jueves, 24 de junio de 2010

Encuentros pasados

Angye Leyva Araujo

Digo que nuestro amor ha sido como un crucero de lujo

surcando acerados Atlánticos. Hemos recorrido sus cubiertas

Y visto desde allí puestas de sol inolvidables sobre bahías donde casas ocres y naranjas absorbían la luz como cajas encantadas.
Gioconda Belli

Hoy quiero escribir, no me queda claro si es del amor, o de la amistad, de los amigos o de los amores, de mí o de ti o simplemente de todos. En la vorágine en la que estamos inmersos, de luchas internas y externas, de luchas por que las cosas cambien, por un planeta mejor, por un gobierno mejor, por ser mejores personas cada día. Son tantas y tan variadas las cosas que ocupan nuestra mente y nuestro tiempo.
Últimamente he pensado en el pasado, mejor dicho en los caminantes que me he topado en mi andar, seres de luz y de sombras también, pero en esta ocasión solamente vinieron a mi mente los que me regalaron su luz para alumbrar mi camino, para no perderme, para amarrarme los huaraches a la tierra y seguir caminando firmemente.
Amigos, compañeras, camaradas, maestros, jefes, amantes, novios, conocidos, todos ellos alumbraron a este ser humano que soy, en ocasiones los extraño tanto, extraño esos episodios de la vida que compartimos, risas y llantos, consejos, enojos, borracheras, fiestas, exámenes, presentaciones, conciertos, comidas, cigarros, pasteles felices, congresos, playas, noches y sin fin de alegrías.
Quisiera con estas palabras revivir esos momentos que guardo en mi corazón y los paso como una película en mi mente, lejos estoy de todos ustedes físicamente, pero mis pensamientos van hasta las puertas de sus casas. No puedo olvidar esas primeras caguamas, nos escapamos de la FIL para ir a tomar unas nochebuenas al parque.
O las pláticas afuera de la puerta de tu casa, teniendo el kiosco de panorama principal, las películas en tu sala, las tortas vegetarianas de los sábados. La playa con cocos y zarandeados, mosquitos y bungalow perdidos.
Caminantes del desierto, sonrisas en atardeceres repletos de danzas y colores, de trenzas y sabores amargos con gajos de naranja, amigos de lunas interminables en las montañas de agua de Oaxaca. Cafecito medio malo en la cocinita, lugar donde nosotros éramos las más populares, persecución al Rojo por Lázaro Cárdenas, el amor en tiempos de pantalones de brinca charco, nuevas etapas, cambios, nuevos amores y colores. Comidas y buenas charlas con tu papá, pláticas en el W, amenizadas con un poco de humo de vez en cuando, de tu boca escuche por primera vez el nombre de este amor que me volvería loca. Madrugadas frías, calles inundadas y nosotras en la moto.
Son tantos y tantos los recuerdos que han quedado en mi, no puedo escribirlos todos aquí, pero se que todos los que han sido parte de mi andar me han dejado joyas preciosas en mis manos, son piezas clave de mi vida, en mi corazón van insertos como pequeños trocitos de cuarzo. 
Mis oraciones y cantos elevados hacia el gran creador de esta infinita y bella tierra, mi lucha diaria por un mundo mejor, mis abrazos que se quedan aquí junto a mí porque no los tengo cerquita para dárselos, todas estas buenas vibras y deseos se las mando esparcidas en polvo que lleva el aire hasta sus corazones, no me saquen de sus vidas porque comenzaría a marchitarme.

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