Por Rodrigo Carrión Grajeda
La verdad que cada día que vivimos, la vida nos da sorpresas, muchas de las veces de muy mal gusto, otras que nos ponen a pensar seriamente sobre nuestra forma de vida a la carrera sin detenernos un poco a reflexionar qué ganamos con esto. Lo digo porque la desagradable noticia que en días pasados nos enteramos del lamentable deceso del amigo Emilio Ponce Sandoval, persona de mediana edad, productiva, estimada y conocida en todo el municipio y sus alrededores, nos damos cuenta de que cuando nuestro Padre Dios nos pone la barrera nadie, ni nada, podrá cambiar las cosas ni torcer nuestro destino que él nos marca desde que nacemos. Solo quedaran los recuerdos buenos o malos que con nuestra conducta forjamos a la vista de nuestros semejantes principalmente con nuestros seres queridos quienes por muchos años nos extrañaran fuéramos como fuéramos. De los amigos y conocidos como en este caso de su servidor, a lo más un buen comentario de nuestra parte recordando el don de gente que siempre lo caracterizó, aparte de los favores recibidos del amigo Ponce cuando ocupábamos de su servicio. Otra cosa que quedara dentro de los múltiples recuerdos de quienes lo conocimos es su tranquila presencia caminando en su taller al pendiente de todo buscando que los clientes salieran satisfechos del servicio aparte de la atención que tenía cariñosamente con sus animales de corral principalmente sus vacas que a diario ordeñaba muy tempranito antes que nada disfrutando la sabrosa pingana.
Aunque los múltiples servicios de su taller continuaran igual o quizás mejor, nunca será lo mismo para muchos de sus clientes ya que su sola presencia y trato nos daba confianza y sobre todo disfrutábamos de su amable plática siempre positiva y de buen gusto. Pero bueno así es la vida, solo los recuerdos quedan diría el poeta, de mi parte un respetoso pésame a toda su familia, esposa e hijos que yo me quedo con todos los recuerdos y vivencias que con don Emilio pasé desde hace más de 30 años en mi recorrido diario a esta delegación de Usmajac muchas de ellas de favores de su parte pues con dinero o sin él, me parchaba las llantas de mi moto o camioneta lo importante para don Emilio era dar el servicio fuera quien fuera y como fuera. Es por ello de su exitosa trayectoria de empresario llantero de más de 40 años, dejando una muy buena imagen que tendrán que cuidar muy bien sus descendientes directos honrando de esta manera todo el sacrificio y esfuerzo que Emilio hizo durante todo este tiempo. Hasta pronto amigo Ponce, ventajita que nos lleva, ya que la vida nadie la tenemos comprada como muchas otras personas piensan adinerando muchas veces de mala manera sus bolsillos, negando un favor a sus semejantes sin pensar que la muerte a diario la traemos en las pestañas y de nada nos servirá cuando demos cuentas al creador de nuestra conducta. Dios lo guarde y lo bendiga amigo sus hechos serán su tarjeta de presentación ante el juez eterno que lo juzgará con la imparcialidad que lo caracteriza de un Dios justo y santo. Mientras tanto nosotros continuaremos haciendo historia en este querido pueblo de Usmajac hasta que Dios quiera tomando su buen ejemplo para que la gente nos recuerde el día de mañana como personas de servicio y dejemos al igual que usted amigo Ponce un muy bonito recuerdo cuando faltemos o cambiemos de trabajo que va a estar muy difícil después de 34 años en este lugar que ya es parte de nosotros.
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