EL GOBIERNO NO ES SUFICIENTE
"No hay camino para la paz, la paz es el camino" Mahatma Gandhi.
Es la ruta a la convivencia sana, un derrotero hacia la justicia; ajusta el sentido hacia la dignidad, tiene rumbo a la felicidad, un recorrido hacia la tranquilidad desemboca en el amor, mira más allá del hombre y llega al humano. Cuántas cosas encierran unas simples palabras, ¡qué oración más sencilla y profunda!
Mientras la nación se agita por los diferentes temas como "las corcholatas" y "las tapa roscas" políticas, las alianzas entre partidos y las dudas de si se sale fulano o cambia mengano; nos hacen olvidar y hasta tomar como parte de la vida cotidiana la enorme violencia que envuelve a los ciudadanos; los choques de civiles contra civiles, de la Guardia Nacional contra narcos; el ejército contra delincuentes, los jueces y magistrados encandilados por el brillo de otros intereses soltando amparos y libertades a delincuentes a diestra y siniestra; los guardias comunitarios y las autodefensas que se envuelven en la bandera de la defensa territorial.
Ya todo se volvió un maremágnum donde no se sabe quién es el bueno o el malo; mientras tanto, las comunidades azotadas por las extorsiones hasta de dos grupos delictivos diferentes como sucede en La Ruana Michoacán o vivir bajo fuego como pasa en Chiapas. Los diferentes niveles de gobiernos declarando que todo va bien, que la delincuencia está a la baja, que si les disparan a las Madres Buscadoras son tiros al aire, que si balean a los campesinos que van al trabajo en el campo son menos de lo que se dice, que ya casi no sucede.
A contracorriente, hay quiénes están buscando un camino que pueda amainar esta vorágine de locura agresiva y asesina; ese brutal deseo de poder y enriquecimiento escondiendo intereses transnacionales e imperialistas que deshacen la dignidad y la paz de los pueblos. Un panorama correspondiente a la más terrible película de terror.
Dentro de los que buscan uno o varios caminos para que vuelva la tranquilidad al país están los Jesuitas, Episcopado Mexicano y la Conferencia de Superiores de Religiosos de México convocando a "Un diálogo nacional por la paz" en la sede de la Universidad Iberoamericana de Puebla en los días 21 al 23 de septiembre.
La Iglesia Católica redefinió su programa de respuesta pacificadora a causa del último detonante: el asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín César Mora en la sierra Tarahumara.
Sacerdotes Jesuitas Javier campos Morales y Joaquín César Mora Salazar. Defensores de los derechos humanos en Chihuahua, asesinados en la parroquia de Cerocahui, del mismo estado.
Desde noviembre del 2022 empezaron a construir el diálogo mediante el procedimiento de recoger los acuerdos y experiencias que surgen en foros y conversatorios de todo el país. Su meta es repensar la seguridad, la justicia, los derechos humanos y el tejido social.
Los que participan son la sociedad civil organizada, las iglesias (de varios credos), jóvenes, gobiernos locales y nacionales, empresarios, académicos, medios de comunicación, víctimas que padecieron violencia, migrantes, indígenas y artistas de diferentes ramas.
La intención es crear una agenda nacional de paz y una red nacional de paz para llevarlas a los ámbitos político, social y religioso.
* En la primera parte y ya en el proceso, se escuchará a los participantes de cada una de las ramas de los actores
* Lo siguiente es conocer las buenas prácticas, como programas y acciones, tanto de policías, autoridades y sociedad que si han funcionado.
* Tercer paso, la justicia; cómo resuelven los conflictos en los diferentes pueblos.
* En el tejido social se escuchará a las iglesias y a los gobiernos.
Debe quedar claro que este diálogo no es para hacerle llegar peticiones al gobierno, es para un quehacer ciudadano, de las iglesias, universidades y para gente que quiera aportar para la construcción de la paz. No serán recetas para aplicarse, se seguirá escuchando los diálogos con todos mediante las redes.
Partiendo del principio elemental que el saber de muchos siempre será superior al de uno solo y que el pensar desde un escritorio no se pueden resolver problemas tan complejos y enraizados; debe aceptarse el principio que desde la cultura de la sociedad puede haber mejores respuestas. No debemos esperar que los políticos den soluciones a problemas que éllos mismos crearon.
Moises Zepeda Gómez./ Para Horizontes
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