Indudablemente uno de los muchos problemas graves que desde hace mucho tiempo padecen nuestras comunidades es el alcoholismo, con todas las consecuencias que ello genera.
Las estadísticas de las diferentes instituciones gubernamentales y no gubernamentales, reflejan un crecimiento significativo que alarma y que desde luego debe ser tomado en cuenta.
Sin embargo, lo que más nos debe preocupar es que ahora no solo en jóvenes y adultos está haciendo estragos el alcoholismo, sino en niños.
En efecto, en México, el consumo de alcohol inicia a los 10 años o antes y por lo menos 6 millones de adolescentes en el país han probado el alcohol.
La prevalencia total de consumo de alcohol en estudiantes de primaria alcanza el 16.9 %, pero el 2.4% de los estudiantes de primaria ya presentan consumo excesivo de alcohol, mientras que más de la mitad de los estudiantes de secundaria y bachillerato (53.2%) consumen alcohol.
Es decir, mientras que en los adolescentes y jóvenes (secundaria y bachillerato) la ingesta de alcohol rebasa el 50%; resulta que en el caso de los niños (primaria) las cifras son del 16.9%, pero lo más grave es que el 2.4% pueden considerarse adictos al presentar un consumo excesivo.
Todo lo anterior se desprende de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes (Encode) 2014.
Queda claro que estamos hablando de niños, ya ni siquiera de adolescentes, sino de menores de 12 años y que por supuesto son más vulnerables a la adicción.
¿Qué más falta? ¿Hasta qué grado queremos llegar? ¿Qué nos falta para actuar?
Debemos ser claros, la responsabilidad si bien es de la autoridad en la regulación de la venta de bebidas alcohólicas, pero la principal y básica obligación es de nosotros como padres de familia porque los menores de edad son nuestra total responsabilidad, están bajo nuestra tutela, bajo nuestro cuidado, bajo nuestra conducción.
¿Qué nos pasa a nosotros como Padres o Madres de familia? ¿Por qué descuidamos a ese grado de irresponsabilidad a nuestros hijos? Porque es indudable que si a esa corta edad buscan refugiarse en las bebidas alcohólicas es porque algo anda mal en el seno familiar, es porque no hemos sido capaces de formarlos adecuadamente, es porque no les hemos inculcado los suficientes principios y valores para que sepan rechazar este tipo de bebidas.
Algo tenemos que hacer, pero de manera urgente, platiquemos con nuestros hijos, tratemos de conocerlos porque lamentablemente aunque vivamos en el mismo hogar, es común que quienes menos los conocemos somos los propios Padres o Madres, tratemos de ganarnos su confianza, que definitivamente no es nada fácil pero es necesario establecer mecanismos de comunicación que nos permitan comprenderlos y ayudarlos en la toma de decisiones. Ojala que reflexionemos como el caso lo amerite y pongamos manos a la obra con nuestros hijos. Es la única solución para revertir estas tendencias. No hay otra. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com
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