viernes, 7 de mayo de 2010


La Tierra de los Fantasmas

Por Lizeth Sevilla

El lente con el que ve el mundo

Hay ojos para todo y cada quien mira lo que quiere (o lo que puede)

Y así la mirada se posa a veces en lo de afuera 
para capturar de un modo nuevo lo que ya existe.
Alfredo Sánchez

1.- Toma su morral y le echa papel, pluma, rollos, cigarros baratos, todo para sobrevivir a una larga caminata, lo más importante del viaje va colgando de su cuello. Sale calmadamente de su casa -donde sea que la lleve el tiempo- y comienza la travesía, se adueña de cada historia que pasa frente a sus ojos y sin permiso alguno, sin la consiga de propiedad privada lo encapsula para ella. En los portales una pareja, en el café políticos reunidos, en el campo vida, flores, sol, tiempo, paz…la vida es casi como una fotografía, ciertamente vemos lo que queremos ver y la jugamos con las reglas que nos plazca.
2.- En el cuarto de revelado cuelga la historia de un hombre cuyo rostro no es visible, pero que espera ser expuesto en un cuarto para que los que observan jueguen a descifrar los misterios de su vida vista desde la sombra que hace la noche, que solo pinta su silueta en el suelo y que probablemente los que lo observen dentro de un marco comenzaran a echar a volar la imaginación o la morbosidad sobre este hombre que cuelga de un lazo… como las demás historias que captura y deja guardadas un tiempo en tanto ella misma se descifra, se desnuda frente al descubrimiento que hace del mundo. 
3.- En su cuarto conviven un arsenal de culturas e ideologías, mujeres desnudas manifestando su insatisfacción -la paradoja más hermosa de aquella habitación- dos niños choles jugando con una mariposa, la espalda desnuda de un desconocido -y probablemente muchas más partes de su cuerpo- iglesias, edificios, cascadas, ciudades, pueblos, selvas; culturas mezcladas en una pared, el capitalismo y el socialismo en la misma esquina, colores fusionándose en una misma textura, bajo el mismo techo; el común denominador: La mujer de esta historia que para no quedarse ciega e inmutada frente a los pretextos de esta realidad captura el mundo con su lente y lo pone a debate.
4.- Hay quien dice que una imagen dice más que mil palabras; yo no creo esta hipótesis. Las palabras suponen un arsenal de visiones, adjetivos, comas, puntos… las imágenes lo dicen todo de tajo, cada una a su modo enuncia sus misterios bajo sus reglas e injusticias. La mujer de esta historia es para muchos una mujer mundana, una mujer que va por las calles gustosa con la consigna de que la realidad nunca termina. A sus 23 años ha pasado de todo: camas, carreteras, cielos, ciudades, hombres y tierras que captura con su cámara. No es una fotógrafa común y corriente; sabe de sobremanera que lo que uno vive tiene precio y que en esta vida se puede ser de todo, abogado, psicólogo, astronauta, pero uno tiene siempre el escape perfecto de la realidad; y ella escapa con su cámara cuando sube el precio de la tortilla, cuando nos privan a las mujeres de decidir por nuestro cuerpo, cuando nos despiden injustificadamente de nuestros trabajos, cuando nos abandonan las parejas con excusas de tiempo entre las manos y ella lo captura todo a fuerza de no querer olvidar. El lente con el que ve al mundo no tiene simulacros: tiene urgencia de contarlo todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario