viernes, 9 de octubre de 2009

La Piedra en el Zapato

Chamela: La Tierra Pródiga


Emiliano Díaz Carnero

obre país que tiene todavía que aceptar bandidos, asesinos, sinvergüenzas en esfuerzos positivos de interés nacional y concederles hasta puestos de dirección, de elección, para sobrellevarlos, para neutralizarlos, para aprovecharlos…" reflexionaba el Ing. Medellín durante la reunión con los caciques de la región para explicarles los objetivos de la comisión y de los proyectos que el gobierno tenía pensado para la costa de Jalisco en la célebre y sabia novela de Agustín Yánez La Tierra Pródiga.
Dicha novela (publicada en noviembre de 1960) además de ser una obra que demuestra el talento literario de Yánez, es el medio por el cual él pudo denunciar -artística y elegantemente- la desilusión que sentía, no sólo respecto a la terrible realidad en la que se encontraba la sociedad mexicana bajo el régimen caciquil de terror -basado en la violencia y el miedo- y la incapacidad del llamado gobierno "posrevolucionario" para desintegrarlo; sino de lo que él mismo no pudo hacer durante su experiencia como servidor público, denunciar y destruir el orden caciquil, a través de uno de sus mayores esfuerzos: la famosa Comisión de la Costa. 
Yánez gobernó el estado de Jalisco de 1953 a 1959, periodo en el que se creó, a petición expresa de él, la referida comisión; la cual tenía -según sus informes y reportes- como principales objetivos: desarrollar la región, llevar bienestar a sus habitantes dotándolos de salud, educación e infraestructura, así como aprovechar las riquezas naturales que ahí se encuentran. Pero que en los hechos, buscaba fragmentar el orden caciquil y establecer un orden de gobierno "posrevolucionario-empresarial".
No lo logró en ese entonces, pero sentó las bases para las alianzas y "legalizaciones" necesarias para los futuros proyectos: presas, carreteras, ejidos, pequeños propietarios agroindustriales, turismo y eso si, escuelas, porque salud de plano no.
Hoy, los ciudadanos de la costa de Jalisco -campesinos la gran mayoría- todavía sufren la presencia caciquil, disminuida, pero presente aún. Pero su principal problema ahora no son los caciques en si mismos, sino su complicidad con el gobierno y las empresas.
Este es el caso de las 45 familias de pescadores del poblado Chamela, en la Bahía del mismo nombre y vecinos de la Reserva de la Biósfera homónima, donde la UNAM tiene una estación de investigación. Dichos pescadores llevan viviendo ahí desde hace más de 60 años, son ya 3 generaciones que viven de una cooperativa y sólo utilizan 0.5 hectáreas que ocupan sus casas y el camino a la playa donde tienen sus enredaderas y lanchas -con permisos de la semarnat y sin violar la ley federal marítimo terrestre. Pero tienen un problema: nunca lograron regularizar su tenencia de la tierra. Tenían el permiso del supuesto dueño, el Doctor Urquiza, quien les firmó certificados de posesión -obtenidos al pagar sus cuotas de arrendamiento- desde principio de los 50´s. Dicho doctor, era propietario sin título de toda la bahía, como "el Amarillo" que hace mención Yáñez en su novela y que el Ing. Medellín, haciendo uso de una voz que el propio Yánez no podía hacer pública, señala como cosa común en la región. El doctor era "propietario" de numerosas playas y terrenos nacionales. Es más, hasta las tierras de la estación científica de la unam eran de él, las cuales, "dono" a la universidad en 1967 y que en 1993 se incorporaron a las tierras decretadas para la reserva. 
Hace uno años, un hijo del doctor, vendió estas tierras (denominadas "Lote 7" y "La Burra") y otras más a Wolfang Hahn y al empresario Roberto Hernández para construir dos complejos turísticos de súper lujo: "La Tambora" y "Marina Careyes" respectivamente.
Desde la aparición pública de dichos proyectos (2007), sus promotores han recibidos fuertes críticas de parte de ecologistas y académicos (la UNAM interpuso un amparo que ganó y sigue vigente al argumentar la falta de agua en la zona para satisfacer la alta demanda de los campos de golf proyectados) y empresas farmacéuticas (por la destrucción de la selva, sus ecosistemas y sus bastos recursos genéticos); así como de periodistas, organizaciones sociales y defensores de derechos humanos que denuncian la privatización de terrenos "regulados" por la ley de bienes nacionales. Lo que apagó el fuego, más no las brazas. 
Desde hace unos meses, la Secretaría de Asuntos del Interior del gobierno de Jalisco ha estado haciendo el papel de "mediador" del empresario alemán para tratar de "reubicar" a los pescadores. Los cuales se han negado a aceptar el trato, su razón: les prohíben el acceso a la costa -lugar donde desarrollan su actividad económica- y los mandan a unas tierras -montaña arriba- que el municipio de la Huerta ya tiene vendidas. Es decir, se irían a vivir a otro problema y conflicto, sin garantías, ni paz y sin las condiciones para poder realizar su trabajo (marinero en tierra diría Alberti).
Ante la actitud del gobierno, los pescadores se han organizado y exigen su regulación. Pero ante la justa exigencia de los pescadores por seguir viviendo donde siempre han vivido y de la manera como siempre lo han hecho, sin dañar la selva, los manglares ni a nadie; el gobierno de Jalisco a través del Lic. Mario Reynoso Esparza, de la secretaría del interior, ha amenazado con desalojarlos a la fuerza. Cosa que aparentemente siempre está por suceder, ya que a menudo llegan ordenes que amenazan con desalojos a la fuerza; como el de la jueza de primera instancia de Cihuatlan, Alejandra Pimienta Encinas, quien ilegalmente y descaradamente autorizó el uso de la fuerza pública -sin dejar que los pescadores comparezcan y presenten las pruebas de su histórica posesión que les da derechos sobre las tierras- a petición expresa de los representantes legales del empresario alemán (Impulsora Chamela S.A. de C.V.) y el gobierno estatal. Tal y como se asienta en el oficio de fecha 13 de abril del 2009 del expediente 289/2009. El cual fue entregado a los pescadores a mediados de mayo y en el que se les informa que se desalojara y destruirá no sólo las casas de los mismos, sino la escuela primaria No. 175 "Jaime Torres Boded" y el jardín de niños "Valentín Gómez Farías".
Hoy Yánez no sólo llora en su tumba por no haber podido fragmentar el poder de los caciques, sino porque el gobierno y las empresas que él quería establecer en la costa para proveer bienestar y escueles a sus habitantes, hoy están destruyendo ese "bienestar" y las escuelas que él mismo mando a construir.
"…El Estado se hará cargo, íntegramente, de ciertas obras, como la carretera, la sanidad y la educación; en otras, como la irrigación (y el turismo) es preciso contar con compromisos previos de los beneficiarios para cooperar proporcionalmente…" informaba el Ing. Medellín a los caciques en La Tierra Pródiga.
A lo mejor, nuestro estimado autor y funcionario público, no midió bien la definición de beneficio y proporción que tenían tanto los caciques, como los voraces e impunes inversionistas-funcionarios del seudo Estado mexicano de ayer y de hoy. "Pobre país dichoso país" se dice a sus adentros constantemente el Ing. Medellin.
 

1 comentario:

  1. Hola alguien que me responda? Soy estudiante de Geografia y mi tesis es respecto a la privatizacion de la costa de jalisco, me interesaria informarme mas al respecto , donde puedo contactarte Emiliano?

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