viernes, 26 de marzo de 2010


Temas de Interés

Por Arturo Fernández Ramírez

2010, Bicentenario y Centenario de la Independencia y Revolución

Reflexionando un poco sobre esos dos acontecimientos, el inicio de la Guerra de Independencia y de la Revolución Mexicana, el que a nosotros nos esté tocando vivir justamente doscientos y cien años de uno y otro, creo que es algo que debemos valorar en su justa dimensión.
De acuerdo a la historia, hace cien años el entonces Presidente de la República, Porfirio Díaz, preparó grandes acontecimientos para celebrar el centenario del inicio de la Guerra de Independencia, pareciera que su poder estaba plenamente consolidado y que nada extraordinario iba a pasar pocos meses después, menos que su derrocamiento estuviera cerca.
El recordar esos sucesos históricos, nos debe hacer entender que ese ciclo de hace cien años nos está tocando vivir a nosotros, pero no solo de la Independencia, sino de la Revolución, misma que trajo como consecuencia el fin de la dictadura Porfirista.
La vida es cíclica, un día, una semana, un mes, un año, un lustro, una década, un siglo, un milenio. Y como parte de nuestra cultura, entre más distante se cumple un ciclo, mas es el júbilo, más es la alegría.
Así pasó cuando se dio inicio al nuevo milenio, el cual aunque envuelto en ritos, leyendas y cuentos, pero para todos fue un gran acontecimiento el que hayamos sido testigos del fin y del inicio de un ciclo milenario.
Volviendo al año 2010, como mexicanos, es doble el significado al celebrarse dos grandes acontecimientos, los más grandes en la historia de México, el primero por habernos emancipado de España y el segundo por habernos liberado de una dictadura.
Nuestro presente tiene sus bases en esos dos grandes acontecimientos y por ello los celebramos con mucho orgullo. Y no es para menos, ambos nos dan identidad, la independencia porque nos hizo ser mexicanos al dejar de ser considerados como parte de otro País. El segundo, sentó las bases de un nuevo orden constitucional que de alguna manera es el que nos sigue rigiendo.
Ciertamente la Independencia y la Revolución no han sido suficientes para que en México no haya pobreza, ni desigualdad, como tampoco para que las oportunidades de desarrollo y crecimiento sean para las mayorías.
En este sentido, podríamos dar la razón a quienes sostienen que ambos movimientos armados siguen debiendo mucho a nuestra sociedad, a nuestra población que sufre hambre, que sigue esperando una justicia social auténtica.
Sin embargo, por otro lado podemos también dar la razón a quienes aseguran que si bien esos movimientos armados no han logrado que México esté cerca de ser considerado de primer mundo, no menos deja de ser cierto que en su momento miles de mexicanos dieron la vida para que nuestra Nación cambiara y las cosas mejoraran.
Corresponde entonces a nosotros hacer nuestra parte, así como hoy recordamos a los héroes y personajes que hace cien y doscientos años protagonizaron y forjaron la historia que hoy nos toca celebrar, así mismo, tenemos la oportunidad de ser la historia que en cien o doscientos años otros tengan que celebrar. Los que murieron hicieron ya su parte, toca a nosotros hacer lo correspondiente.
Sería esa la mejor manera de recordar y celebrar el bicentenario y centenario de esos dos movimientos armados que definieron un rumbo para México. Ojala lo entendamos y así lo hagamos para dejar a las generaciones que vienen un País mejor. De manera natural nos está tocando vivir un momento histórico, en nuestras manos está hacerlo todavía más histórico con nuestra participación activa en la generación de cambios positivos. O Usted qué opina estimado lector. Sugerencias y comentarios al correo electrónico arturferam@hotmail.com


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