lunes, 8 de diciembre de 2014

Productores de Berries, sobreexplotan mantos acuíferos

**Violan leyes ambientales, del IMSS, de Aguas Nacionales y muchos de los abusos denunciados en 1998 siguen vigentes hoy en dìa
Por Federico Gonzàlez Alfaro
La economía de mercado dice que un mercado se rige en el equilibrio entre la oferta y la demanda, sin embargo, los términos de intercambio con los comercializadores de Berries no se cumple o se cumple de manera parcial, los mercados son manipulados. Compran, cuando les conviene, cuando las condiciones medioambientales en sus propias regiones de cultivo les son adversas, cuando le son favorables, ponen un sinfín de excusas y barreras que impiden la comercialización de los frutos. Los productores locales prefieren podar la planta y perder un ciclo de cosecha. De manera que la planta consume la cantidad de agua  necesaria para un ciclo vegetativo que no se aprovecha al 100%.
Los suelos con alto contenido de arcillas, como los de la cuenca de Sayula, presentan problemas de drenaje. Los berries son muy sensibles a un déficit de agua ya que afecta la producción y el crecimiento vegetativo. LA FRECUENCIA DE RIEGO PARA LOS BERRIES ES FIJA, CADA 1,2 ó 3 DIAS, DEPENDIENDO DEL SUELO. EN ARCILLAS LA FRECUENCIA DEBERÍA SER CADA 3 DIAS, CON LA FINALIDAD DE FACILITAR LA AIREACION DE LA ZONA DE RAICES. AL CONTRARIO, EN SUELOS ARENOSOS, POR SU BAJA CAPACIDAD DE RETENCION DE HUMEDAD ES NECESARIO REGAR DIARIAMENTE, INCLUSO DOS VECES POR DIA.
LOS DUEÑOS DE LOS TERRENOS, DESCONOCEN QUE LAS COMPAÑIAS PRODUCTORAS DE BERRIES VAN A SOBRE EXPLOTAR SU ACUIFERO, DESCONOCEN EL DAÑO AL SUELO QUE LE ESTAN OCACIONANDO. SON CULTIVOS NO PROPIOS O NATUTALMENTE VIABLES PARA EL ACUIFERO, ASI QUE PARA MANTENERLOS CON VIDA ARTIFICIAL, ES NECESARIO RECURRIR A SUSTANCIAS QUE MODIFIQUEN LAS CARACTERISTICAS PROPIAS TANTO DEL SUELO COMO DEL AGUA PARA EVITAR QUE LA PLANTA SE SEQUE.
La decisión de comprar por los comercializadores es calculada para "crear" la demanda respectiva, las estrategias tomadas por las grandes cadenas de comercialización estan diseñadas para favorecer siempre su posición. La dinámica es siempre la misma: Generar fuertes vínculos de dependencia del productor con el comercializador, desde deudas económicas hasta la comercialización del producto. Fuera de su cadena productiva, tienen que desplazar su producto al mercado interno, el cual, no ve como prioridad comprar frutillas exóticas para postres, prefieren comprar frijol, jitomate y el resto de productos básicos.
Las empresas de Berries les favorece esta dinámica. Prefieren que sean productores los que asuman la responsabilidad ante la Comisión Nacional del Agua sobre su derecho al agua. En el momento de las sanciones, ellos saldrán bien librados y las sanciones originadas por la sobre explotación del acuífero caerá directamente sobre el productor. La contaminación al suelo y subsuelo, los delitos medio ambientales, también son responsabilidad del productor. Los conflictos laborales, el "REPARTO DE UTILIDADES", las enfermedades laborales, pagos al Seguro Social y demás prestaciones sociales son también por cuenta del productor.
Los riesgos inherentes a la producción agrícola, como son plagas, enfermedades, desastres ambientales, sorpresa, también son riesgos del productor.
Las empresas distribuidoras, condicionan la comercialización a las exigencias y restricciones que ellos mismos diseñan para mantener altamente vulnerable al productor. Estas exigencias se basan en la obligación del productor de cumplir con estándares de calidad definidos por el comercializador.
Ante tal cantidad de exigencias, de obligaciones y restricciones, los productores tienden a infligir la Ley Federal del Trabajo, la Ley Nacional de Aguas, Las Leyes de Protección al Ambiente, el cumplimiento de sus obligaciones ante el SAT.
Como prueba de ello, basta que la Secretaria de Hacienda, la Secretaria del Trabajo, el IMSS, la Secretaria del Medio Ambiente, la Procuraduría Federal del Medio Ambiente, la Comisión Nacional del Agua, revise a cada uno de los productores de Berries en el Acuífero de Sayula para comprobar la veracidad de mis señalamientos.  Más de una desagradable sorpresa se van a encontrar.
La violación a los Derechos Humanos en Sayula por parte de las agroindustrias no es un caso nuevo, como referencia esta la recomendación 15/98 por parte de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ).
Muchos de los abusos que se cometieron en 1998, se siguen cometiendo aún en día. Existe una diferenciación sexual del trabajo como un mecanismo de discriminación. Se aprecia una importante participación de mano de obra femenina para las labores de cosecha, selección y empaque que los berries. Al ser frutillas muy delicadas, requieren ser tratadas con delicadeza, apropiándose las agroindustrias de esta plusvalía que les proporciona la mano de obra femenina.
Esta división laboral, no les representa al personal femenino mayores ingresos, sin embargo, de ellas depende la viabilidad de la cosecha, son ellas, las que en última instancia, definen la calidad de la fruta cosechada, son las que seleccionan los berries por su presentación, color, calidad, maduración, características muy importantes que definen si son aptas para ser exportadas o no.
El trabajo del personal femenino no es sencillo, trabajan por tareas como el personal masculino; en la práctica, reciben menos por una jornada laboral ya que sus condiciones físicas no les permiten seguir el ritmo laboral de su contraparte masculina, pero estos últimos, sirven para forzar a sus trabajadoras a rendir al límite de sus capacidades generando, con esta competencia laboral mayor competitividad a la empresa agrícola.
El sueldo que perciben estos jornaleros agrícolas, es muy inferior a sus contrapartes norteamericanas por el mismo trabajo realizado.

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