sábado, 7 de noviembre de 2009


La Carreta y los Bueyes....

Por Rodrigo Sánchez Sosa

El Carretero...

Un saludo a todos los lectores de esta columna, en especial a aquellos con quienes hablé el fin de semana pasado: el profe Enrique, el profe Carlos y otro lector del que lamentablemente olvide el nombre, pero que es originario de Michoacán avecindado en Sayula desde hace años y de oficio, según me comentó, ladrillero. A ellos y a las demás personas que me han abordado en las calles del municipio, muchas gracias por sus comentarios y acertados señalamientos en los errores ortográficos y de sintaxis, en fin a la bola de erratas que este texto exhibe las más de las veces, por la prisa, el descuido, la falta de concentración y las limitantes de este servidor, que espero no se tomen a una falta de respeto para con el lector. En fin, va la nueva, anótele: antes que nada, ustedes disculparán que haya resucitado al Cardenal Posadas Ocampo, asesinado en el estacionamiento del aeropuerto de la ciudad de Guadalajara por sicarios del salinismo, "confundiéndolo" con el "Chapo Guzmán" allá por el 93. Ya ve que se parecían mucho. Lo que quise decir fue : Cardenal Sandoval. Actual prelado (¿así se dice?). Por otro lado, al referirme a la ley de ingresos de la federación, escribí, también en la pasada entrega: egresos. Ustedes disculpen la falta de concentración, es que aunque ustedes no me crean, algo me hace falta, y no es precisamente dinero, que no me sobra, pero que no lo es todo, o sea que ando en la pendeja pues (que raro), como dijo la canción: ¡pobre de mi!/ ay corazón/ ¡pobre de mi¡...pero dejemos las historias del charro negro para otra ocasión...
Rudos contra técnicos o el que avienta la piedra y esconde la mano...
Fíjese usted, que un señor colega, así me llamó en un medio local y como educado que soy correspondo, de apellido Isabeles, que acostumbra a firmar sus artículos de opinión con la dirección de su blogspot, en el semanario local Tzaulan. Me acusa apelando a la razón (¿?) de tirar la piedra y esconder la mano por miedo. Nada, que me atreví disentir con un articulo que apareció el 16 de octubre de 2009 en Tzaulan, de la autoría del colega Isabeles, titulado: "Decreto por el que se extingue Luz y Fuerza del Centro", mi postura al respecto se puede leer en la edición de Horizontes del pasado 23 de Octubre en este mismo espacio, donde cité al autor como anónimo. Otra cosa no pude hacer, el articulo, tengo la edición citada de Tzaulan en las manos, no está firmado, a menos que una dirección electrónica se pueda entender como una firma para el caso, porque tendría que haber escogido entre dos, una del gobierno federal y un blogspot, ¡que irónico¡ o acaso ¿ serán costumbres del ciberespacio que desconozco? "Aiga sido como aiga sido" (como dijo el chaparrito FCH, chaparro de mente y demente también), el colega Isabeles se incomodó. Aclaro, desconocía la autoría del citado articulo, por lo que nada de lo que le pudo haberle ofendido era personal. Hasta eso que habemos (quimo sabi) izquierdas respetuosas y educadas. En ningún momento escondí la mano, más bien la edición citada de Tzaulan escondió la autoría de su articulo del 16 de octubre pasado, supongo, por el mal entendido. Cosa rara en ese medio que nunca (bueno, a veces por error) publica escritos anónimos. Aclarado esto, y pa´ irnos conociendo, en una relectura de su articulo, colega Isabeles, ahora si con santo y seña como dios manda, encontré lo siguiente...
El Corporativismo político como política de estado....
Antes que nada, quiero dejar en claro que no me cansaré de tirar piedras, es un oficio que inauguró Sócrates allá por el año 500 antes de cristo, y del que soy fan. Pero no nada más a Tzaulan, a quién se ponga de modo le cuestionaré lo que haya que cuestionarle, pese a que yo solo sé que no sé nada (pero lo sé). Esto es un oficio público, el periodismo, y no veo la solemnidad para no cuestionar abiertamente al más viejo de los medios locales. Por otro lado, tengo muy buenos amigos que allí escriben, como Flavio Villalvazo, su hermano Oscar y Federico González Alfaro, la mayoría de los colaboradores son conocidos míos. Creo la mayoría entienden la dinámica de la vida pública en los medios, saben de mi formación ideológica y de mi postura que choca muchas veces con