miércoles, 13 de enero de 2010


Y vuelve la burra al trigo

Por Rodrigo Carrión Grajeda

Una frase pintoresca que nos ha caracterizado por más de un siglo y todavía hasta el día de hoy identifica a nuestro municipio en otras latitudes es: “Hasta que llovió en Sayula”. Una frase que se acuñó a principios del siglo pasado tras ver pasar un larguísimo período de estiaje como nunca antes, que ante la primera lluvia que cayó, propios y extraños exclamaron al unísono : “Hasta que llovió en Sayula”. Lo cierto es que como dondequiera sucede, hace muchos años el temporal de lluvias resultaba tan estéril en nuestro municipio, tanto, que atrajo seriamente la atención de personajes como el presbítero, sabio y astrónomo Severo Díaz Galindo, científico reconocido mundialmente por cierto originario de este lugar. Llegando a la conclusión después de algunos estudios, que una de las principales causas, aparte de las naturales, de que la lluvia fuera tan escasa, es, que la playa seca que tenemos a un costado de la población por no contar con vegetación verde simplemente tierra salitrosa, influye como un inmenso comal de miles de hectáreas que con el calor que provoca evapora rápidamente las pocas nubes que nos llegan cargadas de agua en tiempos de lluvias. 

  El comentario de hoy sale a colación por la razón de que últimamente en nuestro municipio varias agroempresas han estado instalándose con el fin de producir alimentos frutos y hortalizas de una manera diferente a la tradicional, protegiéndolas de las inclemencias del tiempo y de las plagas. Por ello, sus propietarios instalan grandes cantidades de metros cuadrados de plástico blanco como techo y alrededor de los plantíos. En la actualidad son cientos de hectáreas las protegidas de esta manera. La pregunta es, si este tipo de plásticos instalados en cientos de hectáreas con el calor natural que producen estos al rayo del sol no afectaran también al igual que la playa seca que la lluvia sea mas escasa en nuestro municipio afectando a los productores que siembran de una manera tradicional esperanzados solamente en la lluvia, principalmente a los campesinos que no tienen sistemas de riego hidráulico. Y no nomás se afectaría a los productores que no cuentan con riego, nuestros mantos acuíferos a la larga tenderán a bajar considerablemente afectando también a quienes extraen el agua con motores, principalmente a toda la población de Sayula que consume fuertes cantidades de agua para el consumo humano.  
  Las autoridades municipales principales responsables de cuidar el bienestar de la población, y quienes dan los permisos respectivos para la instalación de estas nuevas empresas agrícolas, tienen que tomar cartas en el asunto antes de que otra cosa pase, investigando con profesionales en la materia hasta donde afecta o no este tipo de viveros hechos de plástico que repelen hacia la misma atmósfera los inclementes rayos del sol cada dia mas fuertes gracias a la inmensa contaminación que tenemos actualmente por diversas razones. De antemano sabemos que el municipio de Sayula y toda la región a la que pertenecemos ocupa el trabajo que estas nuevas empresas agrícolas le dan a los miles de trabajadores que actualmente tienen, mas sin embargo, no se puede permitir impunemente que por ayudar a unos, otros salgan afectados en sus intereses principalmente en el interés colectivo si algún dia no muy lejano por la escasez de lluvias como la que tuvimos este pasado temporal dejamos de tener la inmensa riqueza que la naturaleza nos dio como lo es el agua. Nunca esta de más juzgar antes de entrar en serios aprietos, pudiendo evitarlos a tiempo.  
   

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