sábado, 17 de octubre de 2015

      El rebozo, un símbolo nacional

                  Por Federico González Alfaro

Hablemos de una prenda de vestir muy extendida entre las mujeres mexicanas, el rebozo. Una prenda, ya poco usada pero muy valorada hasta nuestros días. Fue una prenda con un profundo significado religioso, una prenda de recato femenino, una prenda considerada un elemento característico de la indumentaria femenina mexicana. El rebozo es mestizo, como la mujer mexicana, tiene orígenes tanto prehispánicos como españoles, es una rica aportación cultural de la mujer mexicana al mundo. Es un hibrido entre la mantilla española y el mámatl prehispánico.
Por la naturaleza de sus fibras, no es una prenda de abrigo, es una prenda de recato, es una prenda vinculada a la tradición femenina profundamente religiosa, una prenda íntimamente vinculada a los valores femeninos: recato, discreción, elegancia, humildad, amor (cargar niños), trabajo (cargar objetos), etc.
     El rebozo, para saberlo valorar, primero se le tiene que conocer, en un solo artículo es imposible hacerlo, le dedicaremos su tiempo, que bien lo vale.
El rebozo de seda y/o algodón, es una obra de arte, en la Ciudad de México, en el Valle de Santiago Gto, en Querétaro,  en Zamora, en Tepejí del Rio Puebla, en Oaxaca, en Saltillo, en Guadalajara, en Tenencingo, en Temazcalcingo, en Texcoco y en Santa María del Río SLP en el siglo XIX se tejían rebozos  de calidad artística. Cronistas del siglo XVI, como Bernardino de Sahagún comentan que las indígenas de México, principalmente las de Sultepec y Mascaltepec, vestían unos rebozos de seda y algodón que excedían a todos los demás. Los mejores rebozos de seda eran  orgullosamente vestidos por "todas las mexicanas".
     En Sayula, de acuerdo al Archivo General de la Nación, sección civil, Volumen 43, Expediente 14, Foja 330r, existen registros de la fabricación de rebozos de calidad suprema en Sayula desde mediados del siglo XVII y todo el siglo XVIII. Sorprendidos, no , al contrario, siéntanse orgullosos de su pasado.
El nombre de Rebozo, proviene de dos vocablos castellanos antiguos: "re" de recato (cautela, reserva, humildad, modestia) y de "bozo" (es el bello fino y suave de las damas sobre su labio superior) con esta prenda se cubrían su boca. Vaya coquetas.  En México dio origen a una clasificación por tipos y calidades:
De seda, bolita o cien hilos (rebozos de hilo muy fino, tanto que rivalizan con los de seda), palomos, listados, granizos, masones, jamoncillos, coapaxtle, xoxopactle, garrapatos, calabrote, rosita, rosario, culebrilla, calado, bombilla, brinco, cordón, chilaquili, fraude, lluvia, pasamano, polco, tablero, veta ciega, coyotes y tornasoles.  También los podemos clasificar como hilados, tejidos y deshilados.
    En el siglo XVIII, concretamente en el año 1786, fue famoso un rebozo de nácar y oro de la condesa de Xala valuado en una fortuna para su época, 20 pesos de oro. Otro rebozo de fama es el de Santa María de SLP, como el usado por la reina Victoria Eugenia de España, hechos de seda y telar de cintura, los rebozos de bolita de Sultepec y Tenancingo Puebla, que se distinguen por la excelencia de su labor o tejido muy fino y la notable firmeza de sus tintas o colores.
   Los rebozos generalmente son de colores austeros, azul marino, café o negro jaspeados, los colores brillantes como el verde, el rojo y amarillo, solo se usan en los rebosos de lujo de seda o algodón.
    Con el Edicto de 1528, el rebozo fue prenda imprescindible  para entrar a la iglesia, dado que en el se obligaba a las mujeres a cubrirse la cabeza. A las católicas y cristianas conservadoras, se les recomiendan entrar con la cabeza cubierta al templo en la primera epístola de san Pablo a los Corintios (XI,2-26).   Las judías de acuerdo a la Torah en Bereshit ó Génesis y en Ruth lo recomiendan, estas se cubren la cabeza para entrar en su respectivo templo hasta nuestros días. Las musulmanas también deben cubrirse la cabeza para entrar en sus mezquitas (el Corán lo indica). Es un acto de profunda religiosidad y respeto. Los no religiosos, difícilmente lo comprenderán y menos aún lo respetarán. La risa es sinónimo de ignorancia en este caso.
    Las indígenas mexicanas, teñían sus hermosos rebozos con la técnica de reserva o ikat, técnica que se empleaba desde el Perú prehispánico.
Los rebozos de seda y algodón finos auténticos, siguen elaborándose de acuerdo a las ordenanzas reales de 1796, donde se detalla la técnica correcta para su tejido. El rebozo, es conocido en Yucatán como toca o chal de cabeza, son de color blanco como el mámatl huasteco también usado para cubrirse la cabeza.
Los flecos del rebozo, fueron aportación de los Mantones de Manila y de la mantilla española.   El presente y futuros artículos del rebozo son posibles al exquisito trabajo de la historiadora Ana Paula Gámez Martínez de la UNAM.
En Sayula, muchas mujeres poseen rebozos artísticos heredados por generaciones y otros aún hoy en día, son confeccionados artísticamente  por hábiles manos femeninas de nuestro municipio,  los rebozos de tachihual de Sayula, son reconocidos por se calidad y belleza. Manos expertas como las de la maestra Carmen Salazar hacen que la tradición rebocera en Sayula siga vigente. Si les parece, continuaremos con esta prenda histórica la próxima semana.

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