martes, 9 de julio de 2013

             Aquí Usmajac

Por Rodrigo Carrión Grajeda
Un último adiós a un amigo
La verdad que nadie sabemos a ciencia cierta lo que el destino nos aguarda a la vuelta de la esquina  cada día de nuestra frágil existencia que nuestro creador nos permite cuando despertamos cada mañana. Y es que, si en realidad supiéramos lo que nos va a pasar ese día, a lo mejor más pronto moriríamos de pura angustia de saber lo que nos depara nuestro destino que Dios padre nos señaló. Lo digo porque lo que paso aquí en Usmajac el pasado miércoles 26 de Junio donde mi estimado amigo y vecino José Solano comandante de la policía estatal nunca pensó que falleciera trágicamente a manos de criminales al servicio del hampa cuando transitaba tranquilamente por estas calles con destino al panteón a visitar a un familiar ya fallecido. Me imagino que ni tiempo le dieron de pensar lo que pretendían los malhechores ya que su muerte fu instantánea debido a la cantidad de proyectiles que lo impactaron en todo su cuerpo. De antemano se sabe que dentro de este tipo de trabajos siempre se corren riesgos como estos y más cuando se tiene cargo como José los tenía y había logrado gracias a su manera honesta de trabajar dentro de la corporación. Más de 27 años de servicio con la esperanza de lograr un retiro que ya tenía muy próximo por cierto y disfrutarlo tranquilamente en compañía de su familia una pensión por tantos años al servicio de Estado, quedando truncadas todas sus ilusiones con su repentina muerte dejando en la orfandad tres hijos y una esposa adolorida que jamás su mente podrá olvidad dicha tragedia en la que ella estuvo presente y de la que salió bien librada gracias a Dios pues al parecer no le tocaba. Más de 30 años fueron los que conocí a mi amigo Solano como todos aquí en Usmajac lo conocíamos y cerca de 20 años como vecinos y nunca tuvimos algún mal entendido por algo, al contrario, aun teniendo el cargo que ostentaba dentro del gobierno, jamás lo utilizo prepotentemente en contra de alguien o algo en este su pueblo natal. Siempre se le conoció tranquilo y amistoso con todos sus amigos. Allá por los años 80ta, José fue parte de una banda de música dirigida por don Miguel Gonzales, el "Borondon",llamada los "Chapulines" pues en su mayoría la conformaban puros chamaco menores de 15 años y al parecer si mas no recuerdo José tocaba el instrumento más pesado y ruidoso: la tambora. Muchas fueron las calamidades y carencia que Solano padeciera de chamaco pues fue huérfano desde muy niño, creándose al lado de su abuelita Natí a la que siempre reconoció como su mama. Vaya pues con esta remembranza un adiós de mi parte para me estimado amigo José Solano del cual siempre recordaré su mirada triste o algún saludo cada vez que le tocaba descanso y regresaba a su casa por dos o tres días siempre solo sin ningún temor de haber hecho mal las cosas, o con la cola entre las patas como vulgarmente se dice cuando andas mal con alguien. Que nuestro eterno padre lo bendiga con misericordia y lo juzgue con justicia divina a la que todo hijo de él tenemos derecho.

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