domingo, 22 de marzo de 2015


      TEMAS DE INTERES

Por Arturo Fernàndez Ramìrez
 JUAREZ, UN PRESIDENTE CON IDEOLOGÌA

Muy a propósito del ya próximo proceso electoral y sobre todo de la crisis de los partidos políticos y de nuestro sistema político en general por la falta precisamente de una definición ideológica en la mayoría de los actores políticos, bien valdría la pena recordar la época que le tocó vivir a Benito Juárez, quien sin lugar a dudas es uno de los mexicanos que con mayor vehemencia ha logrado trascender en la historia política de nuestro país.
A Juárez le tocó vivir una época de claras definiciones ideológicas que marcarían el rumbo de México y que dieron como resultado guerras internas entre los mexicanos, es decir, la pugna entre liberales y conservadores era el motivo esencial de los conflictos sociales que se suscitaban en nuestro país, por lo que dos proyectos de nación diametralmente opuestos en ideología se disputaban la dirección de nuestra sociedad.
La promulgación de la Constitución de 1857 sentó las bases de liberalismo, ya que entre otras cosas estableció el principio de la separación entre el Estado y la Iglesia. Y aunque en principio fue letra muerta dicha Constitución, posteriormente fue aplicándose en forma paulatina hasta llegar a la Constitución de 1917 que más que una nueva Carta Magna lo que pretendía ser era una reforma sustancial de la de 1857, de ahí la razón por la que muchos de sus artículos son de idéntica redacción que los de 1857.
Esa división ideológica dio como resultado que la imposición de un Imperio derivado de la intervención francesa, haya sido sostenida por los conservadores, pero los liberales no se dieron por vencidos hasta que por fin lograron el derrocamiento de ese Imperio, lo que a su vez permitió que Juárez pudiera retornar a México a continuar hasta su muerte su mandato al frente de la Presidencia de la República.
Y así podemos seguir recordando esos episodios históricos en los que Juárez tuvo una participación decisiva y nos daremos cuenta que, como ya lo habíamos expresado con antelación, el motivo de las luchas eran eminentemente ideológicas.
Es decir, era la parte ideológica lo que hacía a los actores políticos de aquella época decidirse a apoyar a los liberales o a los conservadores. Todo indica que la ideología era superior a cualquier interés personal para participar en los movimientos políticos y sociales en la época en que Juárez tuvo su vida activa en la política mexicana.
Por eso, como lo precisé al inicio de esta columna, el recordar que el 21 de marzo nació este célebre mexicano, debe hacerse muy a propósito del proceso electoral está en puerta, contrastando el actual sistema político carente de una lucha ideológica con la época de Juárez cuyo contenido ideológico era la parte medular de las diferencias.
La crisis de los partidos políticos y del sistema político en general se debe precisamente a la falta de una definición política en la mayoría de los actores políticos, quienes luchan por el poder pero no para imponer el rumbo en función de una ideología.
Por esa razón desde hace algunos años empezó a ser común entre los actores políticos el cambio de partido sin importar la ideología que uno y otro represente, ya que lo único importante es acceder al poder y aunque no en todos los casos para buscar el beneficio personal, pero sí para marcar un rumbo a criterio personal del gobernante en turno.
Atrás quedó la época de Juárez en la que, insisto, la participación política giraba en torno a una corriente de pensamiento y no estrictamente a un interés personal como lamentablemente sucede hoy en día. Atrás quedó el tiempo en que el rumbo de nuestro país se debatía en función de una doctrina.
Creo entonces que si pretendemos recordar a Juárez, sería bueno hacerlo luchando por lograr que la política se ejerza bajo principios ideológicos, que se debatan proyectos con contenido filosófico, porque no es posible que se continúe degradando la política como hasta ahora se ha venido haciendo. El hartazgo social proviene precisamente de esa degradación y puede generar mayores conflictos sociales de los que actualmente estamos padeciendo en México. Que la celebración del natalicio de Benito Juárez sirva para esos propósitos y no solo para una simulación política. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com

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