domingo, 11 de marzo de 2012


ANESTESIA Emocional
Por el psicólogo Arturo Fregoso Flores
¡Acérquese! Aquí andamos otra vez en este espacio que es alimento para el ánimo del escritor.
Esta vez les traigo el tema "TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO DE LA PERSONALIDAD".
La característica esencial es una preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal. Este patrón empieza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos. Intentan mantener la sensación de control mediante una atención esmerada a las reglas, los detalles triviales, las listas, los horarios o las formalidades hasta el punto de perder de vista el objetivo principal de la actividad. Son excesivamente cuidadosos y propensos a las repeticiones, a prestar una atención extraordinaria a los detalles y a comprobar repetidamente los posibles errores. No son conscientes del hecho de que las demás personas acostumbran enfadarse por los retrasos y los inconvenientes que derivan de ese comportamiento. Por ejemplo: Cuando estos individuos pierden una lista de las cosas que hay que hacer, son capaces de invertir una gran cantidad de tiempo buscándola, en lugar de emplear unos minutos en volver a confeccionarla de memoria y ponerse a hacer las tareas de que se trate. El tiempo se distribuye mal y las tareas más importantes se dejan para el último momento. El perfeccionismo y los altos niveles de rendimiento que se autoimponen causan un malestar significativo, por ejemplo: Retrasar la finalización de un informe escrito debido al tiempo que se pierde en reescribirlo repetidas veces hasta que todo quede prácticamente "perfecto".
Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad muestran una dedicación excesiva al trabajo y a la productividad, con exclusión de las actividades de ocio y las amistades. Este comportamiento no está motivado por necesidades económicas. Piensan muy a menudo que no tienen tiempo para tomarse una tarde o un fin de semana para salir o simplemente relajarse. Van posponiendo una actividad placentera, como son unas vacaciones, de manera que nunca la llegan a realizar. Cuando dedican algún tiempo a las actividades de ocio o a las vacaciones, se sienten muy incómodos, a no ser que hayan llevado consigo algo de trabajo, de forma que no estén "perdiendo el tiempo". Si pasan un tiempo con amigos, es probable que sea en algún tipo de actividad organizada (por ejemplo: deportes). Se toman las aficiones o las actividades recreativas como tareas serias que exigen una cuidadosa organización y un duro esfuerzo para hacerlas bien, pueden ser demasiado tercos, escrupulosos e inflexibles en temas de moral, ética o valores. Pueden forzarse a sí mismos y a los demás a seguir unos principios morales rígidos y unas normas de comportamiento muy estrictas y son incapaces de tirar los objetos gastados o inútiles, incluso cuando no tienen un valor sentimental, "todo lo guardan". Piensan que el tirar cosas es un despilfarro, porque "uno nunca se sabe cuando va a necesitar uno alguna cosa" y les molesta mucho que alguien trate de desprenderse de algo que ellos han guardado. Sus esposas y compañeros de habitación pueden quejarse de la cantidad de espacio ocupado por ropa vieja, revistas, utensilios rotos y cosas parecidas. Son reacios a delegar tareas o trabajo en otros. Insisten obstinada e irrazonablemente en que todo se haga a su manera y en que la gente se adapte a su forma de hacer las cosas. Con frecuencia, dan instrucciones muy detalladas sobre cómo se tiene que hacer todo (por ejemplo: "hay una única forma de lavar los platos") y se sorprenden e irritan si los demás sugieren otras alternativas posibles. Los individuos con este trastorno pueden ser tacaños y avaros, y llevar un nivel de vida muy inferior al que pueden permitirse debido a su creencia de que los gastos tienen que controlarse mucho para prevenir catástrofes futuras. Los amigos y colegas acaban frustrados por esa continua rigidez. Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad se negarán a ello obstinadamente, argumentando que solo se guían "por principios".
SINTOMAS
Tienen tantas dificultades para decidir qué tareas son prioritarias o cuál es la mejor forma de hacer alguna cosa concreta, que puede ser que nunca empiecen a hacer nada. Tienen tendencia a trastornarse o enfadarse en las situaciones en las que no son capaces de mantener el control de su entorno físico o interpersonal, si bien es típico que la ira no se exprese de manera abierta. Por ejemplo: una persona puede enfadarse si el servicio de un restaurante es malo, pero, en lugar de quejarse a la dirección, meditará sobre cuánto va a dejar de propina. Los individuos con este trastorno suelen expresar afecto de forma muy controlada y se sienten muy incómodos en presencia de otras personas emocionalmente expresivas. Sus relaciones cotidianas son juiciosas y formales, y pueden estar serios en situaciones en que los demás ríen y están contentos. Pueden estar preocupados por lo lógico y lo intelectual y ser intolerantes con el comportamiento afectivo de los demás. Es frecuente que les cueste expresar sentimientos de ternura y es raro que hagan halagos. Esta enfermedad puede afectar tanto a hombres como a mujeres, pero se presenta con más frecuencia en los hombres.
TRATAMIENTO
Los medicamentos tales como los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (por ejemplo, Prozac) pueden ayudar a reducir algo de la ansiedad y depresión iniciada por este trastorno. Sin embargo, la terapia psicológica (psicoterapia) es el tratamiento más efectivo para esta afección. La psicoterapia ayuda a los pacientes a entender sus pensamientos, sentimientos y a reducir la ansiedad por el perfeccionismo.
"Si a alguien le queda el saco ¡por favor no se lo ponga!, busque ayuda profesional, respire; y dese cuenta que su libertad termina donde empieza la de otro.
Agradezco el favor de su atención y sigo recibiendo sus opiniones en mi correo electrónico omarturo_fregoso@hotmail.com. Recuerden algo… ¡Atrévanse a soñar!, confíen en ustedes y ¡hagan que las cosas sucedan!

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