viernes, 14 de noviembre de 2014

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Por Arturo Fernández Ramírez
CRECE EL DESCONTENTO SOCIAL EN MEXICO
Ante la comunidad internacional México ha sido considerado ya como el Estado más represor de América Latina.
Sin embargo, dicha represión no le ha sido suficiente para sofocar los brotes de violencia que se han venido suscitando en diversos puntos de la República Mexicana.  Como tampoco le ha sido suficiente para acallar las voces de protesta e inconformidad que cada día crecen más y se están desbordando en forma que definitivamente no lo tenía previsto el gobierno federal.
Es indudable que las redes sociales y el avance de la tecnología han jugado un papel preponderante en esta inconformidad social, ya que aunque de manera "oficial" pretendan, como siempre, tergiversarse los hechos para generar una corriente de opinión contraria a la esencia de las protestas, no se han podido contener la resistencia civil que amplios sectores de la población han venido llevando a cabo.
Ciertamente siguen teniendo una gran influencia las televisoras que mantienen un férreo control en la comunicación masiva hacia la población. Sus programas corrientes y carentes de la más mínima cultura y educación, siguen influyendo en el grueso de la población que sigue sin darse cuenta de los verdaderos intereses de estas dos empresas de la televisión que simplemente no dan apertura a otras empresas, a otros canales ni a otros programas plurales.
Pero con todo y ese duopolio que tiene plena vigencia en nuestro México del siglo XXI, el internet se ha constituido en una herramienta que ha logrado despertar conciencias de muchos sectores sociales.
Y gracias a esta herramienta es como se han logrado traspasar las barreras nacionales para que al exterior de nuestro país puedan accesar a información más verás, lo que ha dado como resultado que hoy como pocas veces, las protestas de apoyo y solidaridad se realicen en otros países.
Claro está que lo deseable es que los brotes de violencia no crezcan, que esta descomposición social no llegue a consecuencias más fatales.
Pero, debemos reconocer que aquí quien tiene la última palabra es el gobierno federal y la clase política de primer nivel, sí, aquella que simula estar en contra de ciertas acciones gubernamentales, pero que en lo oscurito come en el mismo plato de los gobernantes.
Creo que criminalizando las acciones de protesta no es el camino más idóneo. No se puede seguir acusando de delincuente a quien es víctima de la desesperación porque algún familiar desapareció, porque no tiene trabajo, porque sufrió algún delito en su propia persona, porque simplemente no tiene oportunidades de crecer, de mejorar, de aspirar a una vida digna y decorosa.
Y menos aún se le puede seguir acusando de delincuente a quien se inconforma por el estado de zozobra en que vivimos por quien se dice gobernante o de la "clase alta o de élite" pero que no es, él sí, más que un verdadero delincuente de cuello blanco que comete grandes atracos en perjuicio de nuestra nación.
Es necesario y urgente que el gobierno, los gobernantes y la clase política de primer nivel se preocupen por recuperar la credibilidad social, la legitimidad y la calidad moral para actuar con autoridad, de lo contrario, podemos augurar que el uso de la fuerza pública, es decir, aumentar la represión en contra del pueblo, tendrá el efecto que hasta ahora ha tenido: aumentar el descontento social en México, con muy lamentables consecuencias para todos. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com

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