martes, 27 de noviembre de 2018

¿ESTAN VIGENTES AÚN LOS LOGROS DE LA REVOLUCION MEXICANA?

Por Arturo Fernàndez Ramìrez

De acuerdo a la historia oficial, los motivos principales que dieron origen a la Revolución Mexicana, fueron, principalmente, una dictadura que había generado una gran desigualdad social, el gran abuso que se cometía contra las clases sociales más marginadas, los nulos derechos que tenían los ciudadanos, el reparto inequitativo de la riqueza nacional, un sistema político podrido, intolerante, represivo, sin garantizar el ejercicio de un mínimo de libertades.
Y entre los principales logros de ese movimiento armado, destacan, desde luego, la caída del dictador Porfirio Díaz y el ascenso de Francisco I. Madero, así como la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Teóricamente, con la Constitución se logró un avance significativo en nuestras instituciones y en el reconocimiento de los derechos ahí plasmados, de los cuales 3 tuvieron una trascendencia de mayor alcance: los consagrados en los artículos 3, 27 y 123, relativos a la educación, a la repartición de las tierras y al trabajo.
Analizando esos logros principales de la Revolución Mexicana, sobre el sistema político, podemos decir que el hecho de que ahora sí se haya respetado la voluntad popular en el pasado proceso electoral reconociendo sin mayor problema el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, representa un gran avance.
Y es que, históricamente aparte de las elecciones de Francisco I. Madero, en la época post revolucionaria, las elecciones que se han considerado totalmente legítimas sin cuestionamiento alguno, han sido las de Lázaro Cárdenas, las de Vicente Fox y ahora las de López Obrador.
Sin dejar pasar que las elecciones más fraudulentas han sido las de 1988 y 2006 en donde no reconocieron los triunfos contundentes de Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, quien hasta su tercera postulación logró ser reconocido nacional e internacionalmente como Presidente de México.
Retomando los logros de la Revolución Mexicana, sobre los principales derechos plasmados en nuestra Carta Magna, de la educación podemos decir que falta mucho por hacer, ya que, para empezar, no es gratuita, en segundo lugar, sigue habiendo millones de analfabetas, millones que apenas sí pueden cursar la educación básica y más millones que no tiene oportunidad de estudiar una carrera profesional.
Y aunque las cifras oficiales puedan decir que el número de espacios para las Universidades ha crecido, la realidad es que esa matrícula es mayor, pero gracias a las escuelas privadas, lo que se traduce en la privatización de la educación, porque cada semestre son miles los que hacen trámite a una institución de educación superior, pero son rechazados y ante su deseo de superación, optan por las escuelas incorporadas.
Del artículo 27 tampoco se ha respetado el ideal de Emiliano Zapata pretendiendo que la tierra sea de quien la trabaja, favoreciendo a los campesinos. Hoy, como antes, las tierras se encuentran en poder de los grandes capitalistas que se llevan las mejores ganancias, mientras que la clase social baja se tiene que conformar con tan solo tener un trabajo que le dé para comer.
Y del numeral 123, definitivamente la llamada Reforma Laboral de Peña Nieto, también trajo como consecuencia la pérdida de muchas conquistas que se habían logrado a favor de los trabajadores, por lo que estamos muy lejos del espíritu revolucionario.
De hecho, en 1917 cuando se promulgó nuestra Constitución, fue un ejemplo a nivel internacional, se consideró un instrumento jurídico avanzado en el reconocimiento de los derechos sociales, pero ahora deja mucho que desear.
Finalmente, sobre la desigualdad social, el reparto inequitativo de la riqueza y la restricción a muchos derechos, creo que no ha cambiado mucho el panorama previo a la Revolución Mexicana, porque se dice que ahora son menos familias las que detentan la riqueza nacional en comparación con las pudientes de 1910, es decir, existe una mayor desigualdad social.
En conclusión, falta mucho para que los ideales de aquel movimiento armado puedan tener plena vigencia. Lo único que nos puede llenar de esperanza es la llegada de un gobierno legítimo como en su momento lo fue el de Francisco I. Madero, Lázaro Cárdenas y Vicente Fox. Los dos primeros cumplieron con la expectativa de los mexicanos, el tercero sabemos que fue un fracaso al haber sido un gobernante de derecha que solo favoreció a los grandes empresarios y a las cúpulas de poder. Esperemos que López Obrador no defraude a nadie y que, con el inicio de su gestión, México pueda recuperar los logros de la Revolución Mexicana y que, por primera vez en la historia, todo cambie para bien sin derramamiento de sangre ni pérdida de vidas humanas.
Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com o en  https://semanariohorizontes.com

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