domingo, 1 de marzo de 2015

TEMAS DE INTERES
Por Arturo Fernàndez Ramìrez

LA ECONOMIA INFORMAL ES RESULTADO DEL DESEMPLEO
Es muy común que se critique al llamado comercio informal, al grado incluso de que las autoridades en sus diferentes niveles pretendan combatirlo, queriendo que todos ejerzan su actividad dentro de lo que llaman el comercio formal, es decir, que estén debidamente establecidos en un lugar fijo y que cuenten con todos los permisos y registros que las diversas leyes exigen.
De acuerdo a cifras oficiales, a nivel nacional son más los que se dedican al comercio informal que los que se dedican al formal.
Por ejemplo, el año pasado el Sistema de Administración Tributaria, SAT, reportó que de los 53 millones de personas de la Población Económicamente Activa (PEA), 29.6 millones se encuentran insertados en la economía informal. Y existen 4.7 millones de unidades económicas con un punto físico, tales como los locatarios de mercados, tlapalerías, ferreterías, talleres mecánicos, estéticas y los que tienen un punto de venta en la calle.
También reportó que del total de informales, seis millones desempeñan una actividad económica en el sector primario, como es agricultura, ganadería, pesca o forestal. Y para ellos hay un régimen que los exenta del pago del Impuesto Sobre la Renta para quienes ganan hasta 980 mil pesos al año.
Y para poder revertir esta situación, el gobierno federal pretende convencer a este sector informal, queriéndoles hacer ver que en la formalidad obtendrán mejores ventajas como el ser sujetos de crédito para financiamiento de vivienda, el contar con seguridad social, el tener derecho a una pensión, entre otros beneficios.
Sin embargo, como suele pasar, el gobierno solo ve los efectos de un problema soslayando sus causas, no se detiene a analizar qué es en realidad lo que provoca el comercio informal.
Y como hemos dicho, para combatir un problema de fondo, debemos atacar sus causas y no solo sus efectos.
Entonces, si queremos que nuestro comercio camine de la informalidad a la formalidad, debemos ver cuáles son las causas que lo originan.
Y nos vamos dar cuenta que una de las principales es precisamente el desempleo y el empleo mal remunerado.
En efecto, la falta de empleo o de un empleo bien pagado, orilla a muchos a tener que dedicarse de manera informal al comercio, ya que de alguna manera se tiene que sobrevivir.
Por otro lado, la formalidad si bien puede traer las ventajas que aduce el gobierno federal, también implica mayores gastos para los comerciantes porque los obliga a llevar una contabilidad, expedir comprobantes fiscales, pagar más impuestos, entre otros egresos que desde luego tienen que ser sufragados del mismo negocio.
    Y es así como los comerciantes al hacer sus cuentas, simplemente se ven obligados a continuar en la informalidad para al menos seguir sacando para comer.
   Dicho en otras palabras, creo que todos quisieran contar con financiamiento para una vivienda, tener seguridad social, aspirar a una pensión, entre otros beneficios que pondera el gobierno federal para revertir las cifras de la informalidad, pero el problema es que las condiciones de la informalidad es lo que les permite al menos obtener un ingreso para sobrevivir.
   Por eso, si en verdad el gobierno quiere abatir la informalidad y lograr que todos los mexicanos gocemos de los derechos universales de vivienda, seguridad social y previsión social, debe apostarle primero a generar fuentes de empleo pero bien remuneradas. Si lo  hiciera, millones que hoy viven de la informalidad, se emplearían para mejorar sus condiciones de vida.
 ¿O usted qué opina estimado lector? Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com

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