miércoles, 30 de septiembre de 2015

Especial para Horizontes...
Quiénes habitaron el Sayula del Siglo XVI
Reportaje de Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa

En las pasadas entregas de esta investigación, analizamos cómo fue construido el Sayula español, el trazo de sus calles, la distribución y contraste con las formas indígenas; la polémica en cuanto el año y lugar de su fundación; su importancia como una pueblo modelo estilizado y planeado para representar la civilización en estas latitudes paganas. Tómese en cuanta que, la historia por razones políticas de imperio Hasburgo, se tergiversó, así que muchos datos sólo los suponemos, pues los historiadores serios coinciden en que la corona no quería que cierta información fuese conocida, sobre todo en el Nuevo Mundo.


"Sólo seis años después de la conquista, la corona prohibió ulteriores publicaciones de las Cartas de Relación de Hernán Cortés a Carlos V. La corona no deseaba promover el culto a la personalidad de los conquistadores…En 1553, un decreto real prohibió la exportación a las Américas de toda historia que tratase sobre la conquista…" (Carlos Fuentes; El espejo enterrado)
Como comenta Carlos Fuentes en éste respecto, se nos prohibió conocernos a nosotros mismos. La relación que pudiésemos hacer hoy de la media filiación del Español, criollo, mestizo e Indígena, que en el siglo XVI vivieron en Sayula o en territorios pertenecientes la encomienda, luego Provincia de Ávalos; nos servirá para entender nuestro carácter y forma de entender el mundo, de los que aquí nacimos y vivimos, que va desde las relaciones entre familias, barrios, clases sociales, tenencia de la tierra, actitud frente al trabajo hasta la propia política local actualmente. Si sorteamos los obstáculos que representan la información a modo y el prejuicio, obtendremos un perfil desde el cual analizarnos como pueblo, y entender nuestro papel hoy.
Comencemos con el indígena. El mundo indígena desapareció con la conquista, es verdad que quedaron los individuos concretos, pero estaban huérfanos, su cultura ya no estaba se trasformaba rápido y violentamente. Hubo quienes nunca abandonaron la resistencia al invasor español como los Yaquis y los Mayas, esto ultimo formando incluso en el sur del territorio de la actual república, un gobierno independiente que duró 80 años luego de la guerra de casta en Yucatán; algo inédito para todo el continente, sólo hasta 1930 fueron integrados a la federación, los españoles nunca pudieron conquistarlos por completo, y terminaron por revelarse y separarse política y socialmente del resto de México. Pero aún estos valientes Mayas, a mediados del siglo XIX, ya tenia una cultura sincretizada, su religión era la católica, luego de la separación a su territorio fundaron su propia iglesia católica, con el culto aprendido, pero dirigida por ellos e independiente de Roma. También existían los indios que apelaban a la protección de la iglesia y la corona contra los ambiciosos conquistadores, hasta llegar a un grado de humillación por la desesperación de que eran presas en su mundo que se derrumbaba:
"Vienen al bautismo muchos (indios), no solo el domingo o los días que para esto están señalados, sino cada día ordinario, niños y adultos, sanos y enfermos, de todas las comarcas, y cuando los frailes los andan visitando le salen al camino con los niños en brazos, y con los dolientes a cuestas, y hasta a los viejos decrépitos sacan para que los bauticen...Cuando van al bautismo, unos van rogando, otros importunando, otros lo piden de rodillas, otros alzando las manos y pidiéndolo a gritos, gimiendo; otros lo demandan llorando y lo reciben con suspiros." (Fray Toribio de Benavente "Motolina")
El Cuadro no puede ser más desesperanzador, el indígena es un ser despojado, que necesita protección, que la exige a gritos; y nos es para menos, está en medios de una lucha política entre la Corona y los conquistadores, cuyo botín son sus tierras, donde va comprometida su propia integridad física:
"Los conquistadores se apropiaron de la tierra y el trabajo de los naturales, mediante el derecho de conquista. La corona los denuncio con bases humanitarias pero también jurídicas, alegando que la tierra le pertenecía a los indios, y a través de ellos a la corona, por ser sus súbditos. Los colonizadores desobedecieron a la Corona, pero la corona les replicó, negándoles el derecho hereditario…pero los colonizadores se organizaron localmente en esferas donde la corona no llegaba, creando una política social aislada de opresión y explotación del indígena:" Carlos Fuetes Idem)
El indígena, aquel descendiente de los naturales de estas tierras, en el Sayula colonial era un ser condenado a desaparecer, con cada vez menos razón de ser en el universo colonial del Sayula del siglo XVI. Protegido por la iglesia y las leyes de la corona, apenas si lograba evadir la agresión y la ambición de los terratenientes. Apenas si fueron integrados a la sociedad naciente con el arribo del mestizo como ente social en la colonia, pero desapareció su individualidad cultural y sentido de la identidad, y el tiempo que duró su resistencia, dieron origen al Sayula mestizo. Para desaparecer luego, para siempre.
