  - María Teresa Cabero G. 


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