jueves, 17 de septiembre de 2009

La verdad sobre los “Niños Héroes” de Chapultepec
Héroe Desconocido, al que la historia oficial le quitó lo que le dio a Juan Escutia.
La escena mítica del Castillo de Chapultepec el día 13 de Septiembre de 1847, Juan Escutia, cadete del Colegio militar y niño héroe “de veinte años de edad”, toma la enseña tricolor y se arroja al vacío desde lo alto del Castillo de Chapultepec antes que verla mancillada por el ejército invasor.
Es quizá la leyenda más romántica y más socorrida en nuestra educación en la escuela primaria.
  Empero, la verdadera hazaña heroica no sucedió el 13 de Septiembre en el castillo de Chapultepec, fue el 8 de septiembre de 1847 o sea 5 días antes, en la batalla sangrienta del Molino del Rey, y otros fueron los protagonistas, los miembros del batallón Mina, el capitán Margarito Zuazo fue de los últimos oficiales en sucumbir ante el furioso embate del ejército invasor. Su jefe el General Antonio de León y el Coronel Lucas Balderas habían caído luego de batirse como fieras. El Capitán Zuazo corría la misma suerte. 
  Guillermo prieto escribió de él “Era un macetón arrucado y listo; a la hora de los pujidos, él estaba en primera fila; él era muy hombre; le hirieron de muerte, y a chorros le corría la sangra. Viéndose perdido, coge la bandera del batallón Mina matando a los que se echaban sobre ella… la dobla y la acurruca en su seno”. 
  Con el pabellón en su poder, continúa luchando y tras sortear las balas de fusilería, la metralla de los cañones y las afiladas bayonetas, logró llegar, buscando al edificio principal del Molino del Rey. Allí se quito la chaqueta y la camisa – Continuó Prieto – y se enredó contra su cuerpo la bandera. La amenazante cercanía de los estadounidenses no le amedrentó; Cuando la batalla tocó la última llamada, cuando llegó ese momento en que el hombre se encuentra solo y pone sus últimas cartas sobre la mesa y en ellas está la carta que guardó toda una vida para jugarla en la última partida, ese en que la decisión a tomar separa el olvido de la Gloriar, el Capitán Zuazo Regresó al combate.
  Las bayonetas invasoras no tuvieron misericordia de su cuerpo, atravesado una y otra vez. Zuazo logró retirarse moribundo y murió con la bandera manchada de sangre y guerra envuelta a su cuerpo.
  Del héroe desconocido por la historia oficial, el castillo de Chapultepec guarda la preciada reliquia.
Los verdaderos héroes no se cuentan en la historia oficial.
Tomado de una investigación de Alejandro Rosas Robles. Catedrático de ciencias políticas y sociales de la UNAM. Y coordinador de investigación histórica en Editorial.

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