las manifestaciones conservadoras que no pocas veces allí se publican, como las de Adán Cueto A. y otros. Pero entienden, como usted, que en política un adversario no es nunca un enemigo, ya que de otra manera la política así entendida nos lleva a un autoritarismo y no al ideal contemporáneo de democracia. Por ejemplo, con Federico González, persona de derecha, existe una gran camaradería e incluso trabajamos juntos en una mesa de la región 06 de la gran alianza por Jalisco, saliendo ambos muy defraudados del gobierno de derecha que rige los destinos en el estado. Esto sólo para dejar en claro que las piedras no van a parar. Pues bien, en su articulo, colega Isabeles ( esto de colegas me gusta porque parte de una igualdad entre interlocutores, cosa con la que nuca estuvo de acuerdo Don Benjas, por ejemplo y que lamentablemente le resta mucho a la democracia que requiere imperativamente de la igualdad...), me parece que confunde la política de estado con la política corporativa o empresarial. Nos dice, palabras más palabras menos que, en el caso de LFC cuando un trabajador no se integra a los intereses de la empresa se le despide, "así no más", agrega tajante. Bueno, en la lógica de la empresa privada, esto tiene sentido, el trabajador no es más que un recurso prescindible de la producción de la misma, la finalidad de la empresa, del corporativismo, es la ganancia, los accionistas quieren su dinero, el producto de la inversión de su capital, lo cual implica calidad, excelencia, competitividad y todos los criterios empresariales; si no sirve a la calle, a la basura. Pero en una empresa pública ¿es lo mismo? Nos han estado engañando estos fundamentalistas del liberalismo de que así es. Se les olvida la finalidad de la empresa publica, del estado mismo: el bienestar de la comunidad. No la ganancia. Un país no es una empresa, dónde los accionistas son los grandes capitales y los ejecutivos la clase política, y todo el pueblo recursos de la corporación. De acuerdo a la constitución, los ciudadanos somos copropietarios de las empresas públicas, de los recursos de la nación. Los obreros de las empresas para estatales son copropietarios como ciudadanos de las mismas, no se les puede correr así no más, "les guste o no les guste". Esto tiene implicaciones políticas, sociales, económicas, culturales, ideológicas y legales para una nación, esto no es una empresa. Por ello tal decreto fue una soberana burrada del ejecutivo. Lo mismo que hace con el narco, en lugar de prevenir, de inhibir los niveles de financiamiento de los carteles, medida recomendada por la ONU, preguntémosle a Federico González Alfaro, se le enfrenta, con un gran costo para el país, violentamente, en una guerra. Sí, acepto toda la porquería que es la corrupción en los sindicatos del país, toda la corrupción en LFC, pero de que con criterios empresariales se maneje este país para resolver sus problemas, me parece una falta de capacidad critica aceptarlo, para alguien cuyo campo de estudio es la política. Todo esto conlleva una controversia constitucional por lo ya dicho, que seguramente con criterios tan tontos como estos se exorcizará finalmente. Pero ¿para quién se tratan de hacer eficientes las empresas públicas? ¿para el gran capital o para la nación? Porque estos de origen, son intereses contra puestos, por más que los fundamentalistas del neoliberalismo traten de negarlo, de hecho el confundirlos es el origen de la corrupción en el sector publico: la ganancia, el lucro como finalidad de las instituciones del estado, es corrupción. El fin del estado como ideal es el bien público; allí está el problema corporativo, porque la ganancia repartida equitativamente entre todos, no es ganancia para nadie...¿dónde están los motivos a respaldar, lo racional, lo legal y los beneficios a largo y corto plazo de la extinción de LFC? En el mimo tenor podríamos abolir el gobierno en su totalidad, eso sí, no sería legal, pero sería justo. Creo que a eso se llamaría estallido social, ¿no colega Isabeles?...ahí se ven pues...
 PD
La luna se bebe a sorbos, en pequeñas cucharadas, antes de dormir para curar el insomnio. Decía José Emilio Pacheco en un poema que leí. ¡Bendita luna! Entre más te veo más me obsesiona. Sigo sin dormir...

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