domingo, 10 de enero de 2016

No es lo mismo OBSEQUIAR que HUMILLAR

                     Por Federico González Alfaro

La diferencia entre obsequiar y humillar es tan inmensa, que no necesitamos libros para demostrar la desigualdad, la gran distancia que existe entre ambas.
Si quieres regalar algo de corazón, entregas el presente, por más sencillo que este sea en la mano de la otra persona. NUNCA  se arroja el presente a los pies, MENOS SI SON NIÑOS.
Ya mencione que la semana pasada, el grave error de adoptar iconos que no les pertenecen. Es, en el mejor de los casos, ignorancia, en el peor, humillación con alevosía.
A esas copias baratas de Santa Claus comerciales, de mal gusto, incultos, mal educados y nada "navideños", ¿Qué les parece si les arrojamos al pie el dinero que pagamos por sus "productos" rostizados o por cualquier otro artículo que trataron de promocionar por las calles de Sayula?  Ahhhh, verdad que duele, verdad que no les gustaría. Todo es cuestión de educación, de principios morales. Esta misma práctica la repiten en carnaval o cuanta festividad se los permitan.
En Sayula, está muy marcadas las características de los estratos culturales.
El tener tres pesos más o menos que el de enfrente, quizá tenía alguna ventaja o desventaja para marcar los estratos sociales en el Sayula del ayer y les "otorgaba" la libertad tratar de humillar a los que creían ver hacia abajo. Error, la cultura, la clase, marca la diferencia. Hoy y siempre.
La clase de un individuo, le viene de sus habilidades lingüísticas, del dominio de sus modales, de su cultura general.
En Sayula, cualquier joven puede aspirar a lo más alto, a tener clase, estudiando, preparándose, cultivándose.
Solo ellos le pueden poner puertas al cielo, llegaran tan lejos como se lo propongan. Un joven bien preparado, educado, culto, será apreciado y valorado en cualquier lugar del mundo. Un patán como ellos, será un patán, en Sayula o en cualquier confín del universo.
Un enfoque práctico para estudiar la clase y el nivel cultural de estos sayulones, paladines de la Navidad, "benefactores y hombres ilustres" del pueblo de es clasificarlos según su ámbito.
No porque hereden tres pesos, heredan la clase. Las nupcias, nunca les darán clase, cultura. Sus amigotes, que no es lo mismo que amistades, con su abundancia de palabras mal sonantes, incultas y procaces o sus días y noches de placer, alcohol y diversión tampoco les darán clase. El arrojar "presentes" a los pies del pueblo, para mostrar "gratitud" tampoco les da clase.
La clase se ve, se disfruta, no se compra, no se hereda, no se adquiere en matrimonio.
Si les vuelven a arrojar un presente, tengan la dignidad de permanecer de pie, nunca bajen la cabeza ante nadie. Menos ante patanes, incultos sin clase.

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