"En el colegio de Tlatelolco en México, por ejemplo, los jóvenes indígenas aprendían español, latín y griego, demostrando ser excelentes estudiantes. Pero, al cabo, el experimento fracasó, primero porque irritaba a los conquistadores tener súbditos indios que sabían más que ellos, pero sobre todo, porque los conquistadores no querían indios que tradujesen a Virgilio, sino Indios que trabajasen para ellos como mano de obra barata en las minas y haciendas (o sea que ya entonces, los conquistadores aplicaban la objeción a la educación por contenidos, favoreciendo la educación por competencias….)." (Carlos Fuentes idem)
"¿Dónde hallar la esperanza para el mundo indígena? ¿Cómo evitar la esperanza y la insurrección?...estas fueron las preguntas propuestas por los humanistas de la colonia, pero también por sus sabios, y astutos, políticos. Una respuesta fue a denuncia de la explotación de Bartolomé de las Casas; otra las comunidades utópicas Quiroga y los colegios indígenas de la corona. Pero en verdad fue le segundo virrey y primer arzobispo de México Fray Juan de Zumárraga, quien halló la solución definitiva y duradera: darle una madre a los huérfanos del México colonial. En 1531, en la colina del Tepeyac, lugar dedicado al culto de una diosa azteca, la virgen de Guadalupe se apareció a un humilde tameme o cargador indígena, llamado Juan Diego. De un golpe maestro, la autoridad española trasformó al pueblo indígena y sus descendientes, de hijos de una mujer violada, a hijos de la purísima Virgen. De babilonia a Belén en un golpe de genio político" (Carlos Fuentes idem)
El Mestizo: hijo de español e india, la gran mayoría de las veces, sino que exclusivamente; se le llamo también castas, y se promulgaron leyes para controlarlas. También estaba el hijo de indio y negra, zambo; de español y negra, mulato. En Sayula colonial los esclavos negros eran escasos, y eran considerados un lujo, trabajando como sirvientes en las casa de los españoles. No fue sino hasta el siglo XVIII que fueron traídos algunos esclavos de origen africano a la hacienda de Amatitlán, con tan mala suerte que solo poco tiempo después se declararía abolida la esclavitud en el país y los esclavos liberados. Cada vez fue más difícil en Sayula delimitar el origen de las castas, la población crecía, y dadas las restricciones prejuicios racistas de los españoles, el número de europeos decrecía; les nacían hijos criollos, que perdían los derechos de los padres por restricciones de la corona. Eso llevaría a la guerra de independencia. Pero fue definitivamente el éxito del mestizaje, el que hizo prever al mestizo un mejor futuro que el de sus padres: Mineros, Obrajeros, comerciantes, campesinos, artesanos (pese a que se asegura que la forja de cuchillos data de este entonteces, el autor no encontrado información que lo corrobore). El mestizo era tratado diferente que el indígena, era más confiado pues no solo creció en el mundo colonial, sino que ayudó consolidarlo. Pero inevitablemente tenía que enfrentar el estigma de su lado indígena, es decir la inseguridad fue y es una de sus características: es como el padre español, racista; y como la madre indígena profundamente religioso y lleno de tradiciones producto del sincretismo cultural. Definitivamente el color de piel, ojos y pelo, determinaba socialmente al mestizo; entre más español parecía, más oportunidades tenía de salir adelante (para un tratado completo del tema lea "El laberinto de la Soledad" de Octavio Paz). El mestizo esta acostumbrado al trabajo duro, incluso es un valor para él; pero también a ser explotado y a ser despojado del fruto de su trabajo. En Sayula por ejemplo, la gente de origen humilde se precian de su laboriosidad, y es mal visto el ocioso, no solamente el que evade el trabajo sino todo aquel que no se dedica al trabajo duro. Hasta hace muy poco en Sayula, los padres se negaban a dejar ir a la escuela a sus hijos, y sólo la labor tesonera de educadores, maestros y hasta sacerdotes cambió esta percepción. La gente común en Sayula es trabajadora y acostumbrada a ganar poco, a ser explotada, son reconocidos como excelentes trabajadores en otros estados de la república. Le temen al patrón y eso los hace indiferentes a la rebelión social y al activismo político; a menos que este activismo este dirigido por quienes consideran superiores: las clases altas ilustradas. Resulta particularmente importante notar que en la gesta revolucionaria fueran los terratenientes lo que movilizaran al pueblo mestizo de la región, que no fue hasta la cristiada que éste se movilizó sólo en defensa de su fe y el activismo en ese sentido fue acentuado en Sayula. Para el mestizo en Sayula hasta hoy, el mundo tiene que ver, con un sentido religioso, más que político, la política es cosa de los patrones, de los descendientes ideológicos o genéticos de los españoles.
