jueves, 15 de abril de 2010


  La Carreta y los Bueyes....

Por Rodrigo Sánchez Sosa

El Carretero…

Hola a todos los amigos que leen esta columna semana a semana. Deseando tengan un agradable fin de semana, comenzamos. Antes que nada me disculpo por los errores de dedo al redactar esta columna, que una vez que el periódico sale reviso. La semana pasada encontré varios errores, disculpen ustedes por el descuido y las prisas al redactar la presente. 
Rivas, ingenuo, pero bien intencionado….
Algo que me ha llamado poderosamente la atención del actual alcalde de nuestro municipio es su obsesión compulsiva por el orden. Lamentablemente, dado que no es su campo, tampoco el mío; antepone esta obsesión a la legalidad, y sobre todo, y los más lamentable, impone esta preocupación patológica a lo político y social que su cargo público le exigen. Joaquín Sabina, hablando de Felipe Calderón con el que alguna vez se reuniera a comer, decía le parecía alguien ingenuo pero bien intencionado, que llevó al país a una catástrofe por ello; lamentándose por supuesto de haber aceptado la cita con el espurio mandatario (la Jornada 10/04/10). Si, Rivas es bien intencionado, pero ingenuo. Como reinito de la simpatía, posiblemente sea el mejor de la historia, pero definitivamente, como presidente reprueba de calle. Cuando hablamos de orden, nos remitimos a la moral, ya hemos hecho la reflexión: ¿la moral de quién? Depende. ¿Dónde queda la ley? En México, mucho se ha escrito, todos creemos que la ley no siempre se debe obedecer, pues no siempre es conveniente. Ahí están los casos de la controversia que promueve el ejecutivo del estado contra una ley emitida en el DF y las recomendaciones emitidas por la CNDH que son ignoradas por el panismo en el gobierno de Jalisco. La ley se somete a la moral del grupo en turno que acapara el poder, a las reglas del juego económico más popular (ahí están los tiangueros y los evasores de impuestos). Si la ley es opcional, no hablamos de una sociedad democrática, ni siquiera en vías de, la observación de los acuerdos tomados por la sociedad son condición impostergable para la vía democrática: todos los derechos para todos. Cuando en nombre del orden moral y las buenas costumbres se infringen las leyes, para contentillo de los hipócritas, no se puede exigir títulos, ni honores en el servicio público. La semana pasada, según versión de los vecinos, por la colonia de Guadalupe de esta cabecera municipal, una patrulla fue baleada por gente que ingería bebidas embriagantes en la vía pública. Una más de las situaciones que se dan gracias a que las calles del municipio (y los campos de futbol) se vuelven cantinas. Accidentes de transito, asesinatos al calor del alcohol y/o drogas, ingeridas en las vía pública sin ninguna supervisión o restricción por parte de la autoridad. No hace falta un estudio estadístico para ver una realidad: los fines de semana se incrementan los accidentes y hechos violentos en las calles del municipio, que no en pocas ocasiones derivan en muertes y lesiones graves. Los giros negros, legalmente provistos para la venta restringida y con vigilancia de alcohol, cierran a las 11:00 PM, y los domingos la mayoría no abre. No por eso la gente deja de tomar temprano o no toma. Las calles se vuelven cantinas para los más con el consiguiente resultado. La noción de orden y los "costos" para la imagen del presidente municipal, impiden que los lugares autorizados por la ley para tener bajo control el consumo de alcohol, cumplan con un fin social que aunque estigmatizado es previsto por la ley y normado. Los giros restringidos impiden que el alcohol se venda a menores de edad, salga a las calles al frente de un volente, que las esquinas se conviertan en cantinas y que los grupos bajo este influjo estén ubicados para evitar hechos violentos. El reglamento municipal en ese tenor, es inconstitucional y por ello susceptible de amparo por parte de quienes lícitamente se dedican a esta actividad económica en el municipio. Como experiencia de lo anti popular que es esta medida hipócrita en Sayula, la semana pasada estuve en el negocio denominado "Mi lindo Michoacán" platicando con el dueño sobre esto mismo, amanera de investigación, justo en ese momento dieron las 11 de la noche, se anunció a los parroquianos que por ordenes de la autoridad el servicio se suspendía esa hora, como respuesta a ello la rechifla fue para el presidente municipal, no pocos refirieron palabras altisonantes en contra del primer edil. Es entendible, a nadie le gusta que lo traten como menor de edad. En este caso el orden que pretende el presidente, se revierte pues todos los que allí estaban no les quedo otra que la calle para seguir la parranda, dado que nada después de esa hora esta abierto en el municipio, para tal empresa. Dado que el señor Rivas actúa como si fuera un monarca déspota en este feudo, no queda más a los dueños de giros restringidos que amparase ante una arbitrariedad y un perjuicio social como lo es el horario restringido para unos pero no para todos, de estos giros. Por nuestra parte ¿hasta cuando nos daremos cuanta que es más peligroso y económicamente inviable volver las Calles de Sayula cantina que dejar trabajar normalmente bajo la ley a estos giros? ¡Sabe!…
¿A dónde van los desparecidos?…
Cantaba Rubén Blades y luego los Fabulosos Cadillacs. Hace algunos meses desapareció sin dejar rastro y sin que hasta hoy se sepa nada el popular "Chino" de telégrafos. La semana pasada un vecino del municipio, comerciante, desapareció de manera parecida, encontrado su auto abandonado, sin más pistas ¿qué está pasando? Algunas personas han sido amenazadas en sus comercios, con el fin de extorsionarlas. El miedo empieza a calar en Sayula. Creo que ya dejamos de ver la lumbre desde lejos, algo que lamentablemente pronostique al inicio de este trienio. Pese a los títulos otorgados por la rancia clase alta a nuestro presidente municipal, se ve difícil que pueda enfrentar un escenario como el que priva en varias entidades federativas del país. Esperemos que sea falsa alarma y estos no sean más que hechos aislados en nuestro medio, y no lo que pasa en Michoacán, Monterrey o Tamaulipas, porque la violencia y descomposición social ya no respeta nada ni a nadie. Por desgracia en Sayula, la ostentación nos expone como comunidad, la ostentación de algunos nos deja expuestos a la mayoría. ¿Ha visto la cantidad de vehículos de lujo que circulan en nuestras calles? Hummers, Cuatrimotos, carros y camionetas modificados con sonidos que cuestan más de lo que yo gano en un mes; bueno, lujos que uno no podría imaginarse ver aquí, pasean despreocupados por la calle, como si fuera normal que en una comunidad e 27 mil habitantes, que ni siquiera tiene una colonia residencial, de esas exclusivas de las grandes urbes; que no posee siquiera infraestructura suficiente para ocupar a todos sus trabajadores, produzca esos niveles de riqueza. Cada quien sus cosas, pero como dijo el otro, el pez por la boca…ahí se ven, mejor, no vaya a ser…toco madera.
PD : El amor y el dinero no se disimulan…

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