viernes, 30 de abril de 2010


¿Violencia? o un grito desesperado en contra de la represión

Por Alan Ventura Hernández Talavera

"Cuando la humillación sepulta la vida emerge la violencia. Cuando la miseria entierra la esperanza la violencia es una respuesta." 
- Arnoldo Kraus 
Por sí sola la violencia es atroz, suprime la libertad y corrompe los principios humanos. Pero que sucede si la misma miseria, humillación y desesperanza sobrepasan los límites de lo correcto. O que sucede si el mismo estado mexicano es el que inyecta y alimenta esta violencia. A quién recurrir en este caso, quién está para proteger al humillado, al pobre, al que no puede ser escuchado; estas son las incógnitas que se generan día a día en estos tiempos controlados por el miedo. Acaso no están provocando que se detone la violencia de los que son pisados y humillados. Luego el mismo estado es el que se encarga de crear un juego en el que los humillados actúan como fuesen los malos. "El Estado mexicano ha ejercido sin piedad la violencia. Robar al país es una fechoría. No ofrecer salud de calidad para todos es injusto. Carecer de agua es amoral. Fomentar el narcotráfico es criminal." (Kraus, 2008). Lo peor de todo esto es que la misma sociedad es la que reprime, acusa e incrimina a las personas que están defendiendo su dignidad y sus derechos; apuntándoles y señalándoles sin cesar diciendo: "Hasta cuando se pondrán en paz". Este tipo de pensamientos son los que alimentan constantemente al gobierno para que ellos por su parte sigan cometiendo estos actos de violencia hacia la sociedad. La única forma de que esto no suceda es informarse de lo que ocurre en el país. 
La gente ya está marcada por la historia y lo más impresionante es que aún así no se da cuenta del engaño al que se le somete constantemente. Simplemente recordar el movimiento estudiantil del 68. Para hacer este ejemplo más claro basta con darse cuenta, que era lo que pedían los estudiantes y cuál fue la respuesta del gobierno.
Peticiones del movimiento estudiantil del 68: 
- Libertad a los presos políticos.
- Destitución de los generales Luis Cueto y Raúl Mendiola, y también del coronel Armando Frías, los cuales encabezaban la represión.
- La revocación de los artículos 145 y 145 bis.
- Indemnización a las familias afectadas por la muerte de sus familiares en el incidente del 26 de julio.
- No a la violencia de las autoridades como la policía, granaderos y el ejército los cuales reprimían a los estudiantes.
En comparación, las respuestas del gobierno a tales peticiones fueron:
- Infiltrar agentes en la universidad para conocer los planes de los líderes y también para ser provocadores dentro de las mismas (Ocasionando que se incriminara al movimiento estudiantil).
- Contener mediante la violencia a todo aquel que iniciara cualquier movimiento opositor.
- Creación de grupos paramilitares para disipar al enemigo, cabe resaltar que estaban bien entrenados.
- Utilizar al ejército como recurso contundente de control social.
- La matanza de cientos de estudiantes en la plaza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, donde fueron perseguidos, desaparecidos, humillados, encarcelados y asesinados por elementos que el mismo gobierno envío a aquel sitio; todo a través de un plan estratégico bien elaborado donde las fuerzas armadas federales abrieron fuego contra los estudiantes pasando por alto sus derechos humanos y todo lo que se pudiese.
Y como si esto fuera poco, días después de dicho evento la persona responsable de estos actos, cuyo nombre me privaré de decir, sale ovacionado por "Restablecer el orden y la paz". He aquí un ejemplo lamentable y sin nombre que realizó el gobierno en contra de unas simples peticiones que no pedían nada más que lo justo. Es entonces cuando me preguntó ¿En realidad es violencia o es tan solo un acto desesperado de supervivencia ante la injusticia, la humillación y la miseria? Y eso que este es solo un ejemplo de un sinfín de abusos que el gobierno ha cometido a la sociedad siendo que están supuestamente a cargo de la "Seguridad e integridad" de las personas. 
No es necesario ir tan lejos, simplemente aquí en Sayula encontramos escenarios violentos; tal es el caso reciente del fallecimiento de Don Samuel Betancourt. Ya se les pidió a las autoridades que se hiciera la investigación correspondiente; hasta cuándo y hasta dónde nosotros como sociedad seremos permisivos ante la injusticia, el abandono y la impunidad. Acaso es necesaria la muerte de las personas para que nos demos cuenta de que algo está mal. Yo no lo creo así. Deberíamos, siquiera en nombre de estas personas, hacer algo para que no se sigan dejando estos casos en saco roto. 
El primer paso para terminar con la violencia es obviamente sin violencia y esto inicia no con el gobierno sino primeramente con la sociedad, es decir, que no sea la sociedad la primera en permitir estos actos y mucho menos de aplaudirlos. La unificación de la gente es lo primero que se necesita para poder exigir al gobierno justicia y también para acabar con la impunidad. Otro punto muy importante es que la gente debe estar bien informada acerca de lo que sucede a su alrededor para que no caiga en el engaño.  
El juego del que se ha estado hablando puede que esté en un equilibrio muy delicado, casi al borde del colapso. Tan solo se necesita una chispa para encender el fuego. Siempre este grupo pisoteado está diciendo y cuestionándose ¿Hasta cuándo terminará? Y en algún punto no soportarán más y será entonces donde el equilibrio se romperá y la violencia surgirá de manera inminente. La violencia que ejerce el estado sobre la sociedad es atroz e inhumana. Quiero resaltar como última instancia que la violencia es un acto reprobatorio y que no comulgo con ella, pero todo depende del cristal con que se mire. Es donde una vez más lanzo la pregunta, ¿En realidad es violencia o es tan solo un acto desesperado de supervivencia ante la injusticia, la humillación y la miseria? Por último, habría que analizar lo siguiente: "La indigencia detiene la vida y el hambre impide el futuro. Cuando se rebasa lo inadmisible, cuando se sabe que a pesar de que se realicen los mejores esfuerzos es imposible avanzar y cuando no hay más sacrificios que hacer, la realidad obliga a repensar si son correctas o no las ideas del filósofo judeoalemán: ¿Es ética la violencia?" (Kraus, 2008)


1 comentario:

  1. 1.- La respuesta es "ambas" cosas.
    2.- La violencia no es ética, pero sí legítima en función del Estado.

    Por lo de la violencia que ejerce el Estado "sobre la sociedad", es una falacia, aunque sin duda se incentiva.

    Mejor dicho, debemos cuestionarnos de qué lado estamos. ¿A quién le va usted? ¿al narco? o ¿al gobierno?

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