"El tono general de la migración española al Nuevo Mundo, fue dado por numerosos frailes, sacerdotes y muchos pequeños hidalgos, así como numerosos guerreros (soldados), que eran más numerosos al principio que al final; casi ninguno aristócrata, pero en cambio muchos mercaderes, pintores, artesanos y abogados de mayor influencia que número"(Céspedes del Castillo)
La forma de ejercer, obtener y detentar el poder en el Sayula del siglo XVI tenía que ver con la tierra, y luego con el derecho de conquista. Los soldados que llegaron con el conquistador exigieron su paga en tierras e indios, como se pagaba a los ejércitos de la reconquista en tierras moras. El propio Hernán Cortés le define a Carlos V a sus hombres como toscos y poco inteligentes. Aunque a medida que pasó el tiempo, el número de soldados en la colonia decreció con la pacificación, la migración trajo artesanos, comerciantes y pintores. Pero prevaleció la forma de imponerse de los antiguos conquistadores o encomenderos. En 1566, el padre Las Casas denunció la encomienda como un crimen: "una forma tiránica de gobernar, mucho más injusta y más cruel que la utilizada por el faraón egipcio para oprimir al pueblo de Israel" dice. Los descendientes sanguíneos o ideológicos de los encomenderos y terratenientes españoles siguieron utilizando las formas de opresión y explotación hasta entrado el siglo XX, lo cual llevó a la revolución de 1910. Aún hace poco en Sayula la división social era marcada por el clasismo. Hoy terratenientes herederos de las antiguas haciendas, hoy venidos a menos, y no pocos en la total desgracia frente a la industrialización del campo y la globalización, sueñan con esos tiempos. Pero las formas se siguen respetando, hasta también muy poco las clases altas en Sayula tenía pretensiones aristocráticas, como sus antepasados. Pero la historia es lapidaria en tal caso, no había aristócratas entre los españoles que habitaron Sayula durante la colonia, cuando mucho burócratas y descendientes de hidalgos de la conquista, artesanos y comerciantes, nada más alejado de la nobleza. Sin embargo, esta ínfula de la clase social alta permanecieron hasta los años 80 del siglo pasado, cuando el jardín principal tenia un sitio exclusivo para ricos, los domingos que todos salina a pasear al primer cuadro de la ciudad. La forma en que los herederos hoy, de los antiguos terratenientes de principios del siglo XX y fines del XIX en Sayula, ven la posesión de la tierra, implica los valores sociales de segregación y racismo, tan parecida a la de los antiguos encomenderos, que solo las imposiciones del centro de la federación logró minar , estos en los años 50 del siglo pasado aún reclamaba su derecho de pernada en Sayula. Al igual que la corona con sus abuelos, a los que mantenía a raya, pero siempre encontraban la forma de burlar la ley para enriquecerse con el trabajo de otros y robar sus tierras: "La ley se acta pero no se cumple" era el dicho en la colonia con respecto a las leyes que prohibían el despojo, la explotación y los malos tratos a los naturales. La pedantería, prepotencia, elitismo y soberbia, son características, si bien generalizadas entre esta clase social alta de Sayula, en desuso por su extinción; pero, aún hay gente poderosa entre estos en el municipio que acapara tierras, se sirve del pobre para alimentar su ambición, y actualmente con un marco de acción que incluye la asociación con el crimen organizado.

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